Omar Romero de la Osa desvela el pasado de Campofrío a comienzos del siglo XIX
El historiador analiza para el municipio un descubrimiento documental de la Asociación Lieva
La Asociación Lieva cumple 25 años divulgando el patrimonio serrano de Huelva
Campofrío/El 25 aniversario de la Asociación Cultural Lieva está aportando exposiciones, presentaciones de libros y un largo catálogo de actividades a lo largo de la provincia onubense. Uno de los pilares de esta entidad es la investigación archivística, que le ha reportado confeccionar una de las más amplias colecciones documentales y fotográficas privadas de Huelva. El último de sus hallazgos digitales les ha llevado al Archivo de la Diputación Provincial de Sevilla, donde se guardan referencias onubenses con anterioridad a la conformación de la provincia de Huelva.
Uno de los municipios del que se recogen más datos es el de Campofrío, y Omar Romero de la Osa, colaborador habitual de Lieva y del Ayuntamiento campurriano, ha estudiado los documentos para ofrecer una visión de la localidad en los inicios del siglo XIX.
Nos encontramos, según el historiador, ante un documento sobre el Trienio Liberal (1820-1823), un periodo donde se quiso romper con el Antiguo Régimen en favor de un mayor progreso social, desarrollando las medidas iniciadas con la Constitución de Cádiz de 1812.
Dada la merma de los archivos municipales tras la Guerra Civil, se trata de un documento importantísimo pues relata información elaborada por los alcaldes y secretarios de los ayuntamientos sobre un periodo desconocido en la comarca serrana y minera.
En efecto, la historia archivística es curiosa en tanto en cuanto a que el documento se halla en Sevilla, y es que aún no había nacido la provincia de Huelva, que no surgiría hasta 1833. El contexto de producción es el del surgimiento de nuevas estructuras, como el Jefe Superior Político, que actuaba en materias como sanidad, educación, estadística o policía mediando entre los municipios y el Gobierno central de forma equivalente a lo que hoy serían los Presidentes de las Diputaciones.
El documento en cuestión recoge las respuestas que los ediles de la Provincia de Sevilla en 1821 enviaban al Jefe Político Superior en virtud del ejercicio de sus funciones para el conocimiento de las necesidades y control de las poblaciones a su cargo.
Una práctica administrativa que sirve para profundizar en la gestión de los ayuntamientos durante el periodo del Trienio Liberal en La Sierra y su entorno, cuando se pusieron en funcionamiento los Consistorios como unidades de gobierno del nuevo régimen liberal y control de las fuerzas contrarrevolucionarias.
La consecución de las políticas liberales pasaba por la buena sintonía entre los municipios y la Diputación. Lo normal era que se produjera un enfrentamiento entre los liberales y los contrarrevolucionarios, pero en el caso que nos ocupa, el de Ramón Luis Escobedo, natural de Talavera, Jefe Político Superior de la Provincia de Sevilla, se caracterizó por pertenecer al ala de los exaltados y enfrentarse al poder central en manos de los moderados con el objetivo de conseguir unas elecciones limpias.
En el otro extremo se sitúan las figuras de Santiago López, como alcalde, y Julián López, como secretario. Ambas figuras desarrollaron la puesta en marcha de los ayuntamientos como piezas claves de implantación del nuevo régimen liberal. En el caso de Campofrío, estaba constituido como ayuntamiento desde mediados de 1753, al independizarse de Aracena como aldea, pero durante el periodo liberal hubo un aumento de ayuntamientos, independientemente del número de habitantes, que sirvieron para desplegar políticas en materias de educación, sanidad, beneficencia, fomento económico o seguridad, como demuestra el documento rescatado.
Resultado de ello es que se aprecia una buena sintonía entre el Jefe Político Superior y el Ayuntamiento de Campofrío, si bien los campurrianos manifiestan la falta de recursos económicos para poder llevar a cabo políticas en las materias mencionadas. Concretamente, toman la iniciativa solicitando medidas como la construcción de una fuente, la decisión de gravar con 8 reales de vellón por cada arroba de vino y 12 reales a cada arroba de aguardiente o la contratación de una persona encargada de traer el correo desde Aracena, si los pueblos de Aracena y Zalamea la Real se pusieran de acuerdo para reducir gastos en 9 reales diarios que podían emplearse en dicha contratación.
El documento redactado el 31 de marzo de 1821 nos proporciona en primer lugar una radiografía general de la población. Gracias a ello, atendiendo a la economía, conocemos que el sector primario, principal fuente económica de Campofrío, estaba en crisis.
Por un lado, la agricultura de secano había descendido, desconociéndose las causas, con la consecuencia directa de la disminución del número de labradores. Y por otro, en la ganadería destacaba el ganado caprino, siguiéndole el de cerdo en disminución. A ello se suma que no existía ni industria ni política de repoblación de montes y plantíos.
Demografía y educación
En el plano demográfico, se proporcionan datos de los meses de enero, febrero y marzo de 1821, que recogen un total de diez nacimientos que contrastan con tres muertes, todas mujeres, y la celebración de tres matrimonios. Unos datos que a Romero de la Osa le parecen muy exiguos, al anunciar una tasa de fertilidad y mortalidad altas, fruto de las condiciones de vida de la época y de la inexistencia de planificación familiar.
El artículo XIV del Decreto de 23 de junio de 1813 facultaba a los ayuntamientos para que se encargaran de la enseñanza de las primeras letras, con la finalidad de fomentar los niveles de alfabetización, mediante la contratación de un maestro con cargo al dinero del común de su sueldo.
Los ediles de Campofrío manifiestan que hay tres escuelas, una de niños y dos para niñas, pero que se encuentran en estado pésimo al carecer de fondos públicos, pudiendo solo mantener al maestro de niños con 200 reales anuales.
Este hecho refleja la situación moral de la época, pues mientras a los niños se les podía dotar de conocimientos técnicos para labrarse un futuro, en el caso de las niñas se limitaba fundamentalmente su enseñanza a cuestiones morales que eran aprendidas en casa.
En el documento, además, se expresa el número de alumnos, ascendiendo a un total de 18 niños y 23 niñas, dejando claro los ediles campurrianos que se trataba de un número muy bajo de escolarización respecto al número de habitantes, “siendo la causa no poder costear los padres de familia la enseñanza”, lo que revela en opinión del historiador, “un sistema anticuado que las ideas liberales querían erradicar al poner la educación como un servicio social suministrado por la administración para todo el conjunto social, y también revela el absentismo rural al tener que colaborar los más pequeños de la casa en las tareas agrícolas”.
Salubridad, obra pública y seguridad
Otro de los puntos clave del liberalismo surgido en Cádiz fue la toma de conciencia de mejora del entorno, luchando contra la enfermedad y contra las pésimas condiciones de vida del vecindario.
En ese sentido, Campofrío, aunque asume que sus habitantes “gozan de salud, solo constatando algunos catarros y pleuresías en los últimos tres meses”, adolecía de una mínima estructura dedicada a la beneficencia como hospitales o cementerio, un tema este último esencial en las medidas higienistas para trasladar los cementerios de las parroquias a lugares abiertos y salubres.
Dentro de las funciones que se atribuían a los ayuntamientos la Constitución de Cádiz de 1812 recogía las construcciones públicas ejemplificadas en caminos, puentes, cárceles, montes y plantíos.
En el caso de Campofrío, se específica que se han reparado y blanqueado las casas consistoriales, se ha colocado la lápida anunciando la Plaza de la Constitución, reconstruido el corral del Concejo por haberse caído, reparado el puente del Odiel y empedrado algunas calles. Dentro del programa de necesidades estaban la de seguir empedrando vías urbanas y la construcción de una fuente.
Además, una de las atribuciones más importantes para la época fue la de seguridad y el mantenimiento del orden público, una potestad estatal delegada. Para ello, debía sostener una serie de cuestiones, algunas heredadas, pues Campofrío, al estar previamente constituido en ayuntamiento, tenía la cárcel y el alcalde ordinario, la potestad de intervenir en los pleitos civiles más sencillos y ser eslabón con el Juez de Primera Instancia.
En cambio, debía mantener a la Milicia Nacional o cuerpo de seguridad, algo realmente difícil por carecer de fondos. Era también patente la solidaridad entre los pueblos ante necesidades de seguridad como la relatada en el documento, concretamente la actuación de un ladrón entre Campofrío y Aracena que fue buscado por la Milicia Nacional de Aracena por ambos términos municipales.
En conclusión, Romero de la Osa afirma que “el documento que reseñamos nos ofrece datos estadísticos muy útiles para ofrecer una visión panorámica de los servicios proporcionados por el municipio a los habitantes de las poblaciones en el periodo conocido como la Revolución Liberal, que supuso un cambio en los estándares políticos del país, acompañado por reformas de corte económico y social”.
Estas investigaciones de Lieva van a continuar en este archivo y en otros frentes, como actividad principal de su 25 aniversario, para el cual han solicitado la colaboración de instituciones como la Diputación de Huelva, ayuntamientos como los de Alájar, Galaroza o Higuera de la Sierra y empresas como Savilcon Group.
También te puede interesar
Lo último