Las minas de Tharsis camino del museo
El alcalde pedáneo sacó a concurso dos subastas de chatarra para rehabilitar infraestructuras, máquinas y materiales
Los materiales que durante más de un siglo sirvieron para sacar minerales de las tierras de Tharsis esperan ahora, pacientes, el momento de entrar en el museo para empezar a hacer historia. Maquinaria y vehículos ferroviarios, en algunos casos auténticas reliquias que llegarán a ser objeto de admiración, se apilan en una de las naves industriales del consistorio tharsileño, entre carrozas multiusos, utilizadas unas veces para la cabalgata de reyes y otras, para el carnaval. Lo más voluminoso sigue en las antiguas instalaciones de la empresa minera, que comenzó su actividad en Tharsis en el último tercio del siglo XIX. Todo forma parte del legado inglés que la antigua compañía minera dejó en tierras onubenses y que la Junta local de la Entidad Menor de Tharsis pretende poner en valor mediante un proyecto turístico, que sirva para preservar el pasado del municipio y el patrimonio relacionado con la actividad de los últimos siglos. Lo más importante forma parte de un expediente que tramita la Junta de Andalucía para reconocerlo como Bien de Interés Cultural.
Este proyecto turístico, que aportará una nueva actividad al municipio, se puso en marcha hace ocho años de la mano del actual alcalde pedáneo Lorenzo Gómez. Su entrada en las oficinas consistoriales de Alosno, Ayuntamiento matriz de Tharsis, se produjo tres años después de que la compañía minera diera el cerrojazo, un momento idóneo para poner en marcha un proyecto con el objetivo de preservar el pasado minero de este núcleo urbano. Tharsis llegó a ser, después de Minas de Riotinto, un importante enclave minero de la provincia de Huelva, con un gran patrimonio, aunque los edificios más emblemáticos están en Riotinto como sede principal.
En estos ocho años la inversión suma se acerca a los 800.000 euros, casi todo lo que se ha sacado de las dos subastas públicas para vender parte de los materiales como chatarra. La Junta de Andalucía colabora en la rehabilitación a través de talleres de empleo, fundamentalmente, pero los 777.781 euros que anunció a bombo y platillo la Diputación Provincial se quedaron en agua de borrajas.
El patrimonio minero es objeto de una fuerte polémica entre el Ayuntamiento y la compañía minera, por una parte, y las organizaciones conservacionistas como Amigos de Tharsis Ernesto Deligny, por otra. El objetivo de ésta última ha sido estar vigilante para intentar que Tharsis conserve todo su patrimonio. A lo largo de la última década ha denunciado el abandono y venta masiva de patrimonio como chatarra por parte de la compañía y del Ayuntamiento. Estima que se han ingresado hasta 2 millones de euros con estas operaciones.
El agotamiento de las minas dejaron la propiedad en manos de una Sociedad Laboral y, después, pasó a una Sociedad Anónima. Esta última está más preocupada por recuperar dinero y pagar deudas que por mantener patrimonio. Mientras el Ayuntamiento hace equilibrios presupuestarios para preservar el patrimonio buscando fondos.
El alcalde pedáneo de Tharsis rechaza de forma tajante las críticas de los colectivos sociales y asegura que "nadie, antes de que nosotros ocuparamos la junta local, hizo nada por preservar todo esto". Reconoce que está siendo un camino lento y que el Ayuntamiento está haciendo un "esfuerzo enorme" para tratar de recuperarlo. En esta andadura la soledad se ha hecho compañera, las administraciones públicas se implican "siempre que se les presente un proyecto por delante, la iniciativa ha estado siempre en este equipo de Gobierno", se defiende Lorenzo Gómez.
La Junta local de Tharsis ha sacado en los últimos cinco años dos subastas de chatarra a concurso público. En la primera, 2008, se vendieron materiales por valor de 401.000 euros, de los que unos 300.000 fueron para liquidar a la empresa minera por la adquisición de los terrenos de la vía. La segunda subasta fue el año pasado cuando el valor de la chatarra alcanzó 400.000 euros.
El alcalde afirma que los dos ingresos han servido para costear las rehabilitaciones que se han llevado a cabo. Con estos fondos se reconstruyó el antiguo hospital que se convirtió en museo. Además, de limpiar herramientas y maquinaria diversa relacionada con la actividad de la mina, como la locomotora de vapor de finales del XIX y los vagones de pasajeros que reflejan perfectamente las diferencias sociales de los habitantes de Tharsis: el vagón dirección, el de primera, segunda y los más rudimentarios, de tercera clase. Otras tres locomotoras más y un camión se exhiben por el núcleo urbano a modo de museo al aire libre. Una máquina más moderna, de gasóil, de principios del siglo XX, una Allstom, con dos grandes vagones para transportar el mineral hasta Corrales, están pendientes de ser rehabilitadas para exhibirse en la calle. Un gran silo de mineral queda en pie junto a las instalaciones ferroviarias, "es nuestro emblema", una vez que se perdió el malacate, dice Lorenzo Gómez. En el museo se conservan miles de legajos y libros de contabilidad, de movimientos de material y de suministros de la compañía, todos ya documentados y archivados. Son los últimos 130 años de actividad minera en Tharsis.
El alcalde explica que el objetivo es sacar adelante un proyecto turístico que combine oferta y servicios, junto a un gran patrimonio minero del que forman parte las seis cortas que rodean el núcleo urbano ya rehabilitadas y acondicionadas para ser visitadas; el museo minero; los edificios ingleses vinculados a la explotación de la mina como el club social, las casas de los empleados, el cementerio, las oficinas de la compañía o la casa de huespedes que será rehabilitada para abrir como casa rural con una veintena de habitaciones. Muy cerca de ésta se encuentra rehabilitada la primera pista de tenis de la comarca y probablemente del país y la corta de oro que cuenta con un tunel que se adentra en línea recta más de 500 metros y que es susceptible de hacerse visitable, a largo plazo.
Pero el gancho del proyecto turístico es un paseo ferroviario de 22 kilómetros entre Tharsis y San Bartolomé que se está rehabilitando y que sigue adelante sin plazos. Depende "de los fondos que tengamos en disposición para ir invirtiendo", explicó el alcalde. Lo que ha dado lugar a esta segunda subasta.
Lorenzo Gómez reconoce que en este proceso se ha vendido mucho material minero, pero subraya que "todo lo que tenía un gran valor y lo que, para nosotros, es más importante, lo hemos conservado para recuperarlo y exponerlo". Relata una lista interminable de máquinaria pesada con el sello de fabricación inglés desperdigada por los antiguos cocherones de la compañía minera, que están junto a la estación de tren, en estado ruinoso, lo que da una ligera impresión de lo mucho que todavía queda por hacer. Entre otras muchas cosas, la rehabilitación de las dos estaciones: Tharsis y San Bartolomé.
En este proceso han tenido la colaboración de varios especialistas de la Universidad de Huelva, que han guiado la selección de las piezas de mayor valor, en algunos casos únicas como una serradora de grandes dimensiones, una prensa gigante, varios martinetes de entre 5 y 3 toneladas para mover los materiales pesados... Un gran patrimonio fruto de la enérgica actividad que se desarrolló durante la explotación minera, cuando el matenimiento y reparaciones del ferrocarril y de las máquinas de trabajo se realizaban en los talleres de la misma compañía. Una de las colecciones más curiosas son cientos de modelos de madera que se utilizaban para fabricar los recambios de las piezas que se iban rompiendo o desgantando.
Pero es cierto que se ha desechado material. De los 68 vagones de grandes dimensiones para transportar el mineral que todavía quedaban, quedan cuatro, los que estaban en mejor estado; de las 4 máquinas Allstom de gasóil (cabezas de tren) se conservará una. Dos de ellas, estaban semidestrozadas por un accidente y otra más quedó inutilizada a causa de los saqueos de material que se han producido a lo largo de los años. Para mantener en buen estado la que queda, se han recuperado piezas de las que se ha desahuciado. El mismo camino han llevado algunas de las grandes máquinas que estaban muy deterioradas y de las que había varias iguales o muy similares, pues uno de los problemas con los que se encuentra la junta local es dónde meter máquinas de varias toneladas y grandes dimensiones.
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