Diálogos cofrades
Las zambombas
Huelva/La historia del zaragozano Óscar Ortiz con la Semana Santa de Huelva y con la gente que cimienta cada una de las Hermandades que hace posible su paso por las calles de la ciudad comenzó en 2016 cuando, "unos locos de Zaragoza", bajaron a la provincia para visitar la Magna Mariana de Huelva.
"El trato que recibimos mis amigos, mi mujer y yo, por parte de la gente nos sobrecogió desde el primer momento y comencé a seguir la Semana Grande onubense a través de las redes sociales".
La Semana Santa de Zaragoza, aunque en palabras del cofrade es "la de su tierra y en la que se ha criado", es muy diferente a la andaluza. Con 25 hermandades y casi 17.000 cofrades, la capital aragonesa cuenta con una Semana Mayor que gira en torno a tres instrumentos: el tambor, el timbal y el bombo. "La diferencia reside, sobre todo, en la forma de vivirla y en el protagonismo de los instrumentos que acompañan a los pasos. Intento contarle a mis amigos una y otra vez lo que significa vivir esto en Andalucía y concretamente en Huelva, pero es una sensación indescriptible", cuenta.
Aunque una de las primeras procesiones onubenses en las que se había fijado fue El Nazareno, reconoce que "sintió un pellizco la primera vez que paseó al Cristo de la Sentencia por las calles de la ciudad".
El trato de la gente, el cariño recibido y el conocer que se trata de una Hermandad "de barrio" en la que "cada uno aporta lo que tiene" fueron los detonantes que llevaron a este cofrade a fantasear con pasear al Cristo de La Sentencia en su recorrido.
"A través de redes sociales conocí a Daniel Camacho, que no tardó en abrirme las puertas de su casa y hacer posible que yo pudiera sacar un paso a costal en Huelva. Ahí fue cuando me introduje en 2018 en la cuadrilla de costaleros del Señor de La Sentencia de Pérez Cubilla, y ahí sigo".
La carrera oficial que realiza La Sentencia es el momento en el que, en palabras de Óscar, "el señor de los humildes dice aquí estamos". En siete años, aún vive el recorrido en el que la Hermandad procesiona hasta su barrio, como si fuera la primera vez. "No he visto nunca nada parecido a cuando llevamos la recogida por las casitas bajas y por los aledaños de su parroquia. Las pequeñas ventanas del barrio se abren y toda la gente viene a entregar sus ramos. Es algo que me impacta desde el primer momento: cualquiera tiene tiempo ese día para traer alguna flor".
Tal es su unión con la Semana Santa onubense que recuerda haber recurrido a ella en algunos de los momentos más duros de los últimos tiempos. "Mi mejor amigo tuvo un niño y el parto no fue bien. En mi casa tengo un almanaque de la Hermandad con el Señor de La Sentencia siempre presidiendo mi casa. Le pedí por el niño y, hace dos semanas, mi amigo estuvo visitando al Señor en la Hermandad porque ahora a él también le provoca ese pellizquito que me provocó a mí".
Aunque cada minuto paseando por carrera oficial y con el Señor a hombros "es oro" para este onubense de alma y de espíritu, con total certeza reconoce que lo más bonito de la Semana Santa de Huelva y, en concreto, de la procesión que realiza cada año La Sentencia, "está fuera de lo que el señor de La Sentencia hace en la calle. El trabajo que la Hermandad lleva a cabo le da sentido a todo esto, y su sentido es por y para la gente del barrio".
Apodado como El Maño, su nombre resuena desde aquel Martes Santo de 2018 hasta hace tres días, que volvió a bajar para reencontrarse, junto a su familia y ya amigos de Huelva, con uno de sus momentos más reflexivos del año. "Desde el primer día me conmovió la gente de Huelva y la cercanía con la que me trataron, y quiero seguir entre ellos el tiempo que se me permita".
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