Martes Santo de esplendor cofrade
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La Lanzada en Ayamonte y Buena Muerte en Isla Cristina realizaron estación de penitencia.
AYamonte, Isla Cristina y Lepe vivieron ayer una noche de Martes Santo marcada por una mejor climatología que la del Lunes Santo, que incluso llegó a poner en duda, y a retrasar, la salida procesional de la Buena Muerte de la ciudad fronteriza.
En ambas localidades costeras efectuaron, por tanto, sin problema estación de penitencia dos de sus hermandades más queridas, que fueron seguidas y vividas intensamente y con un enorme fervor por numerosos fieles y ciudadanos en general.
En el caso de la estación de penitencia de Ayamonte, la Real, Antigua, Ilustre y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Lanzada y María Santísima de la Esperanza del Mar (popularmente La Lanzada) partió a las 21:00 desde el Templo de San Francisco y realizó su tradicional recorrido. Los dos pasos que saca a la calle esta cofradía, el del Cristo de las Aguas y el de palio de Nuestra Señora del Mar, brillaron con luz propia bajo la intensa luna llena ayamontina, acompañados en todo momento por nazarenos ataviados con la tradicional túnica negra y capa antifaz y cíngulo púrpura con el escudo de la hermandad.
El Santísimo Cristo de las Aguas, una de las principales obras del insigne escultor ayamontino Antonio León Ortega, no se representa muerto, sino en un instante antes del óbito, pues aún se aprecian en su rostro signos de vida como la boca entreabierta y los ojos a medio cerrar. Iconográficamente, se encuentra justo en el momento después de que Longinos ha atravesado su costado. El paso fue exornado con claveles rojos.
La imagen de María Santísima de la Esperanza del Mar, de Luís Álvarez Duarte, es imagen de candelero para vestir, presentando talladas las manos, finas y delicadas, y el rostro, de gran dulzura. Éste presenta las cejas finas y la boca ligeramente entreabierta, la nariz recta y los pómulos ligeramente marcados. El paso de palio fue exornado con flores blancas.
El Misterio de la Sagrada Lanzada está compuesto por el Santísimo Cristo de las Aguas, Longinos a caballo, la Virgen del Buen Fin (obras todas de Antonio León Ortega), San Juan Evangelista (de José Vázquez Sánchez) y Santa María Magdalena (de Prudencio Navarro Pallares). La escena cobra gran patetismo al contemplar el resto de las imágenes, destacando las lágrimas contenidas de la Magdalena y la expresión de dolor de su rostro.
La vecina localidad de Isla Cristina también vivió una intensa noche de Martes Santo con la estación de penitencia de la Buena Muerte. Esta cofradía, que sacó dos pasos -el del Cristo, con flores rojas, y el de palio de la Virgen, con flores blancas-, ofreció a los numerosos isleños que salieron a la calle a disfrutar del Martes Santo distintos puntos interesantes en su recorrido, así como varios estrenos como la nueva vara de hermano mayor con capilla para San José, la restauración y plateado de la anterior vara de hermano mayor, todo de Paula Orfebres, una cinturilla para la Virgen bordada y donada por una hermana y la restauración y dorado de la corona de la Santísima Virgen, por Orfebrería Andaluza de Manuel de los Ríos.
El paso de Cristo, con 35 costaleros, fue acompañado por la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Expiración (Huelva), y el de palio, con el mismo número de cargadores que el anterior, por la Banda de Música de Bonares. Unos 190 nazarenos acompañaron el cortejo, siendo hermano mayor de esta hermandad Manuel Ramón Contreras Montenegro.
En cuanto a sus imágenes titulares, el Santísimo Cristo de la Buena Muerte se realizó en pasta de madera en los talleres El Renacimiento de Olot (Girona) por el tallista catalán Martí Casadevall 'el Sergi', autor del molde y diseño. Por su parte, María Santísima de la Amargura es una imagen de candelero para vestir, realizada en madera por el tallista sevillano Luis Álvarez Duarte en 1974, por encargo de la hermandad.
Por último, Lepe vivió un año más su tradicional Viacrucis del Martes Santo que, partiendo de la Capilla Cristo del Mar (Barrio de Don Ramiro), sacó a la calle un paso con el Cristo del Mar, la imagen más antigua de todas las que procesionan en la Semana Santa lepera y que originariamente perteneció a la Iglesia Conventual de Nuestra Señora de la Piedad (Convento de las Monjas).
La imagen, de sabor goticista en madera tallada y policromada, se remonta al primer tercio del siglo XVI y por sus características técnicas y estilísticas se atribuye a la escuela castellana. Llama la atención el paño de pureza, ajustado a la cadera, corto, plegado y quebrado que se anuda a la derecha. Desde 1975, una vez restaurado por el ayamontino Antonio León Ortega, se trasladó a la Capilla del Barrio de Don Ramiro, a la que da nombre.
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