El fin de las restricciones anima el alquiler de viviendas vacacionales en la costa
El sector hotelero onubense muestra su preocupación ante la proliferación de Viviendas con Fines Turísticos (VFT) en la costa, cuya actividad no tiene carácter económico, ejerciendo por tanto "competencia desleal"
El sector inmobiliario constata un ascenso en la demanda de alquileres vacacionales y detecta un "mercado negro" entre propietarios, corredores e inquilinos
El fin de las restricciones más duras de la pandemia ha marcado un antes y un después para el sector turístico en la costa onubense, donde según todos los indicadores, sin llegar a niveles prepandémicos y por tanto a recuperar la total normalidad, las perspectivas para el verano que está a punto de comenzar son bastante halagüeñas.
No obstante la pandemia de coronavirus, que está teniendo consecuencias de todo tipo y en todos los ámbitos de la vida, también está afectando a los hábitos de los consumidores, de los que evidentemente no queda exento el sector turístico, donde los expertos ya vienen hablando desde hace meses del 'turismo burbuja' como una de las herramientas para la reactivación del sector.
En este contexto, y en el caso de la costa onubense, este tipo de turismo se está traduciendo en un aumento de la demanda de alquileres de viviendas donde pasar las vacaciones estivales bien en familia, bien en grupos reducidos de amigos, aislados del contacto directo con otros turistas.
Una situación que preocupa al sector turístico tradicional por la "competencia desleal y flagrante" que ejercen determinadas modalidades de este tipo de alojamiento centradas en el alquiler de inmuebles, especialmente aquellos que "no tienen carácter de actividad económica" como es el caso de las Viviendas con Fines Turísticos (VFT) y las Viviendas Turísticas de Alojamiento Rural (VTAR).
Así lo ha señalado a Huelva Información el secretario de la Asociación Provincial de Hoteles (APH), Rafael Barba, quien detalla que para el ejercicio de esta práctica, desde el año 2018 solo es necesario inscribirla en el registro de turismo de Andalucía, por lo que hay escaso control sobre la misma, y muy pocas obligaciones por parte de los propietarios de los inmuebles".
Según la última actualización del registro de VFT y VTAR de la Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía, en el litoral onubense existen en la actualidad 3.795 unidades de alojamiento en VFT, las cuales cuentan con un total de 9.689 plazas, siendo los puntos con más alojamientos de este tipo Isla Canela, que cuenta con 918 unidades de alojamiento en VFT y 2.052 plazas, seguida en este orden por Ayamonte (701 unidades y 515 plazas); El Rompido y Nuevo Portil (572 y 1.237), Islantilla (487 y 1.130); La Antilla (429 y 1.015); Matalascañas (255 y 598); Punta Umbría y El Portil (227 y 513); Isla Cristina (226 y 514); Mazagón (100 y 210); Lepe (53 y 118); Cartaya (20 y 37) y La Redondela (19 y 39).
Para la Asociación Provincial de Hoteles esta situación de las VFT (y las VTAR) es un problema porque al no estar considerada como actividad económica, "los propietarios de estas viviendas no juegan con las mismas reglas del juego en cuanto al pago de impuestos y normativas; así como por la indefensión que supone para los consumidores". Además, añade, existen muchos más inmuebles destinados a alquiler vacacional que, al no estar dados de alta ni como VFT ni como VTAR, escapan a cualquier tipo de registro.
Según los cálculos de la APH, realizados antes de la llegada de la pandemia y tomando como referencia un precio medio de 75 euros al día por alojamiento en este tipo de viviendas no regladas, "se están dejando de tributar en materia de impuestos por el ejercicio de dicha actividad unos 13 millones de euros en la provincia de Huelva, así como en el caso concreto de los Ayuntamientos, éstos están dejando de ingresar un total de 4,8 millones en concepto de Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), que es mayor para los inmuebles dedicados a la actividad turística.
En materia de empleabilidad, la APH calcula que si esta modalidad de alojamiento estuviese reglada como actividad económica, las VFT y las VTAR generarían en la provincia onubense un total de 1.650 empleos directos en la provincia de Huelva.
Otro problema que plantea esta actividad, según añade Barba, es que "consume recursos públicos en los municipios donde están ubicados los inmuebles, como es el caso de la recogida de basuras, aparcamientos, seguridad ciudadana o limpieza viaria, entre otros muchos, sin que a cambio contribuyan a su sostenimiento mediante el pago de impuestos como el resto de la oferta turística.
Con el objeto de intentar poner un poco de orden en esta situación, la APH de Huelva, a través de la Federación Andaluza de Hoteles y Alojamientos Turísticos (FAHAT) a la que pertenece, está planteando a la Junta de Andalucía varias medidas, entre las que destaca que los propietarios con más de una VFT o VTAR, tengan la obligación de pasar a la consideración de Apartamento Turístico o Casa Rural, regularizando así su situación como actualidad económica -actualmente solo están obligados e ello los propietarios con más de dos-.
La segunda medida que plantea FAHAT a la Junta, según prosigue Rafael Barba, se centra en endurecer la normativa que regula las VFT y las VTAR "al objeto de equipararlas a o que se exige a los Apartamentos Turísticos y Casas Rurales"; y la tercera y última pasaría por una modificación del Decreto que regula los Apartamentos Turísticos y Casas Rurales "para poder clasificar este tipo de alojamientos por tipos y puntuaciones en función de los servicios que prestan, como ocurre con los hoteles, campings y resto de establecimientos turísticos".
Finalmente la APH no oculta su preocupación por esta situación ya que "el verano pasado proliferó la demanda de este tipo de establecimientos por el turismo de burbuja con motivo de la pandemia, y mucho nos tememos que este año aumente aún más la demanda". Y es que, "mientras que nosotros tenemos problemas de ocupación, esta actividad no reglada, y ejerciendo una competencia totalmente desleal, prolifera cada vez más".
Por todo ello, concluye Barba, "la única solución pasa por regularizar y ordenar la actividad", y la Junta de Andalucía "tiene que dar un paso al frente en este sentido".
Por otra parte, y dentro también de la oferta de vivienda vacacional, se encuentran los Apartamentos Turísticos -frente a las VFT-, y las Casas Rurales -frente a las VTAR-, que por el contrario sí tienen carácter de actividad económica y por tanto están totalmente reguladas.
La oferta de la provincia onubense en relación a estas dos últimas tipologías de alojamiento son un total de 53 complejos de Apartamentos Turísticos (con 5.496 plazas) y 179 de Casas Rurales (con 1.354 plazas). En la costa destacan, de mayor a menor y en el caso de los Apartamentos Turísticos, Ayamonte con 18 establecimientos y 1.610 plazas; Punta Umbría (7 y 1.700); Isla Cristina (6 y 836); Almonte (5 y 623); Lepe (3 y 406); Cartaya (2 y 44); Moguer (1 y 7); y finalmente Palos de la Frontera (1 y 6). En total, el litoral onubense suma una oferta de Apartamentos Turísticos de 43 establecimientos y 5.232 plazas de alojamiento.
Las inmobiliarias detectan un aumento en la demanda del alquiler vacacional
Diego Toronjo, presidente de la Asociación Empresarial de Agencias Inmobiliarias de Huelva (AIH), adscrita a la FOE, ha señalado por su parte a esta redacción que "ya a estas alturas está complicado este año acceder en la provincia a los alquileres vacacionales en la costa debido al aumento de la demanda".
No obstante, añade, gran parte de esta actividad "se está produciendo a través de intermediarios o corredores de fincas que viven en los núcleos costeros y que son de confianza para los propietarios de los inmuebles". Estas personas, añade, "se encargan de mantener y limpiar las viviendas, así como de gestionar los alquileres, en el marco de un mercado subyacente que existe, pero que no está regularizado del todo porque los alquileres se producen de forma privada y directa entre propietarios e inquilinos".
Otras fuentes del sector inmobiliario han indicado a Huelva Información que "existe un mercado negro imposible de cuantificar entre particulares, intermediarios e inquilinos, que se dedican a esta actividad sin que queden registros oficiales de ella".
Por su parte Marta Martín, de la inmobiliaria del mismo nombre ubicada en El Portil, ha señalado a este periódico estar "muy gratamente sorprendida" por la actitud de sus clientes, que "no solo están este año por alquilar viviendas en la costa, sino también en muchos casos hasta por comprar". "La demanda está siendo espectacular, -añade- sobre todo de vecinos de Huelva capital y de los pueblos de la provincia y, de hecho, prácticamente está ya todo cubierto".
Para Milagros Cano, de Masqkasas (Punta Umbría), su inmobiliaria "lleva ya un par de semanas con mucha demanda de viviendas para alquiler vacanional", si bien "no ha aumentado en relación con otros años, sino que ha llegado de golpe, tras despejarse que en verano casi con total seguridad no va a haber restricciones de movilidad ni cierres perimetrales". En su caso la mayoría de los demandantes proceden de la provincia de Sevilla y de Extremadura.
Finalmente Pedro Masera, de la inmobiliaria M&M de Islantilla, coincide con los anteriores en que se está produciendo bastante demanda de alquileres vacacionales este año, y que ésta ha crecido "ligeramente" en un porcentaje que sitúa entre un dos y un tres por ciento.
Por último, los tres coinciden en afirmar que los precios se "están manteniendo" con respecto a años anteriores, oscilando en El Portil entre los 1.100 y los 1.200 euros por quincena en julio y agosto, respectivamente. En el caso de Punta Umbría la quincena tiene un precio medio algo superior, oscilando entre 2.000 y 2.100 euros por quincena para una vivienda tipo de tres dormitorios y dos baños. Finalmente en Islantilla los precios dependen de si se alquila en la parte de abajo -junto a la playa-, donde una quincena sale entre 1.000 y 1.500; o de arriba -junto al campo de golf- donde estos oscilan entre 800 y 1.200, en ambos casos para una vivienda con dos o tres dormitorios, un baño y un aseo.
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