Joaquín Barba Quintero: Notable ingeniero de caminos puntaumbrieño

Gente de aquí y allá

De todas las obras en las que ha participado, todas importantes, él se siente muy orgulloso y contento de las que realizó en Punta Umbría

José Luis Barragán Baquero: El comienzo de la “movida” onubense

Joaquín Barba.
Joaquín Barba. / M.G.

Huelva/Mi afición por los planos y los mapas me llevó un día a las oficinas del Puerto Autónomo de Huelva para saludar al ingeniero de caminos don Joaquín Barba y para conocer algo más de los planos de don Francisco Montenegro Pinzón. A Joaquín solo lo conocía de oídas, porque yo era amigo, desde la época del Colegio Francés, de su hermano Juan Francisco Barba, más conocido por “Chacho”, buen amigo y buen arquitecto. Joaquín también estaba en el mismo colegio, pero unos cursos más avanzados, pues era mayor que nosotros.

Ellos eran hijos del notable médico don Joaquín Barba, que era buen amigo de mi padre y que, además, admiraba mucho.

El día que llegué a las oficinas del puerto y pregunté al ordenanza que estaba en la entrada por don Joaquín y dije quién era yo, se oyó una voz desde el interior que preguntaba quién se llama Fernando Barranco y salió a saludarme diciendo que pensaba que era su amigo, es decir, mi padre. Y es que se trataba de don Manuel Silván, que ya me contó que conocía a mi abuelo Sixto y a toda mi familia. A partir de ese día nos hicimos grandes amigos Manolo Silván, Joaquín Barba y yo. Al gran onubense que fue Manolo ya le dediqué un artículo y ahora se lo dedico a Joaquín que, aunque al principio se mostró evasivo, más tarde me dijo que sí, gracias al afecto que me tiene y que es mutuo.

Joaquín nació en Huelva, hijo, como digo, de un reconocido médico y de una farmacéutica, aunque no ejerció. Después de estudiar el bachiller en la Escuela Francesa pasó a hacer el preuniversitario en el Colegio Arana de Madrid, antes de matricularse en la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos de la Universidad Politécnica de Madrid.

Una vez titulado, en el año 1972, empezó a ejercer su profesión en Ibiza como ingeniero director de las obras de construcción del puerto deportivo. Luego pasó a ser el responsable de Proyectos y Obras de la Autoridad Portuaria de Huelva durante 20 años; y luego otros 20 años en Aguas de Huelva.

Tanto en el puerto como como en Aguas de Huelva confeccionó muchos proyectos y ejecutó muchas obras en beneficio de nuestra ciudad. Él me dice que nada de lo que ha hecho en su vida profesional le puede interesar a la gente, cosa que yo le discuto, porque las obras en las que participó han sido de mucho interés para nuestra ciudad. Por ejemplo, voy a citar algunas que ustedes, queridos lectores, ya me dirán si han sido importantes. Huelva se inundaba cada vez que llovía, las obras de saneamiento eran muy escasas y las tuberías de recogida de aguas pluviales prácticamente no existían. Recuerden el cruce de la avenida de las Fuerzas Armadas con la carretera de circunvalación, que incluso arrastraba vehículos; la zona de pescadería; la calles Palos de la Frontera, que era un río lleno de barro; la calle Cala; el barrio del Molino de la Vega y tantas otras. Pues en todas estas obras de infraestructura participó mi amigo Joaquín para que Huelva ya no se inundara, o al menos no tanto. Otra obra importantísima fue la construcción del famoso dique Juan Carlos I, más conocido como el espigón de contención de arenas, gracias a lo cual y, de rebote, Huelva tiene una espléndida playa.

Pero él se siente especialmente orgulloso de haber sido el ingeniero que restauró el muelle inglés de la Compañía de Riotinto, obra en la que yo tuve la suerte de trabajar con él haciendo la topografía. Debo reconocer que he colaborado con él en muchos proyectos haciendo los levantamientos topográficos donde posteriormente se iban a hacer proyectos de urbanización, tanto en el Polígono Nuevo Puerto, como en la depuradora de aguas residuales de Huelva, en las marismas.

Además de estos proyectos de organismos oficiales, también realizó otros muchos ejerciendo la profesión libre, siendo merecedor de obtener la medalla al Mérito Profesional del Colegio Nacional de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos.

Joaquín se casó con una extraordinaria mujer, Itziar Zalvide, con la que tengo una buena amistad desde siempre por haber trabajado en los Servicios Técnicos Municipales del Ayuntamiento de Huelva, en su condición de arquitecto técnico. Tuvieron tres hijos, una hija farmacéutica, igual que su abuela; un hijo, también ingeniero de caminos, canales y puertos, como su padre; y la otra hija, que no repitió la profesión de sus progenitores y es odontóloga.

De todas las obras en las que ha participado, todas importantes, él se siente muy orgulloso y contento de las que realizó en Punta Umbría, porque este pueblo, que también es el mío, es, como dice él, su segunda ciudad, porque desde que nació sus padres lo trajeron aquí y en estas arenas finas y doradas aprendió a andar y nunca ha fallado viniendo todos los veranos. Solo recordar algunas, como el espigón de Punta Umbría, que acabó con el peligro de caerse las casas de la primera línea de playa de la Punta de la Canaleta y que se las llevase el mar y, por supuesto, que no se cegara la entrada de la ría de Punta Umbría. También hizo el muelle pesquero, donde diariamente llegan los marineros con sus barcos cargados de pescados y mariscos.

Querido amigo Joaquín, siéntete orgulloso y feliz de haber hecho tanto por Huelva y por su provincia, igual que yo también lo estoy de tenerte como amigo, como gran amigo. Recibe un abrazo fortísimo.

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