Tiberio Ponzones Riera, puntaumbrieño por encima de todo
Gente de Aquí y Allá
Tuvo la Agencia de Transportes con la que prestaba servicios en Punta Umbría, Cartaya, Aljaraque y Gibraleón hasta su jubilación
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Es la única persona que conozco con ese nombre, el nombre de un emperador romano. Y es que su padre era italiano, el célebre y recordado Combes Ponzone Stradella, que salió de Italia atravesando los Alpes y llegó a Punta Umbría y conoció a una puntaumbrieña, Alejandrina Riera Toscano, se casó con ella para formar una familia y tuvieron cuatro hijos: Antonieta, Marieta, Tiberio y Julieta. De Tiberio es de quien me voy a ocupar hoy.
Antonieta se casó con el conocido Tony Vázquez de Mora y Marieta, con el también conocido Antonio Olaya López. De estos dos cuñados de Tiberio y de su padre ya escribí hace tiempo porque han sido personas muy importantes en la vida y en la historia de Punta Umbría. Julieta se casó con otro buen amigo, Restituto López; y Tiberio, con Rafaela López Cordero, nacida en Punta Umbría y con la que tuvo un hijo llamado como su abuelo, Combes, nacido también, como su padre, en este pueblo marinero.
A Tiberio lo conocí antes de que yo entrase a trabajar en los servicios técnicos del Ayuntamiento de Punta Umbría porque teníamos muchos amigos en común y ya entonces era una persona muy conocida y toda su familia gozaba de la simpatía de todos los habitantes del pueblo.
Nació en Punta Umbría en pleno verano de 1947, hijo de un perito comercial nacido en Portocomaro, en la provincia del Piamonte italiano, en el mismo lugar donde nació Giovanni Angelo, abuelo del Papa Francisco. A Combes, su padre, no le gustaba el campo, que era la tradición de su familia, que tenía viñas; y se dedicó, entre otras cosas, a comercializar en Italia las conocidas motos de la marca Indian, competidoras entonces de las Harley Davidson. Pero no estaba de acuerdo con la política de su país y, como era muy aventurero, decidió marcharse junto a cinco amigos con los que recorrió gran parte de Europa hasta que llegó a El Portil y reinició su vida aquí, siendo quien empezó a comercializar la chirla de Punta Umbría y dio de comer a muchas familias. Hoy la lonja de este pueblo lleva su nombre con todo honor.
Tiberio aprendió sus primeras letras con el maestro local don Raimundo Alaminos. Después, iba diariamente en la canoa a la Academia La Milagrosa, donde hizo el bachiller. Y cuando terminó se fue a trabajar con su padre a la lonja de pescados, hasta que este adquirió para él la Agencia de Transportes que poseía Cayetano Hernández del Campo, quien luego fue el primer alcalde, una vez que se instauró la democracia en España.
Durante muchos años Tiberio prestó sus servicios en Punta Umbría, Cartaya, Aljaraque y Gibraleón, que era el ámbito para el que tenía autorización la agencia recién adquirida, hasta que le llegó su edad de jubilación.
Él me insiste para que nombre a mi padre, que era militar, y él hizo el servicio obligatorio en el Regimiento de Infantería de Granada 34, donde mi padre era por aquel entonces teniente coronel mayor y dice que se portó muy bien con él y guarda muy buen recuerdo, ya que pasó una mili muy buena con el pase pernocta que le concedió. Es verdad que, aunque a veces hay momentos duros en la mil, siempre nos acordamos de los buenos, que también los hay. Tiberio me cuenta muchos anécdotas simpáticas de su época en el cuartel de Huelva y es que la verdad es que Tiberio es lo que se suele decir “un tío simpático”.
Una vez que el soldado Ponzone acabó con el reglamentario periodo militar se dedicó a completar su currículo y para eso se unió a su cuñado Antonio Olaya López, que era un magnífico profesional y estudió graduado social, también junto a su otro cuñado, el que está casado con Antonieta que, dicho sea de paso, es una estupenda pintora de reconocido prestigio. También dio clases para aprender a volar en avionetas y obtener el título de piloto y luego el de patrón de segundo litoral, lo que le sirvió para trabajar en una película sobre Punta Umbría con la actriz María Salerno, que era la artista que estaba de moda en aquel entonces.
También con su camión-grúa, trasladó hasta en tres ocasiones, unas bombas que algunos barcos s pesqueros sacaron del fondo marino entre sus redes y que el llevó hasta los artificieros del ejercito para desactivarlas. Tiberio ha prestado muchos servicios a la colectividad. Tiberio Ponzone es, como yo digo siempre, una de esas personas que forma parte del paisaje puntaumumbrieño. Punta sin él no es lo mismo. Es muy cordial, habla con todo el mundo y para todos tiene unas palabras y un saludo.
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