El Museo de Venezuela, un tesoro oculto en Beas
Historia, cultura y tradición en una casa-museo que une a España y Venezuela

Tenía muchas ganas de visitar este recoleto museo existente en Beas y por he podido hacerlo gracias a mis buenos amigos Fernando Ramírez Botello, Pepe Rivero, Manuel Jesús Muniz Y Pepe Hernández, que es el director.
Este peculiar museo surge con motivo del hermanamiento de Beas y la localidad venezolana de Clarines, así como por la existencia de la Virgen de los Clarines, patrona del municipio onubense. Antes de continuar quiero decirles a todos mis lectores que hagan lo posible por visitar este espacio, porque merece la pena y muy poca gente sabe de su existencia. Por eso, con estas letras que hoy escribo quiero ayudar un poco a darlo a conocer.
La Virgen de Clarines, según cuenta la leyenda, la encontró un pastor que oyó el sonar de unos clarines y se fue andando hasta el lugar de donde procedía la melodía y allí estaba la Virgen con el niño, junto a un árbol. De ahí que en el pueblo se la conozca desde entonces con ese nombre y, a partir de ese momento, toda la comarca le tuvo mucha devoción. Tanto es así que, años más tarde, un navegante natural del vecino pueblo de Trigueros llamado Francisco Vides llegó a Venezuela con una reproducción de la Virgen de los Clarines, a la que se encomendó y, en el año 1594, Vides y algunos vecinos de Beas deciden fundar un pueblo que actualmente se llama Clarines.
El hermano mayor de la hermandad, el farmacéutico de Beas Juan Bautista Romero Rabadán, al que tuve el placer de conocer, se comunicó por carta con varios habitantes del municipio venezolano y empezaron así las conversaciones previas para el hermanamiento, produciéndose el primer encuentro entre los alcaldes de Clarines y Beas en 1992 y el 7 de abril de 1994 se produjo el hermanamiento, cuatro siglos después de la fundación de la localidad venezolana. A este acto que tuvo en la ciudad sudamericana, además del alcalde de Beas, asistieron 50 vecinos del pueblo con los que, según me cuentan, los nativos se volcaron con los hermanos visitantes.
En aquellos actos se hizo un “pacto de hermandad” y se adquirieron muchos compromisos por ambas partes. Uno de ellos fue construir en Beas este museo al que me refiero, cuyos materiales fueron pagados por el Gobierno de Venezuela, cuyo presidente era por aquel entonces Rafael Caldera. La obra fue pagada por el Ayuntamiento de Beas, con ayuda de fondos europeos.
El museo es una edificación que representa una típica casa venezolana con materiales traídos desde allí en un mercante. El proyecto fue realizado por un arquitecto de Caracas yadecuado por los arquitectos de aquí. Hasta las maderas las aportaron los venezolanos y están como el primer día. A pesar de estar al aire libre permanecen impecables las columnas, puertas, ventanas y rejas de la fachada, todas hechas de madera.
Por fin el museo de inauguró el 26 de febrero de 2006, lo que constituyó todo un acontecimiento al que asistió el embajador de Venezuela, Arévalo Méndez Romero; y los alcaldes, de Beas Juan Elías Beltrán; y el venezolano Leovardo Camache Ron.
El museo se encuentra en una bonita plaza que se nominó con el nombre de Plaza de Aripata, en recuerdo al lugar donde se fundó el pueblo de Clarines; y el edificio representa una casa típica del pueblo hermano, con una fachada de color ocre, ventanas con rejas y puerta de madera vieja; y un mural pintado por una artista clarinesa.
Una vez dentro nos encontramos a la izquierda la sala principal donde podemos ver una barcaza tipo canoa de madera sacada de un tronco de árbol que es una preciosidad y que fue encontraba enterrada en la tierra, descubierta por un nativo y que la enviaron también en el mercante, además de otros objetos de regalo para el museo como algunos instrumentos musicales, una bonita arpa, una guitarra venezolana de cuatro cuerdas llamada “cuatro” y que es el instrumento nacional y también las maracas rellenas de semillas características de su país. También pinturas de artistas venezolanos, una preciosa maqueta de la iglesia dedicada a San Antonio de Padua del pueblo de Clarines, que tiene unos 40.000 habitantes; y, como no, una reproducción pequeña de la Virgen de los Clarines realizada por un artista local, así como fotos de algunos lugares, calles y de los propios habitantes de Beas en recuerdo a los viajes que hicieron a su ciudad hermana fundada por un triguereño.
En la planta baja hay un patio colonial con un porche construido con madera, cañas y tejas, cuyo patio tiene el suelo de barro cocido y una escalera tradicional de madera que sube a la segunda planta, que es una sala de exposiciones donde se celebran también conferencias y reuniones.
En definitiva, una pequeña casa-museo muy entrañable cuyo director es una persona de Beas muy culta, instruida y erudita. Se trata de Pepe Hernández, que fue quien me abrió la puerta y me enseñó y explicó todos los pormenores, tanto de la historia del hermanamiento como de la construcción de esta joya que hoy tienen desde hace casi 20 años para que puedan visitarla. No dejen de hacerlo, que se alegrarán.
En la actualidad está permanentemente cerrada y hay que llamar al teléfono de atención al ciudadano del ayuntamiento 959305075, donde amablemente concretarán la hora y el día.
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