Las cooperativas buscan comprador para la leche de 30.000 cabras

Hoy concluye el acuerdo con la francesa Fromandal para garantizar la venta de 15 millones de litros de leche anuales ·Los ganaderos temen el colapso de gran parte de las 500 explotaciones de la provincia

Moisés Cuevas, ganadero de la localidad de Aroche en su explotación el pasado sábado.
Moisés Cuevas, ganadero de la localidad de Aroche en su explotación el pasado sábado.
Rafael Moreno/J. Moya / Huelva

01 de febrero 2010 - 01:00

Las 30.000 cabras de Huelva que producen unos 15 millones de litros anuales de leche se pueden quedar a partir de hoy en la estacada si no se renueva el acuerdo que los pequeños productores y las cooperativas tienen con la empresa francesa Fromandal para la recogida diaria de la leche. La situación es acuciante y en los últimos días los cooperativistas buscan a contrarreloj una alternativa fiable en Portugal para sustituir a la comercializadora láctea del país galo. No obstante, se ha establecido un período de transición de hasta dos meses si la situación sigue bloqueada. Otra cosa será el precio de venta. Hay inquietud, mucha inquietud.

Malos tiempos pues para una de las profesiones más antiguas que se recuerdan, la de cabrero, precisamente en el año que se homenajea al más ilustre de ellos que ha dado España: Miguel Hernández.

El sector en Huelva está en ascuas desde que la empresa francesa anunciara su decisión de finiquitar sus compromisos. Pero esta puntilla no es el único problema que soportan las aproximadamente 500 explotaciones caprinas que se reparten por la provincia de Huelva, centradas principalmente en el Andévalo, la Sierra y el Condado. La caída de los precios de la leche hasta un 15% en el último año (hasta los 0,45 euros/litro) y el incremento de costes del proceso de alimentación del ganado también ha acelerado el derrumbe de un sector que emplea a más de mil personas directas en la provincia y a las que se unen las empresas queseras situadas en Bonares, La Granada y Aracena.

Para colmo de males, el Gobierno ha dejado fuera al sector caprino del Plan Nacional de Vulnerabilidad aprobado recientemente.

La Federación de Cooperativas había pedido encarecidamente al Ministerio de Medio Ambiente Rural y Marino (MARM) incluir al sector ovino-caprino de leche en las ayudas de vulnerabilidad económica pero finalmente no ha sido tenida en cuenta. Este cúmulo de problemas está llevando a la extinción al sector caprino andaluz, la primera región productora nacional. De momento, en Huelva, las cooperativas aseguran que han desaparecido hasta hoy el 20% de las granjas caprinas.

La reducción de 24 millones de litros a los 10 previstos golpea sin duda la línea de flotación de unos ganaderos que ya no pueden más y que además deben soportar el llamado 'desacople' de la Política Agraria Común (PAC), que no es otra cosa que la pérdida de ayudas a partir de 2013. Todavía se ven cabras en el campo pero ese paisaje puede pasar al recuerdo cuando los ganaderos terminen de cobrar las ayudas por cabeza y decidan desmantelar sus explotaciones.

Basta dar una vuelta por la provincia para captar el pálpito de los ganaderos. Sirvan de muestra algunos datos que maneja la cooperativa Ovipor y que se refieren a tres comarcas agrarias de las seis existentes. En sólo dos años la cabaña ovina ha bajado de las 132.000 cabezas de 2007 a las 112.471 actuales. Y en caprino se ha pasado de 16.166 ejemplares a los 12.622 actuales. Curiosamente esta especie de extinción ovina y caprina va en paralelo con la pérdida de población en las zonas productoras del Andévalo, la Sierra y algunos pueblos de la Cuenca Minera.

La otra cara de la situación son las queserías. Fabrican un producto muy cotizado, de excelente calidad y apreciado hasta en la alta cocina. Pero le faltan buenos canales de comercialización. En la Sierra, las empresas queseras suelen comprar la leche a los ganaderos locales. Sólo algunas excepciones como Monte Robledo, que cuenta con explotación propia caprina para la leche que necesitan.

La tenencia de ganado obliga a realizar un seguimiento exhaustivo por parte de la administración en cuanto a vacunación, prevención de enfermedades y registro legal.

La competencia desleal también ha sido detectada: explotaciones sin licencia que venden el producto a muy bajo precio. Esa suerte de economía sumergida es letal.

Otro de los problemas que ha soportado el sector ha sido la práctica de la llamada vacunación preventiva después de que en el 2008 se detectaran riesgos en las cabezas censadas. Ese mismo año se decidió vacunar a los animales para prevenir brotes de tuberculosis. La debilidad de las cabezas provocó una reacción negativa en la ganadería que se llevó por delante varios miles de animales.

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