Diálogos cofrades
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Ser imaginero no es una profesión que muchos tengan claro desde pequeños, pero ese no es el caso de Abraham Ceada que desde que apenas sabía andar tenía claro cuál era su vocación. Su infancia la pasó en la hermandad de su familia, la Sagrada Cena, donde germinó la semilla de su sentimiento cofrade y despertó su inquietud sobre el arte de la escultura entre las diferentes tallas que posee la cofradía dentro de su patrimonio. Además, a Abraham le corre por las venas, recordando con mucho cariño las horas que pasaba en el taller de su tío, Pablo Ceada, que se dedicaba al bordado en oro y así entre imágenes y orfebres, el joven acrecentó su interés por el arte sacro.
Esta vocación no quedó ahí, comenzó a formase en Huelva y escalón a escalón se ha convertido en un escultor e imaginero de referencia en la provincia "mi objetivo era hacer que en mi ciudad también hubiese talleres de imagineros y que esta disciplina llegara a la Huelva cofrade", cuenta Abraham. Su primera oportunidad se la dieron cuando apenas había terminado sus estudios universitarios, desde la parroquia de San Mateo de Tarifa le encargaron una imagen de un resucitado lo que le supuso su primer gran reto personal, porque para llevarla a cabo "era necesario realizar un amplio estudio anatómico, ya que la obra estaba tallada a tamaño real en madera de cedro y se convirtió en un desafío muy importante", contó Ceada. Además, "se trata de mi obra más especial porque es un trabajo escultórico de gran envergadura y anteriormente solo había elaborado imágenes de pequeño formato", añadió.
Abraham trabaja solo en su taller situado en las afueras de Huelva y realiza las imágenes intentando que "evoquen piedad porque los fieles requieren apoyo emocional y orientación", por ello la imagen tiene que aportarle ciertos sentimientos. En sus obras sigue los cánones clásicos de la escultura religiosa que lo llevan a imprimirle su sello de identidad en la labor. El artista cuenta que se trata de un trabajo solitario y dinámico en el que se desempeñan numerosas tareas diferentes, donde siempre tiene varias obras entre manos. Desde 2019, con tan solo 25 años, tiene su taller en Huelva porque aunque antes se situaba en Sevilla, se mudó a su ciudad natal por "la comodidad que me aporta la provincia, con su tranquilidad y a la vez con los servicios que necesito, por lo que para mí fue una muy buena decisión".
"Aunque los primeros años fueron duros, porque se trata de una profesión muy sacrificada siempre he tenido el apoyo de mi familia", ha señalado. A raíz de ir formándose año tras año, el imaginero, ha realizado importantes obras como el relieve para el altar de la Hermandad de la Estrella de Sevilla, "fue una gran oportunidad porque se trató de un trabajo para un cofradía de gran envergadura". Además, en Huelva está llevando a cabo el retablo para la Hermandad de la Virgen del Carmen, el retablo para la parroquia de San Sebastián y un proyecto arquitectónico con trabajo escultórico para el retablo del Sagrario de la Catedral de Huelva.
A Abraham le gustan los retos ha declarado que además de seguir con el trabajo dentro del arte sacro le gustaría desarrollar un proyecto monumental, que implique a la escultura sin religiosidad. Por otro lado, "algo de lo que tengo muchas ganas es de realizar un proyecto de misterio o un crucificado".
Su formación la comenzó en el instituto León Ortega, realizando un grado medio de talla artística en madera donde realizó su primera toma de contacto con la disciplina aunque ya antes había practicado en casa por vocación. Tras tres años en los que asimiló los primeros conceptos sobre talla se mudó a Sevilla a seguir creciendo profesionalmente donde estudió un grado superior en Arte Aplicado a la Piedra que le sirvió para "tener más soltura, conocer y dominar los materiales para dar viabilidad a más proyectos", contó Abraham.
Tras otros dos años formándose, se mudó a Córdoba para estar un curso en el taller de Antonio Bernal aprendiendo el oficio de imaginero y así orientar su carrera profesional a su verdadera pasión, el arte sacro. Para tener una formación redonda estudió el grado universitario de Bellas Artes en la Universidad de Sevilla y con tan solo 29 años ya tiene su taller en Huelva donde realiza todas sus obras. Un joven que seguirá creciendo profesionalmente y es un claro ejemplo de que con trabajo y esfuerzo se pueden alcanzar los sueños.
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