Medio siglo desde el Certamen Regional de Danzas en Alosno

Alosno/Las danzas del Andévalo son indudablemente un patrimonio de la provincia de Huelva que abarca a diversas localidades e impregna toda una comarca. Uno de estos pueblos emblemáticos en los que se ha mantenido la tradición folklórica es el de Alosno, que atesora danzas como la de los Cascabeleros, el Fandango ‘Parao’ y las Espadas, como señas de identidad ancestral.

En torno a estos bailes, Alosno ha construido un patrimonio reconocido en numerosas ocasiones, como la celebración del primer Certamen Regional de Danzas que se celebró el 21 de junio de 1975, y del que se cumple este año medio siglo.

Fue organizado bajo el patrocinio del Ministerio de Información y Turismo y tuvo como escenario la calle Iglesia. Por la noche, a partir de las 22:00, se diseñó y se instaló un escenario nunca antes contemplado hasta la fecha en la localidad.

La participación fue muy amplia y variada, representando a Málaga los Verdiales de Santa Catalina, el Fandango de Comares, el Fandango de la Siega de Álora y las Malagueñas; a Sevilla Sevilla y ¡olé!, Bulerías, Sevillanas boleras y un grupo que trajo paradójicamente Fandangos de Huelva; y a la provincia onubense la Danza del Pandero de Encinasola, la Danza de los Palos de Villablanca y los Cascabeleros y el Fandango ‘Parao’ de la localidad anfitriona. Incluso hubo invitación a la comunidad hermana de Extremadura, con la Jota de Tres, el Fandango extremeño, El Candil y La Uva, que llegaron desde Badajoz.

Según el investigador Antonio Blanco Bautista, “la colocación ocupaba toda la fachada norte de la Iglesia, incluso fue demolida la fuente”. Los testimonios que recuerdan el evento afirman que la puesta en escena fue muy cuidada. A la izquierda estaba representada Málaga con un puerto de mar y barcos pesqueros. Seguidamente, representando a Huelva, se eligió una estampa del Andévalo con la ermita del Señor de la Columna y unas casas típicas de la comarca. Luego aparecía el Barrio de Santa Cruz de Sevilla y la Torre del Oro. Y, ya en la parte derecha, la Torre de Espantaperros de la ciudad de Badajoz. Siguiendo el trabajo de Blanco, puede saberse que todo el decorado fue diseñado y construido por carpinteros y pintores de la localidad, entre los que se encontraron Antonio Pérez y Ramón Pozuelo, entre otros.

Era alcalde de la localidad Juan Mateo Jiménez Orta, quien consiguió del Ministerio de Turismo de aquella época la subvención y el patrocinio para el evento, e incluso la retransmisión del mismo a través de Radio Televisión Española.

Aunque la celebración tenía vocación de continuidad, la muerte del dictador Francisco Franco y los cambios que introdujo la Transición hacia la Democracia en todo el país provocaron el abandono de este tipo de certámenes, al menos de forma temporal.

Ya en 1980, la localidad de Villablanca se hace con la organización de un festival de danzas que aún perdura, que ha adquirido carácter internacional y que supone una culminación de la divulgación y puesta en valor de los bailes del Andévalo.

Certamen provincial de 1974

En realidad, este evento venía a confirmar la relevancia que se quería otorgar a estas manifestaciones folklóricas andevaleñas y serranas, que habían recibido un impulso importante el año anterior con la celebración del Certamen de Danzas de la Provincia de Huelva. También auspiciado por la Delegación Provincial de Ministerio de Información y Turismo, se celebró el 22 de junio de 1974 en la Plaza del Ayuntamiento, también retransmitido por RTVE.

Los participantes fueron lo más granado del panorama onubense en lo que se refiere a estas manifestaciones folklóricas. En el programa del acto, se incluyeron datos históricos sobre cada una de las danzas. La Danza del Pandero de Encinasola se describía como un baile del siglo XIII, con “reminiscencias árabes”, que se bailaba en las puertas donde había fallecido algún niño pequeño, “como muestra de regocijo porque había subido su alma al cielo”.

La Danza de la Esperanza, de Cumbres Mayores, del siglo XIV, se bailaba en la procesión de la patrona cumbreña, Nuestra Señora de la Esperanza, y en vísperas del Corpus. La Danza de la Tórtola de Hinojales data del siglo XIII y se bailaba en honor a la patrona del pueblo, la Virgen de Tórtola, acompañándola en su recorrido desde la ermita.

Los Danzadores de El Cerro de Andévalo bailaban desde el siglo XVI en honor al patrón de San Benito, con motivo de su tradicional romería. La Danza de las Espadas, de Puebla de Guzmán, era “de tiempos muy remotos”, por lo que no se especificaba su origen en este programa, aunque sí su semejanza a la “espatadantza” vasca; se bailaba en honor a la Virgen de la Peña, patrona de la localidad.

Otra danza de las Espadas, la de San Bartolomé de la Torre se decía “de influencia árabe” y también se desconocía su origen según el folleto que se repartió; es tradicional en las fiestas en honor al patrón de aquella localidad. La Danza de los Palos de Villablanca databa del siglo XVI y en ella salen en filas los danzantes, guiados por el “manigero” formando arcos con palos, en honor a la Virgen Blanca.

Finalmente, los danzantes alosneros también exhibieron su destreza; en el programa se recogía a la Danza de los Cascabeleros como “de origen thartésico”, de gran simbolismo, y la del Fandango ‘Parao’, con el mismo origen y “significación guerrera”, ambas celebradas “en honor al patrón San Juan Bautista”.

También siguiendo el trabajo de Blanco Bautista, se recuerda que se montó para tal evento un magnifico escenario en la Plaza del Ayuntamiento, popularmente conocido como el Paseo de Abajo. Se realizó una reproducción de la ermita del Señor de la Columna, instalada en la parte izquierda del escenario, que volvió a utilizarse para el Certamen Regional del año siguiente. En el centro, se colocó “una casa con el escudo de El Alosno en forja que realizó Justo Camacho y un pino”. En el lado derecho se diseñó una ‘colá’ y se colgó la Cruz de la calle Real.

Se pusieron en liza tres premios, un primero compuesto por trofeo del Gobierno Civil y 20.000 pesetas por parte de la Delegación ministerial patrocinadora; un segundo con trofeo del Ayuntamiento de Alosno y 15.000 pesetas donadas por la Caja Provincial de Ahorros de Huelva; y un tercero que constaba de trofeo y 10.000 pesetas aportadas por la Diputación Provincial.

El fallo del jurado, compuesto por expertos conocedores de estos bailes en la provincia, decidió que el primer premio recayese en los Cascabeleros de Alosno, el segundo en la Danza de los Palos de Villablanca, y el tercero en la Danza del Pandero de Encinasola. Pero según Blanco, se cambió este veredicto debido a que el alcalde de Alosno, Juan Mateo Jiménez Orta, recomendó que, al celebrarse el certamen en su localidad, resultaba más conveniente que el primer premio se lo llevase la danza de Villablanca, para evitar suspicacias, quedando finalmente los Cascabeleros como segundos clasificados.

Fueron precisamente estos tres primeros clasificados los que representaron a Huelva en el Certamen Regional del año siguiente. En los últimos años, se han reactivado iniciativas recurrentes para divulgar este patrimonio andevaleño y serrano, como el Festival de Danzas del Andévalo y la Sierra que se celebró en Alosno en 2010, diversas publicaciones etnográficas o el I Encuentro de Danzas y Folclore Tradicional celebrado en Huelva en 2024 de la mano de la Diputación Provincial y que reunión un cortejo formado por más de 300 participantes de grupos de danzas, jamugueras, gabachas, galanas y damas de dieciséis municipios de las dos comarcas onubenses.

La labor de Antonio Blanco Bautista en la recuperación del patrimonio alosnero es amplia y dilatada. En su blog Alosno Cultura, recoge fotografías, documentos históricos y reseñas relacionadas con un amplio catálogo de recursos patrimoniales de la localidad, como arte, botánica, cantes populares, cuentos y leyendas, flamenco, empresas, monumentos o personajes como Paco Toronjo. Su labor no se limita a publicar lo que rescata en archivos o en internet, sino que escanea, diseña y monta documentos muy completos sobre temática diversa.