Vicente Parra Roldán: Leyes, fútbol y toros a orillas del Tinto y el Odiel

Gente de aquí y de allá

Polifacético onubense, hombre de letras, amigo de sus amigos y onubense de los pies a la cabeza

Manuel Gil Fernández, anestesiólogo

Vicente Parra.
Vicente Parra. / H.I.

Huelva/Siempre fuimos muy buenos amigos, desde que éramos pequeños. Hasta nos gustaban las mismas muchachitas, pero nos llevábamos tan bien que no nos peleábamos ni discutíamos, dejábamos que ellas decidieran. Así de buenos amigos hemos sido siempre y lo seguimos siendo.

Vicente nació en Huelva en el emblemático lugar conocido como El Punto. Es y se siente onubense por los cuatro costados, incluso a la hora de comer pues, según me cuenta, lo que más le gusta son los guisos marineros típicos de nuestra tierra. También es taurino desde muy jovencito, aunque realmente él siempre fue “litrista” y “chamaquista”, sin dejar atrás a Posada, Santi Ortiz y todo aquel torero que huela a salitre. Y por supuesto, tiene a su Recre siempre en su corazón.

Su padre fue un castellano recio que inculcó a sus hijos la seriedad y formalidad, que se mezcló con la simpatía de su madre, que era cartayera. El matrimonio tuvo tres hijos y yo tengo la dicha de conocer a los tres. Juan ha trabajado siempre en las oficinas centrales de la Autoridad Portuaria, lo que antes se llamaba el Puerto Autónomo, oficinas que yo frecuentaba mucho porque colaboraba con ellos con mis trabajos profesionales. Su hermana, María Antonia, se casó con un conocido industrial moguereño, propietario de las conocidas Bodegas Sáenz, las del “Diezmo Nuevo”, que fabrican con una fórmula antiquísima el riquísimo vermut “Melquiades Sáenz” y el famoso vino de naranja. Y por cierto, en la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Huelva tuve de alumna a su hija, que he de decir que era muy buena e inteligente.

Ahora Vicente se suele reunir con sus amigos en una terraza de un céntrico bar de Huelva. Allí lo abordé y le dije que era merecedor de un reportaje en la prensa, a lo que él en principio me dijo que no era nadie para eso y sus propios amigos me insistieron para que lo hiciese. Además, yo estaba convencido desde hacía tiempo de que Vicente debe aparecer en mi galería de “Gente de mi alma”.

De pequeños fuimos al mismo colegio y ha defendido a esta nuestra tierra a capa y espada. Luego se marchó a Sevilla a estudiar Derecho y se hizo abogado. También ejerció la enseñanza en el Instituto Vicente Rodríguez Casado de La Rábida, fue corresponsal de la Agencia EFE durante muchos años, colaborador de varias emisoras de radio y televisión y del diario Odiel Información, donde coincidió con mi hijo Javier, licenciado en Periodismo. Pero su pasión fue ser cronista taurino de todas las corridas de toros que se celebraban en la Plaza de La Merced y también de los partidos del Recreativo de Huelva y del Trofeo Colombino. Todo ello le dio material suficiente para escribir muchos libros, entre los que destaco “30 años de toros en La Merced (1984-2014)”, “Fútbol a orillas del Tinto y el Odiel. 54 años del Trofeo Colombino”.

Cada vez que nos vemos o nos cruzamos por la calle nos paramos y hablamos un rato y siempre me cuenta alguna novedad de un matador de toros pariente mío, hijo de mi prima Maravilla Barranco y que tiene de nombre artístico Posada de Maravillas. Por ejemplo, hace algún tiempo me contó que se clavó la espada en un brazo y tuvo que dejar de torear, con la buena trayectoria que llevaba. Y ahora, al verlo de nuevo, me dice que ya está perfectamente recuperado y que pronto va a reaparecer. Vicente es tan taurino que está al corriente de todo lo que transcurre en la vida de los toreros de Huelva o relacionados con ella. El padre de Maravilla era Juanito Barranco Posada, primo hermano de mi admirado y querido padre.

Vicente, desde bien pequeño, ya escribía artículos en periódicos y revistas. Por donde pasaba daba buena cuenta de su buen escribir. Hasta en la mili escribía en la revista militar “Diana”. Sabe de todos los deportes y de todos escribe y comenta. También ha dado muchos pregones de diversos campeonatos y eventos de todo tipo celebrados en Huelva capital y muchos pueblos de nuestra provincia y ha participado y dirigido muchas tertulias y mesas redondas.

Estoy orgulloso de ser amigo de “Vicentito”, como a mí me gusta llamarlo, porque es una persona muy culta y con la que se aprende mucho. Y además, trasmite mucho cariño a sus amigos y por eso también él es muy querido.

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