El cerco permanece amarrado a puerto a la espera de conocer la cuota de la sardina
Isla Cristina
El sector considera que las escasas cuotas asignadas no permiten salir a faenar. Los armadores aseguran que “el mar está lleno de sardina” y no pueden capturarla
Huelva/La flota del cerco de Isla Cristina permanece amarrada a puerto a pesar de que desde el pasado mes de febrero puede faenar, después de los dos meses de parada biológica para la regeneración del caladero del Golfo de Cádiz.
Los armadores consideran que salir a faenar no es rentable, ya que, por una parte, no pueden pescar sardina y, por otra, que solo el boquerón no garantiza la viabilidad. Los pescadores están a la espera de conocer la cuota de sardina para regresar a la mar, ya que se aproximan los meses propicios para las capturas y el caladero se ha recuperado.
El presidente de la Asociación de Armadores de Isla Cristina, Francisco Faneca, asegura que el caladero “está lleno de sardina” y no pueden pescar debido a que aún no se ha establecido el cupo para este año.
La flota de Isla Cristina ha decidido no salir a faenar también en señalar de protesta por el retraso del pronunciamiento que mantiene las administraciones central y europea sobre las cuotas del sector del cerco de este año, tanto de la sardina como del boquerón y el jurel.
Sin embargo barcos de la flota de Punta Umbría, Barbate y Sanlúcar de Barrameda sí salen a la mar, aunque no a diario, a pesar de la incertidumbre sobre las cuotas. Éstas dependen de la asignaciones de la Unión Europea, sobre todo en lo que se refiere a España y Portugal.
Distintas asociaciones de pescadores de Isla Cristina, como la Cofradía de Pescadores Virgen del Carmen de Isla Cristina, la Asociación Sur-Atlántica de Buques, la Asociación isleña de Armadores y Armadores La Higuerita han hecho público un manifiesto en el que expresan las dificultades que tienen para practicar la modalidad de pesca de cerco, ya que a las ya existentes se han unido las “exiguas cuotas” de boquerón y de sardina que se asignan a las embarcaciones de Isla Cristina.
Los pescadores, “no existe un único problema que esté hundiendo a una flota otrora rentable”, sino que a la “infinidad” de dificultades que ha venido padeciendo la modalidad de cerco desde hace años, además del ya clásico de los bajos precios de los productos pesqueros, se han ido uniendo otros inconvenientes.
El sector sostiene que es preciso que el ICES realice un estudio individualizado en el Golfo de Cádiz, ya que la situación es distinta a la del conjunto del caladero hispano portugués, para lo que el sector está dispuesto a colaborar con los medios que sean necesarios.
Mientras, la inseguridad se ha adueñado del sector del cerco en lo que va de año sigue sin conocer los cupos ni de la sardina ni del boquerón, las dos principales especies del Golfo de Cádiz, a las que se suma la caballa.
Los armadores tan solo conocen que podrán pescar boquerón hasta el 30 de junio, cuando termina el periodo establecido con anterioridad, pero nada saben de la sardina, cuyo periodo de captura se centra del 1 de mayo al 30 de septiembre.
Una vez agotado el cupo establecido el pasado año, los barcos no pude capturar sardina hasta que determine las nuevas cantidades el Gobierno central.
900 marineros
El fin de la veda, acordada con el Gobierno central, ha supuesto la vuelta al trabajo de alrededor de 900 marineros que a lo largo de dos meses han estado en el desempleo, ya que se ha llevado a cabo sin que el sector haya contado con ayuda alguna.
Las embarcaciones que se dedican a esta modalidad en el Golfo de Cádiz están localizadas en los puertos onubenses de Punta Umbría e Isla Cristina y en los gaditanos de Barbate y Sanlúcar de Barrameda, y sus capturas principales son la sardina y el boquerón.
En condiciones normales, el sector del cerco onubense reserva la cuota de captura de la sardina para el verano, periodo por excelencia para el consumo de este pescado. A pesar de que la flota pudo capturar sardina desde el 1 de mayo de 2018, tras el fin de la parada, en las primeras semanas apenas si agotó unas cuantas toneladas. Por lo general, el grueso de la captura lo acumuló para los meses siguientes debido a la escasa cuota asignada para el caladero por el Gobierno central, a través de una disposición sobre la ordenación de la pesquería de la sardina.
El pasado año la captura arrancó dos meses más tarde tras las múltiples gestiones que tuvieron que realizar conjuntamente España y de Portugal ante Bruselas para frenar un informe del Consejo Internacional a favor de cerrar el caladero por encontrarse en una situación preocupante.
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