El municipio reactiva la cooperativa agroganadera con un nuevo consejo
aracena
Los nuevos responsables de la Almazara pretenden recuperar la actividad de la recogida de aceitunas para la próxima campaña
La rehabilitación de las instalaciones está en marcha
Aracena/La Cooperativa Agroganadera San Blas de Aracena, más conocida como Almazara, ha resucitado en los últimos meses gracias a la implicación activa de varios socios en el Consejo Rector y tras un largo periodo de años con una actividad bajo mínimos. Ahora se pretende actualizar su situación legal, rehabilitar sus instalaciones y recuperar actividades del pasado como la recogida de aceitunas, que revitalice la entidad.
La cooperativa lleva funcionando desde hace varios años con una función muy limitada. Únicamente se vende pienso para el ganado, abono agrícola y patatas en temporada, producto de su siembra.
Con esta escasa actividad, la cooperativa se ha mantenido en buena parte gracias a la implicación y trabajo de la persona que trabaja en el almacén desde la década de los años 70, Pablo Nogales, que desde hace dos años cuenta con la ayuda de otro empleado más.
Desde hace unos meses dirige la Cooperativa Agroganadera San Blas, Sociedad Cooperativa Andaluza, el socio Alfredo Martín. Vecino de Aracena, gran conocedor del mundo del campo, ganadero y amante de conservar las tradiciones, Martín encabeza una entidad con más de 400 socios y mucho trabajo por delante. De hecho durante una década ha tenido un Consejo Rector en el que había miembros ya fallecidos, entre ellos su anterior presidente.
Asumen que el testigo no es fácil porque la cooperativa ahora mismo no cuenta con fondos económicos, aunque tampoco deudas, pero debido a las actuaciones de urgencia de los últimos meses sí hay una necesidad actual, para lo que se está pidiendo ayuda a entidades bancarias locales.
El primer objetivo del nuevo consejo es actualizar legalmente la base de datos y hacer un nuevo registro de socios con los que se mantengan o con sus descendientes, que en muchos casos viven fuera de Aracena.
Alfredo Martín señala que el objetivo no es sólo actualizar la base de datos sino también crecer. La actividad actualmente está abierta a cualquier interesado, pero de igual forma, como ocurría antaño, el propósito es que el socio tenga alguna ventaja y preferencia. El coste de la entrada antes era de 40.000 pesetas y en este momento su equivalencia es de 240 euros.
De igual forma, en las últimas semanas se han hecho algunas acciones concretas como el hormigonado de las naves de pienso y abono, en muy mal estado y peligrosas para los trabajadores, junto a algunas mejoras en el edificio principal, abandonado desde hace muchos años. En próximos días la labor será de los pintores.
Todo ello ha sido fruto de las reuniones con los socios. Al principio había poca presencia pero posteriormente fue cada vez más numerosa, aunque todavía es escasa. Y se han establecido algunas prioridades a realizar e ideas para intentar poner en marcha.
Por ejemplo, la intención para la próxima campaña es recuperar la recogida de aceitunas y venderla a cooperativas cercanas y amigas de la provincia de Huelva.
La entidad de Aracena, pese a tener un molino de la década de los noventa que funcionó entonces durante pocas campañas, pese a que podría volver a ponerlo en marcha, no puede hacerlo ya al estar integrado ahora en pleno casco urbano, tras la expansión de las construcciones en la localidad. Hace apenas veinte años la cooperativa estaba ubicada casi a las afueras del pueblo. Incluso donde se encuentran las naves, en la calle Tenerías, hay casas al lado y a pocos metros se ubica de la zona más turística de Aracena por la proximidad de la Gruta de las Maravillas.
La cosecha de la aceituna provocaría una actividad más para el socio, que podría obtener a cambio un aceite de calidad para su consumo en el hogar durante el año, como se hacía entonces. De igual forma podría ser una vía para obtener una buena compensación económica en una labor muy dura físicamente.
La recogida de la aceituna en la cooperativa fue muy importante en Aracena, ya que hubo campañas en las que se llegaron a moler 3 millones de kilos de aceitunas. También se llegó a recoger hasta 3.000 litros de leche a diario, tanto de ganado vacuno, en un principio, como posteriormente de caprino.
También se quiere ampliar el tipo de pienso que se está ofreciendo y realizar una nueva nave junto al edificio principal, con mejor acceso y extenso aparcamiento frente a las dos actuales naves en las traseras del edificio, es decir, en la transitada calle Tenerías.
El socio tendría un descuento, aún por establecer, en cuanto se actualice la base de datos y se establezca algún tipo de carné y pago directo con la reciente contratación de un administrativo.
Una entidad muy ligada a la economía aracenense
La Cooperativa Agroganadera San Blas de Aracena, conocida históricamente en la localidad serrana como La Almazara, nació en los años cincuenta y tiene más de 400 socios en la actualidad, a falta de la actualización de datos. Está ubicada en un lugar privilegiado de Aracena, junto al recinto ferial en la avenida Reina de los Ángeles, y próximo al barrio de San Pedro y Gruta de las Maravillas. Todo el espacio propiedad de la cooperativa suma casi 6.000 m2, cuyo edificio es un modelo de arquitectura industrial, de bella factura, y un lugar querido y reconocido por los aracenenses. En plena actividad de la cooperativa, en dicho edificio principal llegó a vivir una familia que trabajaba en la misma. En la actualidad se vende a diario el pienso compuesto y abono en dos grandes naves unidas. Además del edificio de dos plantas cuenta con un molino de aceituna, otras dependencias y una báscula, aunque muy antigua y que sólo permite el peso de camiones pequeños. El futuro de la cooperativa pudo cambiar para bien con el acuerdo firmado en 2008, y nunca ejecutado, de venta de los 6.000 m2 a un promotor con el aval del Ayuntamiento. El acuerdo era que el trabajo de la cooperativa se trasladaba al polígono industrial La Moleona, donde aún no hay actividad alguna, y cuyo coste habría sido de 400.000 euros para la cooperativa. Sin embargo la venta hubiera sido por una cifra muy superior, con lo que el acuerdo tendría que haber sido muy bueno para los socios, y para el Ayuntamiento también, porque hubiera conservado el edificio, como fue su intención siempre, además de ampliar el recinto ferial, y el promotor edificaría varias viviendas. Eso ya es historia y quién sabe si algún día, cuando se recupere económica, volverá algún proyecto similar.
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