La ex de Medina es la única que lo vio salir de noche del supermercado
juicio por el doble crimen de almonte | hoy comienzan a declarar los peritos
Granado le ofrece coartada al afirmar que estaba en la tienda a las 21:40
Dice que no es celoso ni agresivo
Una testigo asegura que Fran clavó unas tijeras a un compañero en el colegio
Huelva/Una veintena de personas trabajaban en el turno de Francisco Javier Medina, acusado de los asesinatos de Miguel Ángel Domínguez y su hija María, aquel 27 de abril de 2013. En el supermercado, sin embargo, pocos afirman que lo vieran a partir de las 21:00, momento en que las cámaras de seguridad de la línea de caja lo graban por última vez aquella noche. Recordemos que los investigadores de la Guardia Civil acotan la hora del crimen en la horquilla 21:52-22:02. De esa veintena de personas del turno, sólo una asegura que lo vio salir con sus compañeros de la tienda a la calle pasadas las 22:00: Raquel Granado, exnovia de Medina, quien prestó declaración ayer ante el tribunal del jurado.
La almonteña era una de las trabajadoras del establecimiento. Estaba destinada a la panadería, pero aquella jornada de última sabatina cambió el turno y, como le debían horas, entró a las 19:00 y le asignaron tareas de cajera. La mujer afirmó ayer en el plenario que para ella fue una situación "muy desagradable" porque tenía que compartir espacio con el inculpado, con el que rompió el año anterior después de dos años de lucha por salvar la relación, que hacía aguas desde que ella se enteró (en 2010) de que él le era infiel con Marianela Olmedo, madre y mujer de las víctimas. La propia Marianela también trabajaba en ese turno.
Granado dijo en la sala que permaneció en la caja hasta que el establecimiento se cerró al público a las 21:15 y que "lo veía por allí, aunque yo no lo controlaba". No precisó, no obstante, dónde lo divisó exactamente. Fue en busca del gerente B para preguntarle que qué hacía a continuación y "me fui a ayudar al carnicero a limpiar las bandejas y el mostrador".
Calculó que realizó esta acción en torno a las 21:40 y que desde su posición, "en la que me estoy moviendo aunque esté de espaldas, vi a Fran y a Marianela juntos" en los pasillos de la superficie comercial. "Él estaba en el rincón donde están las pastas y ella al otro lado". Dijo que la situación le llamó la atención porque "ella se daba como de aquí estoy yo". Los piques entre ambas venían siendo constantes desde que descubrió que su novio la engañaba con Olmedo.
De hecho, los roces llegaban hasta tal punto que "llegué a pedir el traslado a otro centro porque no podía estar más en Almonte, ella me buscaba mucho la boca, me provocaba".
La coartada que ofreció ayer a Medina no acabó ahí. Raquel Granado dijo que ella abandonó de las últimas del establecimiento junto con los otros dos compañeros que también limpiaban la carnicería, en torno a las 22:10. "Cuando salía la gente, salió él con el resto, en el grupo". Es la única que lo ubica allí, en el almacén por el que los empleados se marchaban a la calle tras finalizar su jornada laboral y se despedían hasta el lunes. No supo detallar dónde estaba exactamente su expareja.
El fiscal del caso, Pablo Mora, le preguntó que, de ser auténtico su testimonio, por qué el 4 de mayo de 2013 declaró ante la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil que "no se percató del momento en que se fueron Marianela y Francisco Javier". Se explicó diciendo que "yo no lo controlaba, vi que estaban allí y que salía con el grupo". El acusador público prosiguió preguntándole que por qué el 18 de junio de 2014, también ante la UCO, dijo que salió la última "con Josefi y Alfonso y que desconocía en qué orden salieron" los demás compañeros. Granado insistió: "Los recuerdo a los dos perfectamente porque era incómodo".
En esa misma declaración policial, la testigo indicó -así se lo recordó el fiscal- que "las discusiones con Medina eran intensas, llegando éste a dar portazos y puñetazos en la paredes". Ella lo excusó. Es más, se echó el muerto encima. "Yo provocaba la situaciones porque yo estaba mal, él no golpeaba nada, en ningún momento; él hacía el gesto, nada más". Esto se aportó como contradicción por parte de la letrada Inmaculada Torres, que defiende los intereses de Marianela Olmedo.
Raquel Granado subrayó que Medina no era "para nada posesivo, para nada agresivo, jamás me pegó, nunca me insultó; era un chico bueno, normal", que en ningún momento controló su forma de vestir ni le hizo ver "un signo de celos". Declaró con rotundidad que "no sigo enamorada de él", un hombre al que considera "sincero" a pesar de la infidelidad, mentiras que justificó señalando que "no quería perderme, supongo".
Otra de las compañeras de trabajo del turno de aquel día y que estuvo de cajera en la salida de la calle Triana expresó al tribunal que Medina "estuvo conmigo por la tarde en las cajas". A las 22:00, a la hora del cierre, "no recuerdo a Fran en ese momento ni recuerdo quién estaba". Una de las limpiadoras del establecimiento, en la misma línea, testificó que tampoco lo recordaba al acabar la jornada laboral, "ni a él ni a nadie".
De lo más destacable de la jornada fue el detalle que apuntó otra compañera de trabajo de víctimas y acusado, quien recordaba "de oídas, porque no lo presencié", un incidente que se produjo en el colegio cuando eran pequeños y en el que "Medina le clavó unas tijeras en la espalda a otro compañero". Además, evidenció que el 29 de abril de 2013, cuando fueron descubiertos los cadáveres de Migue y María, visitó al acusado en su casa "y estaba en el sofá, dejado caer en el hombro de su padre, derrotado y con una mano vendada". Estuvo varios días sin ir al trabajo.
Más compañeras, dos en concreto, señalaron que Francisco Javier no era celoso pero que sí lo era Marianela, que lo controlaba y que se enfrentó a una de ellas, quien había ido al cine con su entonces amante.
Con estos testigos se puso fin ayer a la ronda testifical y se abordan, desde hoy, las declaraciones de forenses y peritos intervinientes en el caso.
Aníbal: "Que les hiciera daño con ese salvajismo era impensable"
Llevaba desde el día 7 de septiembre, cuando la defensa lo propuso como testigo, esperando para entrar en la sala. Aníbal Domínguez, hermano y tío de las víctimas del doble crimen de la avenida de los Reyes, prestó declaración por fin en la tarde de ayer. A partir de ahora podrá estar presente en la sala. Fue un mal trago para él y para los suyos. Tanto que tuvo que tomarse su tiempo a lo largo de la testifical para enjugarse las lágrimas. Por vez primera se derrumbaba en público: primero, cuando recordó la última tarde (la del 26 de abril de 2013, un día antes de los brutales asesinatos) que compartió con su sobrina María, "a la que bañé aquel día por primera vez", y con su hermano Miguel Ángel; luego, cuando describió a la víctima "como el mejor hermano del mundo y la persona más excelente; que alguien les hiciera daño con ese salvajismo era impensable". Domínguez indicó que fue en 2010 y como consecuencia de que la exnovia de Fran Medina, Raquel Granado, divulgara la infidelidad de Marianela Olmedo hacia su hermano cuando tuvo conocimiento de la relación oculta. Entonces se alejó de su cuñada y dejó de visitar la casa de la avenida de los Reyes: "Cuando recogía a mi hermano y a mi sobrina lo hacía en el portal y luego los volvía a dejar allí; también era la vivienda de Marianela y no me veía ahí, así evitaba situaciones embarazosas". Él ayudó a su hermano a buscar un abogado en el primer intento de separación del matrimonio, en septiembre de 2012. La propuesta del convenio por parte de Marianela era "que ella se quedaba con el piso, la custodia de la niña y le tendría que pasar una pensión". Aníbal indicó que "mi hermano ahí estaba completamente anulado porque tenía dependencia emocional de ella, pero acabó por pedir la custodia compartida". No obstante, el convenio al final no se firmó y ambos retomaron la relación en paralelo a la de Medina: "Ella se había desenamorado pero consideraba a mi hermano muy buena persona y tampoco quería quebrantar el bienestar emocional de María, que para ambos era la niña de sus ojos". Del acusado dijo que habían discutido en varias ocasiones y que presenció cómo echaba violentamente a un ladrón del supermercado en el que él también trabajó entre 2004 y 2011. La pérdida de su sobrina y de Miguel ha resultado "un destrozo para mi familia".
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