Más de 170 inmigrantes malviven en asentamientos en Mazagón y Lepe

Frente a lo ocurrido otros años, este verano permanecen más personas en las chabolas · Según las organizaciones humanitarias, el motivo es la falta de perspectivas laborales en otros puntos del país

Los asentamientos de inmigrantes que había en Lepe al final de la pasada campaña agrícola han permanecido durante el verano.
Los asentamientos de inmigrantes que había en Lepe al final de la pasada campaña agrícola han permanecido durante el verano.
Y. Sánchez / Huelva

14 de septiembre 2009 - 05:01

Las organizaciones humanitarias de Huelva estiman que en los asentamientos de inmigrantes de la provincia viven en la actualidad alrededor de 170 personas. Un centenar se encuentra diseminado por diversos puntos del término municipal de Lepe, mientras que el resto está junto a la finca de Las Madres de Mazagón.

En contra de lo que venía sucediendo en los últimos años, cuando apenas si permanecían inmigrantes durante el verano en Huelva, este año por falta de trabajo en otros puntos del país los extranjeros han optado por quedarse en la provincia. Según fuentes de Cáritas, los dos últimos veranos prácticamente desaparecían los asentamientos de Mazagón, mientras que en Lepe tan sólo quedaban algunos grupos muy reducidos, aunque en este municipio las chabolas han permanecido levantadas los tres últimos veranos.

En el caso de Mazagón, los inmigrantes se encuentran, más o menos agrupados, en un zona amplia en colectivos de entre cinco y diez personas. En Lepe han logrado encontrar refugio en construcciones agrícolas abandonadas y dispersas por los campos de cultivo. "Aquí tratan de no acumular basuras para pasar desapercibidos", señalaron las mismas fuentes.

Cáritas y Cruz Roja coinciden en que se trata de personas que en su mayoría carecen de papeles. Y recuerdan que la crisis económica está haciendo más difícil encontrar trabajo aquí o en cualquier otra parte. A esto se suma el hecho de que muchos carecen de dinero para viajar o tienen tan poco que, probablemente, "no les ha merecido la pena arriesgarse a moverse por las pocas esperanzas que tenían de poder ganar algún jornal esporádico en otros lugares como Cataluña o el Levante".

Lo que no ha cambiado es el perfil de las personas que viven en los campamentos; varones de origen africano, sobre todo de Malí y Senegal, aunque también hay personas de otros países subsaharianos. Las difíciles condiciones de vida en los asentamientos han hecho que ambas organizaciones humanitarias hayan mantenido activada la ayuda básica con repartos puntuales, bien en sus sedes locales o a través del reparto directo en las zonas en las que viven los extranjeros.

Ahora, cuando la campaña agrícola onubense se pone en marcha, tendrán alguna esperanza de acceder a algún trabajo. Por eso, las organizaciones humanitarias insisten entre los inmigrantes con papeles para que acudan a los organismos públicos a inscribirse como candidatos. Fuentes de Cáritas aseguran que muchos de ellos ya lo han hecho a través de los sindicatos o bien acudiendo directamente a las oficinas municipales de Empleo para incorporarse al sistema de Gestión de Empleo Agrícola (GEA).

Sobre esta cuestión, el responsable del Sindicato Agroalimentario de CCOO, Santiago Lepe, duda de que durante esta campaña agrícola pueda trabajar algún inmigrante sin papeles, pues los empresarios cada vez están más concienciados de respetar el procedimiento legal establecido. Por eso, hace un llamamiento a los temporeros para que "no se molesten en venir hasta Huelva si no tienen garantizado un contrato laboral, pues es casi seguro que no podrán trabajar".

El número de inmigrantes en asentamientos en la provincia de Huelva ya se disparó al final de la pasada campaña agrícola (mayo-junio), cuando el SOC afirmó que entre 2.000 y 3.000 personas vivían en condiciones infrahumanas en chabolas.

stats