Ayamonte vive su día grande con una afluencia de miles de visitantes

Huelva/De siempre nos enseñaron, que habían tres días grandes en el año, Jueves Santo, Corpus Christi y Día de la Ascensión, por ese orden. Y como el día más grande en el calendario religioso, Ayamonte lo vive de una manera magistral. Ya el Miércoles se vislumbraba, por lo que estaba viviendo en las calles, plazas y lugares emblemáticos de la ciudad, que este año, como decían las previsiones, la afluencia de lugareños y foráneos iba a ser extraordinaria. Pues bien, durante todo el día las playas de Isla Canela y Punta del Moral, estuvieron a tope, con muchos bañistas, que por primera vez en éste año, se atrevieron a hacer sus primeros pinitos en el Atlántico.

Comenzó la tarde religiosa con los Santos Oficios, primero en la Parroquia del Salvador, debido a que a las seis y media salió en procesión la Hermandad de la Oración en el Huerto, Nuestro Padre Jesús Caído y María Santísima de la Amargura.

A las 19:00, esos Oficios se hicieron en las distintas parroquias de la ciudad, ante cientos de fieles que acudieron a la llamada de Cristo en su agonía.

Terminados estos oficios religiosos, muchos de los presentes, visitaron los Sagrarios, en especial el que en la Capilla de las Hermanas de la Cruz se instaló y que de siempre ha sido muy visitada.

Posteriormente, muchos ayamontinos se desplazaron a los distintos templos del centro de la ciudad, para escuchar la Salve que los más de cien cargadores de Padre Jesús y del Socorro, le rezan y canta al Santísimo. Es una Salve distinta e histórica que se conserva desde años inmemoriales.

Una vez terminada dicha Salve, todo el público se dividió en los muchos lugares emblemáticos, para ver ya, en el casco céntrico, las tres imágenes que vienen desde el barrio de la Villa, en lo más alto de la ciudad.

El Paseo de la Ribera está a la hora del paso de la Cofradía completamente abarrotado. No cabe un alfiler. La temperatura y el ambiente extraordinario, y el paso de la Hermandad por la Tribuna Oficial, son dignos de mención. Poco a poco, la cofradía irá volviendo a su templo de origen, mientras los muchos restaurante, bares y cafeterías están a tope.

Hay que andar rápido ya que a las dos de la madrugaba sale, desde la Capilla del Socorro, la Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima del Socorro, y la Hermandad, que sube la calle Galdames, tiene que pasar por el Templo del Socorro antes de las dos de la madrugada. Y la verdad es que nunca ha fallado, pero para ello los costaleros tiene que sufrir muchísimo ya que la distancia que hay entre el centro de la ciudad y la Parroquia del Salvador, lugar donde está instaurada la Hermandad de Jesús Caído, es muy grande y además, más de la mitad del recorrido es cuesta arriba. Por lo tanto el esfuerzo es triple. Pero repito, nunca ha tenido que esperar la Hermandad de Padre Jesús, porque no haya pasado el último de los pasos que en ese momento está en la calle, la Virgen de la Amargura.

Cuando aún ésta imagen no ha cruzado el dintel de la Parroquia del Salvador, las puertas del Socorro se abren, antes miles de personas, para dar salida a la procesión de la madrugada ayamontina, Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora del Socorro, siendo las dos en punto de la noche.

Esta Hermandad es especial ya que, la cofradía no lleva penitentes, no lleva música, es cargada desde fuera por cargadores, y el pueblo hace una piña en torno a las dos imágenes.

Éstas recorren todo el pueblo, llegando a la Tribuna Oficial a las siete de la mañana, y llega a las puertas de su Capilla, sobre las 10:30, quedándose en las puertas, hasta la 13:00, que ya se hayan subastados las dos varas que al año siguiente dirigirán los pasos, entrando en su templo antes cientos de personas.

Para el Viernes Santo está previsto la salida de dos cofradías, a las 20:00, desde la Parroquia de las Angustias, la Hermandad del Descendimiento, Santo Entierro y Nuestra Señora del Mayor Dolor, y desde el templo de San Francisco, a las 21:00, la Hermandad del Vera Cruz, Santo Entierro y Virgen de la Soledad.