Comienzan a reconstruir las chabolas arrasadas en el nuevo incendio

Los afectados vuelven al asentamiento y se afanan en levantar las frágiles construcciones con madera, cañas, plásticos y cartones. Duermen en las infraviviendas que se salvaron de las llamas

Uno de los afectados trabaja para poner en pie una estructura de palets de madera. / Jordi Landero

14 de enero 2019 - 05:00

Algunos de los inmigrantes cuyas chabolas quedaron totalmente calcinadas por el incendio que durante la madrugada del pasado sábado arrasó unas 120 infraviviendas en el asentamiento ubicado junto al cementerio municipal de Lepe iniciaron ayer las labores de reconstrucción de las mismas, cuando apenas había pasado un día y medio desde el suceso.

Así lo puso comprobar sobre el terreno Huelva Información a mediodía de ayer, al constatar que los afectados por el incendio ya han regresado al asentamiento, donde algunos de ellos valiéndose de herramientas como martillos, serruchos y hachas, se afanaban en levantar de nuevo las frágiles construcciones con palets de madera, cañas, plásticos y cartones.

En la zona arrasada por las llamas aún podían verse bombonas reventadas, amasijos de hierros amontonados y hasta una furgoneta totalmente calcinada, así como algunos de los afectados rebuscando aún entre las cenizas algún objeto de valor que pudiese haberse salvado del fuego.

Algunos amontonaban hierros y piezas metálicas de la furgoneta quemada para venderlos como chatarra, mientras otros cargaban montones de madera carbonizada en carritos de la compra para usarla como combustible en las hogueras con las que se calientan durante las gélidas noches invernales de estos días.

Mientras levantan las chabolas, los afectados pasan estas primeras noches en las de aquellos cuyos chamizos se salvaron de las llamas. Así lo señaló a esta redacción M.H.G, un súbdito marroquí de Tetuán que prefiere mantener su identidad en el anonimato mientras martilleaba una puntilla tras otra intentando poner en pie una estructura de palets de madera.

Damnificados cargan madera carbonizada para usarla como combustible en la noche

M.H.G. trabaja a destajo junto con un compatriota también afectado por el fuego, mientras afirma que "no tenemos más remedio que ayudarnos unos a otros. Esto es muy duro. Él me ayuda a reconstruir mi casa, y después lo ayudo yo a él con la suya".

Por otra parte, asegura que la madrugada del sábado el susto fue "muy grande" cuando "todo comenzó a arder, de repente, mientras dormíamos". A diferencia de los datos que aportó el Ayuntamiento de Lepe durante la mañana del sábado, cuando afirmó que fueron entre 10 y 12 las personas que habían perdido las chabolas porque el resto estaban vacías, M.H.G. asegura que fueron entre 30 y 40, lo que pasa es que, según su testimonio, “"a mayoría, en vez de irse al polideportivo, optamos por refugiarnos en las de aquellos compañeros que no resultaron afectados".

M.H.G. señala, por otra parte, que tanto él, como su compañero tienen papeles y no los perdieron en el incendio, que trabajan actualmente recolectando naranjas, y que en los cuatro meses que llevan en Lepe no han podido encontrar una vivienda para alquilar ni en esta localidad, ni en Cartaya. "No hay viviendas, o no nos las quieren alquilar –prosigue– y hemos estado más de un mes buscando". Al final, concluye, "tenemos que vivir aquí si no queremos dormir en medio de la calle o el campo".

Por otra parte, la docena de afectados contabilizados oficialmente, los cuales fueron atendidos el sábado en un campo de fútbol de Lepe, fueron abandonando dicha instalación durante la jornada del mismo sábado, después de que Cruz Roja repartiese entre ellos sacos de dormir, ropa de abrigo y alimentos, y de que el Consistorio lepero les facilitase camas portátiles en las que dormir al menos la primera noche, y les dejase hacer uso de las duchas de la instalación deportiva.

Aseguran que el susto fue “muy grande” cuando “todo comenzó a arder mientras dormíamos”

De esta forma, fueron regresando al asentamiento, instalándose en algunas de las chabolas que siguen en pie, ya que se trata de un emplazamiento de grandes dimensiones, del que se han quemado dos hectáreas, lo que supone una quinta parte aproximadamente de su extensión total.

A la una de la madrugada del sábado, el teléfono 112 recibió la llamada de un particular que alertaba de un incendio en una zona de chabolas próxima a la avenida de Andalucía, cerca del cementerio y junto a una gasolinera y un parque comercial.

El Centro Coordinador activó a la Policía Local, a los Bomberos de la Diputación, a la Guardia Civil y a la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES) en caso de que fuera necesaria algún tipo de intervención.

El fuego quedó extinguido casi a las cinco de la madrugada, y durante la actuación fue desalojado un restaurante de comida rápida que se encontraba abierto a esa hora en el parque comercial situado frente al asentamiento, sobre todo en prevención por la intensa humareda que se produjo.

La delegada de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Lepe, Mariana Otero, calificó de "infierno" la situación vivida en el asentamiento, y dijo que ha sido clave que la campaña de la fresa no se haya iniciado para que no haya habido víctimas. Otero explicó finalmente que se activó "el dispositivo que tenemos en caso de emergencias como ésta de forma inmediata", añadiendo que, tras producirse el fuego, "en cuestión de treinta minutos esto era el infierno, era muy alarmante, sobre todo porque era de noche".

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