Manuel Gil Fernández, anestesiólogo
Gente de aquí y allá
Licenciado en Medicina, especializado en Anestesia y músico de afición que tocaba con 'Los Sabandeños'
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A raíz de una operación quirúrgica por la que tuvo que pasar mi augusto padre hace muchos años conocí a este ilustre riotinteño que, además, es una gran persona y fue quien ayudó a mi progenitor para que se quedase dormido y el cirujano pudiese realizar perfectamente su trabajo.
Manolo Gil nació el 2 de marzo de 1956 en Minas de Riotinto. Y allí estuvo hasta que cumplió 16 años, cuando se trasladó a Huelva, porque su padre, Manuel Gil Serrano, que trabajaba en la administración del Hospital General de Riotinto, se vino a la capital de la provincia porque el que era director, don Teodoro de Vega, lo animó a trasladarse al gabinete de Seguridad e Higiene en el Trabajo.
Manolo se fue a estudiar Medicina a la Cádiz, en cuya facultad conoció a sus compañeros y grandes amigos ya para toda la vida, entre los que se encuentran los puntaumbrieños, amigos de mi alma, Antonio Ladrero y su hermano Diego Alfonso, aunque a ellos ya los conocía y eran amigos desde sus tiempos del bachiller en el Colegio Menor San Pablo de Huelva, que estaba situado en uno de los lugares más bonitos de la ciudad, en lo alto del Conquero, camino de la Ermita de la Virgen de la Cinta, patrona de la ciudad.
Manolo se casó con su novia de toda la vida, Lourdes Molina Morón, y juntos estudiaron Medicina en la “Tacita de Plata”, aunque ella lo dejó en cuarto de carrera y no pudo terminar. Luego se marcharon a Tenerife, donde él estudió la especialidad a la que después se ha dedicado toda su vida y que tanto prestigio le ha dado. Ella, al final, hizo enfermería y ha trabajado en los quirófanos del Hospital Juan Ramón Jiménez y también en la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital Infanta Elena. Es decir, que ambos han estado dedicados siempre a los enfermos onubenses en cuerpo y alma.
Manolo Gil ahora ya está disfrutando de su merecida jubilación y dentro de unos días el Colegio Oficial de Médicos le va a imponer una medalla, insignia por su buen hacer durante tantos años ejerciendo.
Le pregunto a qué se dedica actualmente, en qué emplea su tiempo ahora que está jubilado; y me dice que realmente no tiene tiempo para hacer tantas cosas como le gustaría, pero me resalta, sobre todo, su afición a la música y me cuenta varias anécdotas muy simpáticas. Una de ellas es que mientras vivió en las Islas Canarias iba a ensayar con el celebre grupo musical “Los Sabandeños”, que tan bonita música hacían. Además, ahora lo han llamado del famoso coro de campanilleros “Hogueras y Candiles” de Minas de Riotinto, que hace las delicias de todos los que lo escuchan. Y claro, el músico que lleva dentro el bueno de Manolo no pudo decir que no. Es más, estaba deseando y dijo que sí sin pensarlo, así que ya pronto vamos a poder disfrutar oyéndolo una vez que esté incorporado y acoplado.
Pero por si no tiene bastante, ahora está asistiendo en la Universidad de Huelva al aula de la experiencia, donde me dice que se lo pasa muy bien y aprende mucho, opinión que comparten todos los alumnos.
Eugenio Gil Fernández es su único hermano, que estudió Magisterio y trabaja en Rociana. Además, Manolo tiene dos hijos y cuatro nietos con los que lo pasa muy bien, especialmente con sus nietos, a los que se lleva a jugar al golf, que es otra de sus aficiones preferidas.
Manolo, aparte de todas sus cualidades profesionales, tiene la cualidad de ser una magnífica persona y es muy apreciado por toda la gente que lo conoce, que por cierto son muchísimas.
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