Pánico entre los vecinos de El Rincón, en Huelva, tras una oleada de robos: "Hay 12 familias afectadas y los ladrones ya entran incluso con gente dentro"

"En el primer robo se llevaron 30.000 euros en joyas y una gran cantidad de dinero en efectivo. Salen, se esconden en el campo y alguien los recoge rápidamente en un coche. Son rápidos y es difícil cogerlos", apunta uno de los vecinos afectados

Oleada de robos en una urbanización de Lucena del Puerto: "Es un desgaste total y un miedo continuo"

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Entran a robar en la vivienda de unos vecinos de El Rincón, en la provincia de Huelva. / S. H.

Un vecino de El Rincón cuenta a Huelva Información la situación de "pánico" e "indefensión" que están viviendo en el vecindario. La causa: "una oleada de robos" que, dice, comenzó el pasado mes de diciembre y cuyos últimos episodios sembraban el pánico entre una pareja de avanzada edad la pasada noche del 16 de enero. "Los dos últimos robos se ejecutaron en la noche del jueves, aunque esta vez llegaron más lejos e irrumpieron en una de las viviendas con los propietarios dentro, mientras una mujer de 72 años dormía", asegura.

Según narra uno de los vecinos, víctima del primer robo en la mencionada zona residencial en diciembre, "cada vez que entran a robar lo hacen entre varias personas, siendo entre dos y tres, aunque intuimos que está detrás un grupo de hasta cinco personas". Así, explica que "en nuestro caso, que fuimos los primeros, salimos en Navidad a hacer unas compras y cuando volvimos nos encontramos la casa completamente desvalijada. Nos robaron 30.000 euros en joyas, además de una gran cantidad de dinero en efectivo", asegura. Unos hechos de los que da fe a través de las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de su vivienda.

Sin embargo, desde entonces, este tipo de incidentes, afirma, "no han dejado de producirse". Cuenta el vecino que "ya son al menos 12 las familias que han denunciado robos" en las viviendas ubicadas en este núcleo de población en el que viven unas 62 personas y que pertenece a los municipios de Aljaraque, Punta Umbría y Gibraleón. "Los vecinos estamos muertos de miedo. Hemos aumentado el número de cámaras de seguridad y alarmas en las casas, damos vueltas para vigilar la zona constamente, intentamos estar pendientes y en alerta, pero no es suficiente y nosotros no podemos hacer más. La situación es insostenible, nos sentimos indefensos", confiesa.

El modus operandi de los presuntos "ladrones"

Los incidentes, explica, se han puesto en conocimiento de la Guardia Civil, de la Policía Local y de los distintos ayuntamientos implicados y en estos momentos los afectados se encuentran a la espera de una solución que, dicen, "esperan que llegue cuanto antes". Tal y como describen las víctimas de los robos, los responsables "han visto a la hora que nosotros salimos y suelen esconderse en medio del campo. Una vez entran a robar, salen de la vivienda, se esconden y dan el aviso a alguien que los recoge en un coche y se los lleva". Igualmente, asegura el vecino, "entran con medias puestas en las caras, con gafas, guantes y muy tapados, para que no se les vea. Y tras robar, salen muy rápido. Es muy difícil cogerlos". Además, indican que "empezaron entrando entre las 20:30 y las 21:00 de la noche, aunque la última vez lo han hecho pasadas las 1:30 y con los propietarios dentro".

Los vecinos temen "una desgracia"

Las víctimas de los robos temen que "esto se pueda convertir en una desgracia". Explican que muchos de los que viven en este núcleo de población son cazadores y tienen escopetas en casa. "Si de pronto irrumpen en nuestra vivienda con algún arma blanca, nosotros podemos llegar a defendernos temiendo por nuestra vida", cuenta a este periódico. Algo que les preocupa, al "no saber cómo pueden llegar a reaccionar por el susto".

Con todo, afirman que las denuncias "ya están en manos de la Guardia Civil y la Policía Local". Dicen que actualmente solo hay dos efectivos de la Guardia vestidos de paisanos vigilando la zona, algo que consideran "insuficiente". Todo lo ocurrido está generando un gran desasosiego entre la población. "Estamos muertos de miedo. Mi hijo que trabaja en hostelería, que tiene 22 años, nos llama todas las noches para que le abramos la puerta de casa. Fíjate hasta dónde llega nuestra preocupación", lamenta.

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