Pueblos serranos durante el Trienio Liberal

Historia

Un estudio de Omar Romero de la Osa rescata datos sobre tres localidades serranas en el XIX

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Encinasola a principios del siglo XX Archivo de Tomás López / Archivo de Tomás López
Antonio F. Tristancho

14 de octubre 2024 - 05:00

Galaroza/La investigación histórica en archivos públicos y privados sigue dando frutos interesantes. El descubrimiento realizado en el archivo de la Diputación de Sevilla por la Asociación Cultural Lieva de documentos relacionados con pueblos onubenses durante el siglo XIX vuelve a dar motivos para el análisis y la observación. De igual forma que hiciese con Campofrío hace unos meses, el historiador Omar Romero de la Osa ha realizado un trabajo sobre las localidades de Encinasola, Fuenteheridos y La Nava, con el objetivo de conocer mejor la comarca durante el siglo XIX.

Con el Pronunciamiento de Riego y su consecuente movilización popular, el 9 de marzo de 1820, las cadenas del absolutismo se habían roto en favor del sistema liberal, indica el investigador aracenense. Una de las claves que sustentaron el periodo comprendido entre los años 1820 a 1823 fue los ayuntamientos, no solo por constituir la punta de lanza de contrarrevolucionarios realistas, sino también por ser el primer peldaño del cambio económico y social. Para coordinar las reformas entre el poder estatal y el municipal se creó la figura del Jefe Superior Político para distribuir los recursos en competencias de sanidad, economía, asistencia social, orden público o alojamiento de tropas.

En La Sierra, este importante periodo histórico es muy desconocido por la merma documental de los archivos municipales en la década de 1940. Una ventana se abre, sin embargo, gracias a la documentación recopilada por Ramón Luis Escobedo, como Jefe Superior Político de Sevilla en 1821, de varios pueblos serranos como Encinasola, Fuenteheridos y La Nava, a los que se suma Campofrío, del que ya se publicaron datos anteriormente.

Plaza del pueblo de Fuenteheridos en 'Huelva', de Amador de los Ríos en 1891. / H.I.

Se trata de estadillos informando sobre beneficencia, obras públicas, Milicia Nacional, estadística demográfica y escolaridad entre los meses de enero, febrero y marzo del año 1821, a excepción de Fuenteheridos, que envía datos del año 1820. Este fondo documental constituye una fuente de conocimiento sobre los ayuntamientos constitucionales durante el Trienio Liberal, conservado en el Archivo de la Catedral de Sevilla, y digitalizado por la Diputación Provincial de Sevilla para su preservación y puesta a disposición de la investigación.

Un primer aspecto a destacar es que los ayuntamientos, asentados en la legislación de Cádiz de 1812, fueron elegidos por el pueblo. La participación política se manifiesta en los nuevos alcaldes que firman los documentos enviados: Mateo Gil en Encinasola, Mateo Díaz Hidalgo en Fuenteheridos y Román Galán en La Nava, verdaderos baluartes contra el absolutismo. A ello, debemos sumar, en opinión de Romero de la Osa, la uniformidad de acción de los ayuntamientos, pues lo que antes era abordado por las ordenanzas municipales que redactaba cada municipio, y por lo tanto solo válido en ese término, en este momento asuntos de construcción de viviendas, mercado o contribuciones son recogidos en la legislación general, normalizando unos estándares de vida por todo el territorio nacional.

Esa necesidad de mejora de las condiciones de vida lleva al Jefe Político a recabar información general tanto demográfica como económica. Es de resaltar la solicitud de datos demográficos en una época donde aún no existía el Registro Civil (creado en 1870) y el único control demográfico se realizaba en las parroquias. De las tres poblaciones, Encinasola era la más poblada con 800 vecinos, seguida de Fuenteheridos con 245, de La Nava no enviaron esos datos. Si nos detenemos en detalles más concretos, observamos que Encinasola presenta una pirámide progresiva con más nacimientos (48) que muertes (13), y Fuenteheridos se posiciona estable con un número similar de nacimientos (27) que de muertes (25), al contrario que La Nava con un número mayor de muertes (5) respecto a los nacimientos (3), en este último caso todas las muertes se registran de niños.

Documentación sobre Encinasola en el siglo XIX. / H.I.

Dentro de los aspectos económicos, el Jefe Político se interesaba por la industria y el comercio de las localidades. Mayoritariamente se informa sobre ganadería y agricultura. Así, en los tres pueblos que se analizan los cultivos de secano se centran en trigo, centeno, cebada y avena y en todos se anuncia una corta producción, sumando el alcalde de Fuenteheridos la posible causa, “por las muchas aguas”, y el alcalde de Encinasola manifiesta que a pesar de la escasa producción de cereal no hay alteraciones de labradores porque se emplean a dicho cultivo las personas justas.

En cuanto a la ganadería, Encinasola y Fuenteheridos hablan de ganado cabrío, porcino y vacuno y en La Nava solo de cerda. Además, en Encinasola se apunta ganado caballar, distinguiendo caballería mayor y menor, un dato curioso por cuanto manifiesta una mayor capacidad de producción y comercio en esta población.

Los datos demográficos y económicos apuntan a una realidad estancada, cuando no regresiva. Tan solo Encinasola comenta la manufactura de confección de prendas de vestir por las mujeres en sus domicilios dedicadas a tejer colchas, costales, yerga y paño, una producción exigua que mayoritariamente se destina a las familias y un resto para su comercio.

Documento sobre La Nava en 1821. / H.I.

Vigilar la salubridad de los vecinos será la primera atribución de estos ayuntamientos constitucionales en la idea de erradicar males y consolidar condiciones más favorables de vida. En cuanto a enfermedades, se informa solo de procesos catarrales, lo cual, lejos de augurar una salud inquebrantable de los serranos, indica la falta total de infraestructura sanitaria. En el caso de Encinasola existía “una casa medio arruinada con el nombre de hospital donde pernoctan los pobres pordioseros transeúntes”, es decir una estancia incomoda donde poder echarse a dormir, una infraestructura ausente en Fuenteheridos.

Un panorama que induce al historiador a pensar que se habían realizado pocos cambios respecto del periodo anterior, tal y como ocurre sobre la seguridad pública, pues ninguno de los tres pueblos comunica información sobre la Milicia Nacional, manifestando que no estaría constituida u organizada y tan solo Encinasola tenía una cárcel, aunque ésta no contaba con condiciones óptimas de salubridad: “Hay una cárcel reducida, y aunque se empleó el año anterior un maestro alarife unos días en componerla, aún no lo está en los términos de conservar en ella con humanidad reo alguno”, dice uno de los documentos.

Un punto muy importante será la enseñanza, dado que por primera vez un ayuntamiento podía hacerse cargo de la alfabetización de sus convecinos. En este peldaño de la administración educativa, los munícipes se encomendaron a la enseñanza de las primeras letras en virtud del Decreto 23 de junio de 1813. Se pretendía que el Consistorio pagase de su presupuesto al maestro, tal y como ocurre en Fuenteheridos o en Encinasola, que dispone de 400 reales del dinero de propios más una dotación de 1750 reales que dejó para el pueblo Manuel López Castilla, coronel de milicias que fue en Bogotá. Ahora bien, a pesar de la buena voluntad de la administración local, no siempre salían las cosas como se pretendían, ya que en Encinasola, la escuela regentada por José Calvo “está paralizada por estar el maestro en causa criminal pendiente”.

Escritos enviado desde Fuenteheridos hace dos siglos. / H.I.

Las obras públicas eran otra de las atribuciones en el deseo de llegar a ideas urbanistas (o higienistas como se decía en la época) que mejorasen la calidad de vida. A los ayuntamientos se les confió la reparación de edificios públicos, la construcción de caminos, puentes, cárceles u hospitales. Como en los aspectos anteriores, La Nava no informa de estos asuntos. Al contrario, Encinasola comenta que las únicas obras públicas de la población son las dos fuentes que existen en el borde de la población, que “se conservan con el maior cuidado”, y el cementerio, una obra emprendida en 1813 con fondos eclesiásticos pero paralizada. En el caso de Fuenteheridos, el Consistorio se afanó en arreglar y terminar el corral del concejo, componer la posada y empedrar parte de la plaza de la fuente. En ambos casos, no promovieron la construcción o mejora de caminos que facilitasen la comunicación entre las poblaciones.

Como el ánimo de recabar esta información era la mejora de las condiciones de vida las poblaciones, en los documentos que se han estudiado se apuntan soluciones. Tratándose de poblaciones caracterizadas por una economía ganadera fundamentalmente, se solicitan mayores espacios para pastar. En el caso de Encinasola se anota que solo tiene una dehesa de propios pero que existe otra llamada de La Contienda, en condominio con Aroche y Moura, que no es repartida adecuadamente “con arreglo al decreto de las Cortes de quatro de enero de mil ochocientos trece”. Igualmente ocurre en Fuenteheridos, que reclama mayores espacios para pasto por “la cortedad de su término, pero sí se concediese por el gobierno, la mancomunidad de partes con las villas inmediatas, tomaría ésta población un aumento mui considerable de riqueza”.

Finalmente, la información enviada por Encinasola nos aporta una curiosidad. Una parte muy importante del nuevo régimen liberal era la Milicia Nacional, cuerpo armado destinado a funciones de policía y orden público. La formación de este cuerpo tuvo una doble estrategia, de un lado, servir de contención a los contrarrevolucionarios o contrarios al nuevo régimen y, de otro, a la adhesión de ciudadanos. Según los escritos estudiados por Romero de la Osa, en ninguno de los pueblos se había constituido aún esta milicia, pero en Encinasola se alentó a los ciudadanos “haver infundado adhesión a los vecinos de nuestro sistema constitucional, haciéndoles conocer el mérito honorífico de don José María Jaime, alcalde que fue el año [18]14 en Granada y persecución infundada por su adhesión, por los déspotas que luego mandaron, conservando todos sus derechos a los españoles”, haciendo una clara referencia a la represión producida por los absolutistas a la vuelta de Fernando VII en 1814 que revertió todas las políticas iniciadas con la Constitución de Cádiz.

La documentación de Encinasola, Fuenteheridos y La Nava arroja luz en la comarca de La sierra sobre un periodo histórico (1820-1821) dominado por los exaltados, facción política que quiso romper de forma más radical con el absolutismo extendiendo a los ayuntamientos una parte importante de la sostenibilidad del nuevo régimen. El estudio de Omar Romero de la Osa supone, pues, un avancen en el conocimiento de la realidad sobre el siglo XIX onubense.

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