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Huelva/El Miércoles de Ceniza da inicio al periodo de Cuaresma, un tiempo litúrgico marcado este año por la situación sanitaria, cuyas medidas de prevención han obligado a realizar modificaciones en el rito tradicional. Este día señalado será el primero en Huelva para el obispo, Santiago Gómez Sierra, que presidirá la Misa de Imposición de Cenizas a las 19:30 en la Catedral.
El Vaticano ha marcado las nuevas pautas a través de la Congregación para el Culto Divino y Disciplina de los Sacramentos. En una nota difundida por la propia Congregación, se explica que “pronunciada la oración de bendición de las cenizas y después de asperjarlas, sin decir nada, con el agua bendita, el sacerdote se dirigirá a los presentes, diciendo una sola vez y para todos los fieles, la fórmula del Misal Romano: “Convertíos y creed en el Evangelio”, o bien: ‘Acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”. A continuación, el sacerdote se limpiará las manos y se pondrá la mascarilla para proteger la nariz y la boca. Posteriormente, tomará la ceniza y la dejará caer sobre la cabeza de cada fiel, “sin decir nada”, especifica la Congregación.
Con la imposición de ceniza comienza por tanto un periodo cuaresmal marcado por la pandemia en el que, al igual que suceda hoy Miércoles de Ceniza, la celebración de los cultos se desarrollarán según las medidas establecidas. No obstante, como afirma la Diócesis de Huelva en un comunicado, “en ningún modo, ha de significar que éste no sea un tiempo especial para el pueblo cristiano en el que redescubrir el valor de los sacramentos de la iniciación cristiana o el misterio del éxodo, presente a lo largo de todo el itinerario cuaresmal, entre otros grandes temas y contenidos de la fe cristiana que se desarrollan con mayor intensidad en este momento del año litúrgico”.
La Cuaresma es un tiempo que precede y dispone a la celebración de la Pascua, un tiempo “especial de escucha de la Palabra de Dios y de conversión, de preparación y de memoria del Bautismo, de reconciliación con Dios y con los hermanos”, señala la Diócesis onubense.
Comienzan cuarenta días de penitencia que arrancan con ese rito simbólico adaptado al contexto sanitario actual. Su sentido permanece por cuanto rememora los que llevaban a cabo en la antigüedad los pecadores tras su conversión, como explica la Diócesis. Entonces, para someterse a la penitencia canónica, se cubrían de de ceniza para reconocer “la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios”. Este gesto se conserva en la Iglesia “como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal”.
Los cultos y la expresión de piedad popular tan propios de la Semana Santa onubense y del calendario litúrgico en general se desarrollan este 2021 de una manera diferente. Finalizada la Cuaresma, las procesiones y estaciones de penitencia no serán posibles, como ya resolvió el obispo Gómez Sierra a través de un decreto el pasado 10 de febrero. Debido a las “extraordinarias circunstancias sanitarias” derivadas de la pandemia, el prelado estableció la suspensión e instó al seguimiento dela normativa y las disposiciones sanitarias vigentes. Del mismo modo, exhortó “a las hermandades y cofradías, asociaciones de fieles y a todos los fieles cristianos a vivir con especial devoción las celebraciones litúrgicas de la Semana Santa en sus parroquias y comunidades, especialmente las del Triduo Sacro”.
En su decreto, el obispo indicó igualmente que “los párrocos y directores espirituales, en colaboración con sus hermandades y cofradías, asociaciones de fieles o grupos eclesiales, organizarán el modo en que los hermanos puedan expresar la devoción a sus sagrados titulares de forma personal y comunitaria, especialmente en el día en el que les correspondería celebrar sus estaciones de penitencia”.
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