En el cáncer colorrectal, ser mujer también cuenta, y mucho

Mujer y Salud

Aunque el cáncer colorrectal es el más frecuente en ambos sexos, hombres y mujeres no enferman igual, no se diagnostican igual, no reciben el mismo tratamiento, ni responden de la misma manera. Porque en cáncer, también ser mujer importa. Y mucho.

Ellas presentan más efectos adversos a los tratamientos y menor precisión en las pruebas de cribado.
Las mujeres presentan más efectos adversos a los tratamientos y menor precisión en las pruebas de cribado. / Archivo
Dra. María José Sánchez Pérez - Profesora y Responsable de Consultoría e Investigación de la Escuela Andaluza de Salud Pública

24 de marzo 2025 - 12:55

El cáncer colorrectal es el más frecuente en España en ambos sexos, según las últimas estimaciones de la Red Española de Registros de Cáncer (REDECAN) para el año 2025. Además, también es uno de los cánceres más letales.

Lo que muchas veces pasa desapercibido es que no afecta por igual a mujeres y hombres. Esta diferencia no se debe solo a cuestiones biológicas —el sexo—, sino también a los roles sociales, las condiciones de vida, el acceso al sistema sanitario y las decisiones clínicas —es decir, al género.

En España, los hombres tienen una mayor incidencia y mortalidad por este tipo de cáncer. Sin embargo, eso no significa que la situación de las mujeres sea mejor. Ellas presentan más efectos adversos a los tratamientos, una menor precisión en las pruebas de cribado que se utilizan en los programas poblacionales, y mayores barreras sociales y económicas que dificultan el acceso, la adherencia o la continuidad del tratamiento.

Por ejemplo, aunque las mujeres participan más en los programas de cribado —como el test de sangre oculta en heces que se ofrece entre los 50 y los 69 años—, diversos estudios han mostrado que este test tiene una menor sensibilidad en mujeres. ¿Qué significa esto? Que muchas lesiones pueden pasar desapercibidas, lo que puede retrasar el diagnóstico hasta fases más avanzadas, empeorando el diagnóstico. ¿Y cuál puede ser la solución? Algo tan sencillo como aplicar umbrales distintos en la interpretación del test según el sexo. Pero todavía no lo hacemos de forma sistemática.

Las diferencias hormonales también juegan un papel importante. Los estrógenos parecen tener un efecto protector frente al desarrollo del cáncer colorrectal, y su pérdida tras la menopausia cambia la localización habitual de los tumores, que en las mujeres tienden a aparecer en el colon derecho, una zona más difícil de explorar, detectar y tratar. Además, las mujeres suelen presentar una respuesta inmunológica distinta, lo que influye tanto en el pronóstico de la enfermedad como en la toxicidad de los tratamientos.

Y no podemos olvidar el impacto de diversas situaciones relacionadas con el género. Las mujeres asumen más responsabilidades de cuidado, tienen menos apoyo social cuando enferman y, en muchos casos, acceden más tarde a los tratamientos más complejos.

También tienen con mayor frecuencia efectos secundarios que afectan directamente a su calidad de vida, como náuseas, pérdida de apetito o caída del cabello, y aunque tienden a reportarlos más que los hombres, a menudo sus síntomas son minimizados o poco tenidos en cuenta en la práctica clínica.

Todo esto debería hacernos reflexionar. La medicina personalizada no puede limitarse a lo molecular ni a los perfiles genéticos. Para ser verdaderamente eficaz y equitativa, debe incorporar de forma explícita la perspectiva de sexo y género. Esto implica adaptar los programas de prevención, los protocolos de diagnóstico y los tratamientos a las necesidades y características específicas de mujeres y hombres. Porque la equidad en salud no consiste en tratar a todas las personas por igual, sino en tratar de forma justa lo que es diferente, con evidencia, sensibilidad y conciencia.

Resulta imprescindible promover una investigación transversal e integradora que contemple tanto los datos biológicos como los determinantes sociales, culturales y económicos que influyen en la salud.

Registrar de manera sistemática el sexo y el género en las bases de datos clínicas, en los estudios epidemiológicos y en los ensayos clínicos es clave para identificar las desigualdades existentes y avanzar hacia una atención oncológica más precisa, inclusiva y efectiva.

Incorporar la perspectiva de sexo y género en la atención al cáncer colorrectal no es una cuestión opcional, sino un imperativo científico, clínico y ético. Las diferencias están documentadas, los datos existen, y las soluciones empiezan a perfilarse: umbrales diferenciados en el cribado, ensayos clínicos con análisis por sexo, formación de los profesionales sanitarios en sesgos de género, y políticas públicas y prácticas clínicas que garanticen la equidad en la prevención, el diagnóstico y el tratamiento.

Avanzar hacia una medicina más justa y precisa implica aceptar que, en el cáncer colorrectal, no hay un único modelo de paciente. En el cáncer colorrectal, como en tantas otras enfermedades, ser mujer también cuenta. Y mucho.

La Dra. María José Sánchez Pérez es profesora y responsable de Consultoría e Investigación de la Escuela Andaluza de Salud Pública; directora del Registro de Cáncer de Granada y directora científica del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA)

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