Cinco meteoritos han caído en Huelva en los últimos dos años
Entre los meses de marzo y agosto de 2007 se detectaron bólidos sobre el cielo de la Sierra y en los municipios de Isla Cristina y Lucena · Antes, en julio de 2006 ya se grabó la caída de otro en Doñana
Los meteoritos, que llegan hasta el cielo de la provincia de Huelva, ya no pasan desapercibidos gracias al Centro de Investigación de la Universidad de Huelva (Ciecem) situado en el Parque Dunar de Matalascañas. Este centro dispone de un importante equipamiento científico que forma parte del Area de la Cosmoquímica y las Ciencias del Espacio, bajo la dirección del investigador y profesor de la Universidad de Huelva, José María Madiedo.
Así en los últimos dos años, desde julio de 2006, se han detectado cinco meteoritos sobre el cielo de Huelva, aunque no todos han llegado a tierra ya que estos cuerpos cósmicos suelen desintegrarse al entrar en contacto con la atmósfera terrestre. Esta es una de las razones por las que la Nasa minimiza los riesgos que un meteorito puede tener para la población.
Así en julio de 2006 se desintegró un meteorito en el cielo del Espacio Natural de Doñana, según explica el profesor Madiedo, por la brusca entrada en la atmósfera terrestre de un fragmento desprendido de otro cometa que se desintegró a unos 70 kilómetros de altura del espacio natural. "El choque fue tan brusco que todo el cielo nocturno se iluminó completamente durante una fracción de segundo".
Una situación algo diferente ocurrió un año después, en 2007, en la Sierra onubense donde se detectaron dos meteoritos, pero en esta ocasión sí que llegaron a tierra. Uno de ellos fue registrado por los sistemas que ahora están en el Ciecem en una madrugada del mes de marzo. Por aquel entonces, el dispositivo de observación no estaba aún completamente instalado por lo que no existe evidencia científica de su caída, aunque los estudiosos lo dan por seguro por los testimonios que se recibieron.
Los miembros de la Red de Investigación establecieron el área de caída en el municipio de Cumbres de San Bartolomé y otras zonas serranas. Y la Red de Investigación tuvo la oportunidad de acumular testimonios, ya que la trayectoria del meteorito se vio desde las provincias de Sevilla, Huelva y Badajoz, ya que estos cuerpos marcan en el cielo estelas semejantes a los aviones a propulsión.
El segundo meteorito que cayó en la Sierra fue en el atardecer del día 29 de junio de ese mismo año y dejó tras su paso una estela similar a la que producen los aviones a reacción, que pudo ser fotografiada por varias personas que presenciaron esta caída. Se estima que este meteorito tenía entre medio kilo y un kilo de peso, lo que no resulta nada despreciable.
Uno de los últimos hallazgos en los que ha sido crucial el papel de la Universidad de Huelva fue la detección en agosto de 2007 de la llegada a la Tierra de rocas con una masa comprendida entre uno y diez kilogramos y que colisionaron con nuestro planeta a la enorme velocidad de 81.000 kilómetros por hora.
Ninguna de ellas consiguió llegar al suelo, pues la atmósfera terrestre las desintegró generando bolas de fuego que fueron visibles en toda España. La más brillante, casi tan luminosa como la Luna llena, fue producida por una roca que se desintegró a unos 72 kilómetros de altura sobre Isla Cristina. Aunque las rocas se destruyeron completamente a lo largo de su paso por nuestra atmósfera y ninguna de ellas alcanzó el suelo, los equipos situados en el Ciecem permitieron obtener la composición química de uno de estos fragmentos conforme se desintegraba a unos 80 kilómetros de altura sobre el cielo de Lucena del Puerto.
De hecho, la gran ventaja que poseen los equipos del Ciecem es la de poder obtener la composición química de este tipo de objetos analizando la energía que desprenden cuando se desintegran a grandes distancias, sin necesidad de disponer de muestras que lleguen al suelo para ser analizadas en un laboratorio convencional. El resultado fue que esta composición química resultó ser muy similar a la de los meteoritos denominados condritas. Estos son unos de los objetos más primitivos de nuestro Sistema Solar y permiten obtener importantes claves científicas acerca de la formación y evolución de nuestro sistema planetario.
También el Centro de Investigación de la Universidad de Huelva jugó un papel clave en la recuperación y análisis del meteorito Puerto Lápice, una roca procedente del asteroide Vesta que, en mayo de 2007, cayó en Ciudad Real. Esto ha proporcionado importante información sobre Vesta, uno de los asteroides a los que la sonda Dawn, lanzada por la NASA en septiembre de 2007 no podrá llegar hasta el 2011 para recoger y analizar muestras de rocas como las que ya tiene la Universidad de Huelva.
Y a varios miles de kilómetros de nuestras fronteras, el 7 de octubre de 2008, se descubrió que un pequeño asteroide de unos pocos metros de diámetro se encontraba en rumbo de colisión con la Tierra. Este asteroide, que recibió el nombre de 2008TC3, fue detectado sólo unas horas antes de producirse el choque, que finalmente tuvo lugar en África, en un área desierta del norte de Sudán. La energía del impacto fue equivalente a la de una pequeña bomba atómica y quedó grabada en las imágenes que toma el satélite meteorológico Meteosat-8.
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