La tarde que destrozó Gibraleón

Un atropello múltiple intencionado en las terrazas de dos bares acabó hace una semana con la vida de un joven de 32 años y marcó para siempre la tranquila vida en la localidad olontense

Tensión en la llegada a los juzgados del detenido por el atropello mortal en Gibraleón

El presunto autor del atropello de Gibraleón ingresa en prisión sin fianza por homicidio

Velas y flores en la acera del restaurante El Apoderado donde perdió la vida Javier Martín en el atropello múltiple del domingo pasado.
Velas y flores en la acera del restaurante El Apoderado donde perdió la vida Javier Martín en el atropello múltiple del domingo pasado. / Alberto Domínguez
R. D.

16 de octubre 2022 - 06:00

Gibraleón/Hace una semana era un domingo normal en Gibraleón. Como otro cualquiera. Quizá éste mejor, con la ilusión de prepararse el pueblo para la Feria, por fin recuperada con todo esplendor después de la pandemia. Eran las cuatro y media de la tarde, tiempo de sobremesa para disfrutar aún en las terrazas de los bares, cuando un Ford Focus se detuvo ante el velador del restaurante El Apoderado, en la Avenida de Andalucía, junto a la Iglesia del Carmen. “¡Ahora no hablaréis mal de mi! ¡Os voy a matar a todos!”.

Enseguida los presentes reconocieron al conductor del vehículo: era M.A.D.M., de 40 años, conocido en todo el pueblo, con un historial que incluye diferentes antecedentes penales y varios ingresos en prisión.

Fue gritar y acelerar su coche para embestir a las mesas en el acerado de la calle. Varias personas salieron despedidas entre el desconcierto y el horror de todos allí. El Focus huyó rápido del lugar y se dirigió hacia abajo, en dirección a la calle Palo Dulce, donde protagonizó una escena parecida en la terraza del restaurante La Almazara, antes de que continuara su camino hacia la N-431 y cruzarla por la rotonda camino de Trigueros, donde se le perdió la pista.

En la primera terraza, Javier Martín se llevó la peor parte. Tomaba café con un grupo de amigos en una de las mesas, cuando la embestida del coche le hizo volar por los aires y llevarse un fuerte golpe en la cabeza. El helicóptero del 061 desplazado al lugar le evacuó de urgencia a un centro hospitalario pero falleció en el trayecto. Tenía sólo 32 años, un buen trabajo en una empresa constructora y toda una vida por delante truncada en aquel momento de casual fatalidad.

Los testigos aseguran que la acción del conductor era intencionada, aunque no parecía que pusiera el foco en ninguna persona concreta. Quienes le conocen en el pueblo apuntan que solía creerse objeto de comentarios y miradas inquisitorias de sus vecinos, y reaccionaba ante ello. El domingo pasado lo habría llevado al extremo. Además de la vida de Javier Martín, se cobró seis heridos de distinta consideración y el shock provocado entre testigos y unas familias a las que aquellos minutos de esa tarde dejarán marcadas para siempre.

El acusado, M.A.D.M., a su entrada en los juzgados el jueves.
El acusado, M.A.D.M., a su entrada en los juzgados el jueves. / Josué Correa

El estupor tomó la terraza de El Apoderado, entre la incredulidad aún por lo sucedido en ese punto de la Avenida de Andalucía olontense, apenas a 70 metros del negocio familiar de frutas y verduras por el que los padres de M.A.D.M. son conocidos y queridos en el pueblo.

La noticia volaba en el pueblo, en grupos de WhatsApp, porque muchos evitaban acercarse al lugar. Las primeras versiones, en pleno desconcierto, tergiversaban los hechos y hasta acabaron por propagar falsas noticias sobre el padre del identificado conductor del atropello múltiple.

El fuerte dispositivo policial desplegado en su búsqueda, en la que participaron medios aéreos, acabó dando sus frutos dos horas y media después en una casa de campo de un municipio vecino, donde se había ocultado. Fue detenido y trasladado a los calabozos de la Casa Cuartel de la Guardia Civil en Punta Umbría.

Las pruebas a las que fue sometido el sospechoso esa tarde descubrieron trazas de consumo de cocaína; no había rastro de otras drogas ni de alcohol.

Esa misma noche, M.A.D.M. precisó de atención sanitaria y la unidad que acudió a asistirle aconsejó su traslado al hospital Juan Ramón Jiménez, en el área de Salud Mental. Allí, custodiado por agentes como detenido, se le administraron ansiolíticos hasta que la mañana del jueves se autorizó su traslado al Palacio de Justicia de Huelva para prestar declaración. Para ello, el juez había tenido que prorrogar el periodo previo de 72 horas estipulado antes de pasar a disposición judicial. Tras acogerse a su derecho a no declarar, desde el Juzgado de Instrucción número 5 se dictó orden de prisión provisional, comunicada y sin fianza, como acusado de un delito de homicidio consumado y otros de seguridad vial y lesiones.

Desde el mediodía del jueves, el acusado se encuentra de nuevo en el centro penitenciario de La Ribera, de donde había salido un par de semanas antes. Ahora se encuentra aislado para evitar posibles ataques de otros internos, y de forma preventiva en la enfermería, con vigilancia constante y pendiente de una evaluación médica que determine a dónde será trasladado definitivamente.

Mientras este proceso con el detenido seguía su curso, la familia de Javier le despedía el martes aún sin recobrarse del estado de shock en el que entró el domingo por la tarde. Ahora sólo piden justicia: que la muerte de este joven olontense no quede sin castigo, temerosos de que el detenido pueda eludir un castigo ejemplar alegando cualquier problema de salud mental. De hecho, tanto la Fiscalía como la acusación particular trabajan en esta línea, conocedores de las circunstancias que han entrado en juego estos días.

Gibraleón trata de recomponerse ahora tras ocupar espacios televisivos de todo el país atraídos por una tragedia que pudo ser aún mayor. A los dos días de luto en el municipio decretados por el Ayuntamiento olontense siguió el miércoles el comienzo de la Feria de San Lucas. Fue complicada la decisión de continuar con el programa de festejos, pero el paréntesis de la pandemia llamaba a normalizar este año con un poco de alegría en las calles. No está siendo lo mismo después de lo vivido hace una semana pero toca mirar hacia adelante. Aunque esa tarde del 9 de octubre no se olvide jamás.

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