La lucha contra la Huelva vaciada
El 20% de los pueblos onubenses están riesgo de despoblación y el 35% lo están en riesgo severo
La Sierra, el Andévalo, y la Cuenca Minera pierden habitantes mientras la provincia aumenta sus habitantes en el presente siglo
El interior de la provincia de Huelva se vacía lentamente. La despoblación del Andévalo, la Cuenca Minera o la Sierra es uno de los principales problemas de futuro a los que se enfrenta el territorio onubense. Envejecimiento, baja natalidad, falta de oportunidades de futuro o una carencia histórica de infraestructuras forman entre otros elementos un cóctel letal ante el que urge dar respuestas. Huelva, con sus 80 municipios, es la provincia menos poblada de Andalucía y la segunda que presenta un mayor riesgo de despoblación detrás de Almería. Más de la mitad de las localidades onubenses ha perdido población en los últimos 20 años pese a que en términos globales ha subido.
Mientras las zonas costeras o con un desarrollo económico mayor la situación es de bonanza demográfica, en comarcas como la Cuenca Minera la despoblación roza el 18%. En el Andévalo por ejemplo el crecimiento vegetativo (nacidos frente a fallecidos) ofrece un saldo negativo de 156 personas.
La batalla demográfica no puede esperar. Para ello, la Diputación de Huelva ha puesto en marcha el primer ‘Plan de Acción para el Reto Demográfico. Contra la despoblación en la provincia de Huelva 2021’ a través de un comisionado específico. Cuenta con una partida inicial de 60 millones de euros de presupuesto con el objetivo de buscar soluciones a un problema complejo que amenaza el futuro del corazón de la provincia. El plan queda estructurado en tres oficinas comarcales que atenderán de forma directa a las tres zonas afectadas.
La presidenta de la Diputación, María Eugenia Limón, destacó en la presentación de la oficina de lucha contra la despoblación del Andévalo que “si un municipio no tiene, por ejemplo, servicios públicos esenciales y eficaces, si hay pueblos a los que no llega internet o lo hace con dificultades, si las infraestructuras, las carreteras o la movilidad presentan deficiencias o son directamente inaccesibles… Si ocurren estas cosas y no ponemos solución, será difícil no solo que nuestros municipios sean un destino atractivo para los visitantes, también será difícil conseguir el arraigo y retener el talento: que los jóvenes, con futuro, vean su tierra como un lugar de oportunidades en el que quedarse y desarrollar su vida”.
Se considera en riesgo de despoblación a aquellos municipios que acumulen pérdida de población en el siglo XXI, una densidad inferior a los 12,5 habitantes por kilómetro cuadrado y con variaciones residenciales o saldo vegetativo negativo desde 2011. 44 de las 80 localidades de Huelva perdió población desde el año 2.000. Todos los casos corresponden a pueblos con menos de 5.000 habitantes salvo Nerva (5.169). El mal demográfico ataca con mayor dureza a los más pequeños. La Unión Europea califica como riesgo severo de despoblación a aquellos municipios por debajo de 8 habitantes por kilómetro cuadrado, lo que en Huelva supone el 20% de sus localidades.
La comarca que presenta una mayor pérdida de población es la Cuenca Minera. Los siete municipios que la integran presentan un déficit demográfico del 17,91% desde el año 2.000. El caso más alarmante es de Berrocal, que ha perdido un cuarto de su población en las dos últimas décadas. La Sierra de Aracena y Picos de Aroche, por su parte, acumula un descenso del 6,51%. El 79,3% de las localidades serranas pierden población. El Andévalo es la tercera comarca que sufre los avatares de la despoblación. En su caso supone un 2,35% repartidos en el 64,7% de los pueblos que la integran. Los datos son alarmantes. Frente a todos ellos, la Costa Occidente crece un 34,23%, el área metropolitana un 11,13% mientras que en el Condado asciende hasta el 17,64%.
Entre los factores que influyen en estas variaciones demográficas hay uno de especial relevancia. El 53% del total de las migraciones se producen dentro de la provincia, como trasvase de unas comarcas a otras. Es por tanto la falta de oportunidades lo que alimenta el desequilibrio poblacional. No es un elemento nuevo ya que lo largo de la historia siempre fue así. Sin embargo, por primera vez la despoblación se asume como un problema al que dar respuesta para garantizar el equilibrio y vertebración del territorio.
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