Galaroza rinde homenaje al agua en la fiesta de 'Los Jarritos'

Galaroza/Galaroza, un pequeño pueblo de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche, y sus vecinos, los cachoneros, han vuelto a cumplir este viernes con una tradición centenaria en la que cada 6 de septiembre rinden tributo al agua y la perpetúan como fuente de diversión, empapando a todo el que pase por sus calles.

Se trata de la fiesta de Los Jarritos en la que, desde las 9:00, participan vecinos y foráneos que se han echado a la calle para celebrar está una gran mojada colectiva que la manifestación acuática más cultural de cuantas se desarrollan en España.

Después de dos años con restricciones debido a la escasez de agua que sufrieron los pueblos serranos, este año se celebra con normalidad y con el objetivo de evitar molestias para el disfrute de los participantes y prevenir accidentes, el Ayuntamiento ha prohibido el acceso y uso de vehículos dentro del recinto acotado en la plaza de Los Álamos, según se recoge en el bando municipal dictado para la fiesta.

Conscientes de que son depositarios de una las fiestas más singulares y entrañables de Andalucía, los cachoneros han sabido mantenerla de generación en generación desde que surgiera en el siglo XIX, cuando los alfareros extremeños de la vecina comarca de Barros paraban en Galaroza camino de la romería de la Reina de los Ángeles en la Peña de Arias Montano, en Alájar.

Los vecinos compraban piezas de barro que probaban en la fuente y se cree que el gesto de algún vecino que mojó a otro para hacerle una broma dio pie al inicio de la fiesta.

El entorno de esta fiesta es la Fuente de los Doce Caños, una de las más hermosas de la comarca de la sierra de Huelva y, sin duda, la que identifica mejor al pueblo que la acoge y para su participación en ella se aconseja a todo el que visite Galaroza no olvidar en su maleta un impermeable si no quiere salir empapado o, hacerse con un piporro o un cubo, y participar con los cachoneros en la mojada.

La mojada, durante la que suena de manera insistente el grito de "¡¡¡Aguaahí!!!" se acompaña de guisos y productos gastronómicos en los bares y barras que instalan las hermandades.

Junto a su aspecto lúdico y festivo, el acontecimiento mantiene elementos culturales y etnológicos muy acentuados, además de encerrar un arraigado sentimiento de todo el pueblo hacia el agua que adquiere en él un carácter imprescindible.