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N el ámbito de la sanidad, quienes tenemos algún grado de experiencia, sabemos la capacidad de innovación y de avance científico que se deriva de la combinación del trabajo conjunto de sistema sanitario, empresa y universidad.
Es por eso que la noticia que nos traslada que un grupo de científicos de la Universidad de Granada han construido nuevos modelos de piel artificial con células madre de tejido adiposo, pulpa dental, médula ósea y cordón umbilical que podrán almacenarse en bancos de tejidos para su uso inmediato en grandes quemados, resulta una noticia relevante. Una más de las que se derivan de este trabajo conjunto al que me refería en párrafos anteriores.
En este caso, el mérito especial corresponde al grupo de Ingeniería Tisular del Departamento de Histología, que dirige el profesor Antonio Campos, quien fue capaz de desarrollar en el 2012 un nuevo modelo de piel artificial con propiedades muy similares a la piel humana, que se pudo obtener a partir de células madre procedentes de biopsias cutáneas y de un biomaterial formado por fibrina y agarosa, también diseñado por el grupo.
En este caso de 2012 y tras los correspondientes estudios e investigaciones de tipo preclínico, aquella piel artificial pudo aplicarse como medicamento de terapia avanzada en grandes quemados (esta vez en 2016) en el marco de la Iniciativa Andaluza de Terapias Avanzadas.
La trascendencia de esta iniciativa de investigación de la Universidad de Granada se refiere a la importancia de poder ofrecer soluciones válidas a grandes quemados y propiciar así que se puedan salvar muchas vidas de las personas que por desgracia sufren esta circunstancia.
Ahora han dado un paso más ya que el grupo de Ingeniería Tisular de la Universidad de Granada ha logrado ahora la biofabricación de cuatro nuevos modelos de piel artificial utilizando células madre de tejido adiposo, la pulpa dental, la médula ósea y el cordón umbilical.
Al parecer, estos nuevos modelos ofrecen la ventaja de su posible utilización con carácter inmediato, evitando tener que esperar varias semanas para la fabricación de la piel artificial con las células del paciente quemado, lo que permitirá la actuación terapéutica mucho más eficaz.
Es evidente la trascendencia de este avance para el conjunto de nuestro sistema sanitario no solo en Andalucía sino en España y fuera de nuestras fronteras una vez sean validados todos los procedimientos ya que en la investigación en marcha se está planteando un estudio comparado histológico, genético y de histocompatibilidad en la piel fabricada con cada tipo de célula madre.
Se pretende así establecer las características de los distintos modelos generados y su posible uso terapéutico, sobre todo en aquellos pacientes cuya gravedad no les permitiría esperar el tiempo necesario para la fabricación de piel artificial con sus propias células.
Nada de esto tiene sentido sin la colaboración estrecha del sistema sanitario y la universidad. Como tampoco nada de esto sería posible sin la dedicación de investigadores con una orientación clínica y una clara vocación de servicio público. Este es el camino correcto que desee hace años se viene recorriendo en muchos lugares en España y por supuesto en Andalucía, donde ha habido muchas iniciativas pioneras en las que nuestros profesionales han ofrecido y ofrecen nuevas opciones terapéuticas. Un aplauso y un reconocimiento para todos ellos.
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