Las lluvias otoñales preparan la época dorada de La Sierra
Tradiciones
El ambiente serrano ya adivina la cosecha del castañar, el turismo rural y la búsqueda de setas
La fotografía de ‘La Niña del Piporro’ en la Galaroza de 1932
Galaroza/Las lluvias caídas en la comarca serrana auguran el esplendor del otoño, época auténticamente dorada en la zona en muchos apartados. Las precipitaciones se han extendido prácticamente a todo el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche, en mayor o menor medida, y constituyen un principio para el engrandecimiento de la Sierra durante las próximas semanas.
En estos días se ha podido disfrutar de una sensación que en los pueblos serranos se percibe de otra forma. El aroma a tierra mojada inspira de muy diversas maneras y predispone para la tarea diaria de una forma especial. El nombre técnico de este fenómeno es un tanto desconocido, ya que se denomina petricor, un olor que no ha podido ser sintetizado por su compleja composición.
Según las mediciones realizadas por Eloy García Peña en la pedanía de Las Chinas, que comparten La Nava y Galaroza, los registros son muy esperanzadores. El inicio del año agrícola, en septiembre, dejó un exiguo balance, con tan solo tres días de precipitación, pero ya octubre ha sido un mes excepcional. Hasta el día 29 se habían recogido 252,5 litros por metro cuadrado, con un día 15 que registró 72,2. Estas cifras lo configuran como uno de los octubres más lluviosos de los últimos años, aunque no llegará al de 2006, cuando se midieron 374,1.
El registro supera ya el del año pasado, en que octubre fue el segundo mes más lluvioso del año, con 226,9 litros caídos. El 2023-2024 volvió a traer a La Sierra las cifras de antaño, alcanzando un total de 1.197,5 litros, recuperando la media pluviométrica de los 1.000-1.100 litros que habitualmente se daban al menos en la zona central serrana.
La magnitud no venía dándose desde hacía años, recortando la lluvia caída de forma permanente desde 2012-2013, cuando, con 1.148,8, se alcanzaban los límites tradicionales. En realidad, las últimas décadas han sido de altibajos, alternando cifras razonables con grandes caídas en las precipitaciones. De hecho, en las tres décadas estudiadas, desde 1995-1996, tan sólo en once ocasiones se han superado los 1.000 litros por metro cuadrado.
Los años malos se han notado en la comarca, con períodos de sequía y problemas de abastecimiento incluso en diversos municipios. Los pantanos y acuíferos llegaron a estar vacíos y agotados, provocando daños en cultivos, infraestructuras y sistemas de abastecimiento y de regadío.
También han sido años de angustia para ecosistemas como el castañar, al que la falta de lluvias ha producido una caída significativa de kilos recolectados en numerosas campañas. A esta falta de precipitaciones, se unieron las altas temperaturas, funestas para el fruto y su calidad, lo cual ha conllevado el abandono de algunas explotaciones por falta de rentabilidad, según la Plataforma Onubense de Defensa del Castañar. Las lluvias de octubre y las caídas la pasada primavera auguran, este año sí, una buena cosecha final para los castañicultores, que esperan ver recompensados sus esfuerzos por mantener el cultivo.
García lleva ahora 25 años midiendo las precipitaciones desde su observatorio de Las Chinas, y se ha convertido en un referente en la provincia de Huelva en estos menesteres, que realiza de forma totalmente altruista.
Gracias a su labor y a su experiencia, conocemos que para la arboleda en general, estas primeras aguas son beneficiosas porque limpian el polvo depositado en las hojas y favorece la fotosíntesis. No es tan útil para la hortaliza tardía, pero en general ya se han recolectado la mayor parte de pepinos, calabacines o tomates, habiéndose producido ya incluso el embotellado de éstos últimos de cara a su uso durante los próximos meses.
En el apartado agrícola, las lluvias han beneficiado al castañar, cuya campaña se ha iniciado ya. Se ha terminado ya el ‘apaño’ de la castaña temprana, que no constituye el grueso de la producción serrana, y se está en plena recolección de la tardía, que pone en marcha a docenas de cuadrillas que surcan los campos para recoger un fruto que constituye un pilar económico y cultural para la zona.
Esta agua ha engordado a los erizos en los árboles y contribuirá a mejorar la cosecha. La lluvia es crucial para la mejora de la calidad del fruto, siempre que no venga acompañada de altas temperaturas, ya que el calor crea una humedad que aprovechan los hongos para hacer mucho daño a la cosecha y a otros frutos de otoño, como se comprobaba en los meses de septiembre en los últimos años, un mes fundamental para el buen destino de la campaña.
También el turismo rural se verá favorecido por el clima imperante en estos momentos. El senderista y el visitante están ávidos por disfrutar de la humedad, el frescor y los cielos serranos tras estas lluvias, y son ya muchos los turistas que se acercan a la comarca para transitar sus senderos.
De hecho, el mes de octubre ha sido intenso en la llegada de autobuses y viajeros, debido a acontecimientos como la Feria de la Miel en Valdelarco, las Jornadas de Cultura Islámica en Almonaster la Real o, especialmente, la Feria del Jamón en Aracena.
La gastronomía otoñal empieza a ser protagonista de las mesas en hoteles, restaurantes, bares y casas serranas, con aliños de invierno a base de tomate embotellado, setas, migas, delicias del cerdo como la oreja en salsa o el siempre presente ‘distraído’.
Finalmente, las lluvias caídas en el último mes serán muy útiles para el universo de la micología, ya que en unos 21 días, aproximadamente, empezarán a brotar setas, sobre todo tanas y boletus, que volverán a protagonizar el esperado juego de la búsqueda y la recolección. Hasta ahora las salidas al campo no ha producido muy buenos resultados en zonas como Galaroza o Fuenteheridos, debido a las diferencias de temperaturas entre las diferentes zonas horarias del día, encontrándose, sobre todo, la variedad del gallipierno. En otros lugares, como Cortegana o Castaño del Robledo, sí se está dando más suerte, con la aparición de ‘tanas’ o Amanita Cesarea, la reina de los campos serranos en esta época del año.
En este universo del Cuarto Reino micológico, se están apreciando los efectos del cambio climático de una forma severa, según afirman vecinos como Domingo Muñiz, quien lleva casi 15 años recorriendo los mismos lugares, especialmente en el término municipal cachonero, en busca de los ‘matos’ o zonas habituales de recolección. En su opinión, “estos dos años han sido muy malos, por las temperaturas, sobre todo, y por el cambio climático que está afectando a las setas”. Unas afirmaciones que coinciden con las del experto Tomás Hermoso, quien ya advirtió el año pasado de las altas temperaturas en febrero que provocaron el adelanto de la aparición de los gurumelos.
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