Miranda hace 'Monumental' a la de Niebla

Feria taurina en Niebla

David de MIranda
David de MIranda / Antonio Del Carmen

03 de noviembre 2024 - 09:18

FICHA TECNICA

Ganaderia:

Se lidiaron seis toros de la divisa portuguesa de Voltalegre, muy bien presentados y de juego variado durante su lidia. Destacaron tercero y sexto en manos de Miranda. Primero y cuarto se lidiaron en el turno de rejones.

Actuantes:

Sebastián Fernández: oreja; oreja.

Curro Díaz: oreja; oreja.

David de Miranda: dos orejas; dos orejas y rabo.

Incidencias:

Minuto de silencio en honor y recuerdo para los afectados por la reciente Dana. Los tres toreros salieron a hombros al finalizar el festejo. La plaza registró un lleno en sus tendidos en tarde de agradable temperatura.

LA TARDE

David de Miranda terminó su temporada con la misma rotundidad con la que le ha andado a la misma desde que ésta comenzara. Es verdad que a veces los triunfos se valoran en función de la plaza donde ocurren, más ayer niebla , una humilde plaza pensada hace treinta y tantos años en ese eje donde las capeas se enseñorean del Condado, Niebla, digo, fue ayer más que nunca Monumental del Condado tal y cómo reza pretenciosamente ese edificio.

Monumental porque así fue como estuvo David de Miranda con un lote de toros de Voltalegre a los que cuajó de diferentes maneras, sí,  pero con la misma verdad torera que no deja resquicio a la duda para quien lo viera en directo o a través de las cámaras de televisión durante su última tarde de la temporada.

Y es verdad, porque es legítimo contar, que la importancia de Miranda miró de soslayo a ese precioso racimo de verónicas con las que Curro Díaz, qué delicia de torero, le anduvo al primero de su lote.

Son de esas tardes donde la importancia del toreo de verdad frente a toros cuajados y nobles llena todo el escenario y ayer Curro Díaz también fue parte determinante de ese elenco de actores que le dejan una rotunda brillantez e importancia a la primera de feria en Niebla.

Volverá esta crónica sin duda para contar la importancia del toreo caro del de Linares, pero si hoy algo llena impresionantemente bello el relato de una tarde es esa sincera verdad con la que el torero de Trigueros llenó dos faenas de mucho toreo en el más puro concepto de lo que significa torear. Llenas de mucha verdad, pero llenas también de ese toreo con el que no sólo disfrutan los aficionados sino también todos y cada uno de los que se sienta en el tendido.

David de Miranda cortó ayer cuatro orejas y un rabo. Si me apuran eso puede ser lo menos importante que David hizo ayer porque ver mover los engaños con la enjundia y el primor con los que estuvo ese torero dan la verdadera dimensión profesional con la que el triguereño firma una soberana temporada.

Había embelesado a todos Curro con ese magisterio que se gasta el de Linares con el capote. Le había salido un toro noble pero muy medido de fuerza y donde la fuerza no puede pudieron el temple y el gusto. Esas verónicas meciéndose a compás lento de toreo firme fueron una exquisitez para el banquete que le quedaba a la tarde.

Ayer era la tarde de brindis especiales, cariñosos y respetuosos brindis; de mirar hacia dónde está el dolor y ser partícipe de ese duelo. Curro lo hizo mirando a las estrellas; Miranda ante los micrófonos de Canal Sur. Sensibilidad con el momento.

Solera en Curro, gusto y regusto para dejar muertos esos engaños y ayudar sin querer herir a esa embestida honrada pero falta de fuerzas que tuvo el toro para asumir hasta el límite el esfuerzo que le pidió el torero. Hasta la cuarta duró el sueño, ese sueño dónde el sabor enjugó la falta de emoción que no prestaba el toro. Prestancia y sabiduría para dejar en cada muletazo el muletazo grande, continuo y llegando a esa expresión donde el toreo se pinta de gusto y empaque. Por cualquier pitón llegó esa fragua donde la faena suena a cante grande de verdad.

Frente al quinto, áspero y de menos clase hubo que irse a luchar con los elementos. Lo que pasa es que las luchas de Curro son de seda. De suavidad contra brusquedad. No quiso el toro pero quiso Curro y eso en cualquier tarde y en cualquier plaza es suficiente para que después de que la espada hubiese firmado a ley lo que había que firmar la actuación de Curro sepa a tarde bonita e importante. A regalo para el aficionado.

El granadino Sebastián Fernández le había puesto tono decidido y lúcido al comienzo del festejo. Todo el mérito para él puesto que el de Voltalegre, más preocupado en coger desprevenido al caballero que embestir con franqueza y continuidad le había puesto las cosas algo complicadas. El joven torero a caballo la solventó con eficacia y desde luego con una gran dosis de entrega. Una oreja en cada uno de los astados dejaría planteado su triunfo ante un lote que ofreció posibilidades limitadas.

El último. Era el último; de la tarde, de la temporada; de muchas cosas. El broche, esa rúbrica con la que termina cualquier obra importante y éste 2024 lo ha sido a nivel personal y taurino para el triguereño.

Ese sexto tenía dentro muchas cualidades importantes para que a Miranda le sirviese para  exhibir en cualquier contexto qué proceda, la madurez. Me parece impropio manejar madurez para definir a un torero nuevo, pero madurez al fin y al cabo para comprender, y ayer se vio muy bien en Niebla, la tremenda firmeza y evolución qué ha cobrado para bien el toreo de Miranda. Demoledor con los aceros, fallar no era una opción y Miranda se asomó a ese balcón del morrillo y dejó prendida la estocada de la tarde. Después, a hombros. Con sus compañeros.

Miranda se ha hecho torero.

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