Pasión cofrade a flor de piel

Manuel Orta lleva el rostro del Señor del Prendimiento desde hace 13 años.
Manuel Orta lleva el rostro del Señor del Prendimiento desde hace 13 años.
Enrique Morán

31 de marzo 2010 - 01:00

No está exento de polémica dentro del mundo cofrade, pero la verdad es que desde hace unos años a esta parte, nos encontramos con cierta frecuencia a personas que se han tatuado la imagen de alguno de los titulares de su hermandad. La tendencia ha venido incluida en una mayor: el incremento de este tipo de arte corporal a nivel general y en el que los motivos religiosos se han hecho un hueco.

Las tiendas de tatuajes de la capital, consultadas confirman que la tendencia de plasmarse motivos religiosos y principalmente cofrades, está consolidada.

Desde The Shining Tattoo, Santos Vázquez comenta que "hay bastante gente que se tatúa motivos religiosos". La mayor parte de ellos está relacionado con imágenes de las cofradías aunque también han tatuado la Virgen del Rocío. Vázquez explica que "la gente trae la foto de la imagen que quiere tener" y añade que "al tratarse de rostros -de Cristos o de Vírgenes- el trabajo es más complicado porque se trata de un retrato, por lo que debe tener un tamaño mínimo para que salgan bien todos los detalles". Ese tamaño mínimo suele ser de unos 12cm.

Renato Goulart lleva poco tiempo en Huelva. Es de Dharma Tattoo y ya tiene experiencia en trabajar motivos religiosos como rosarios, cruces... y desde luego rostros de los titulares de las hermandades. Este tatuador coincide con el resto de sus colegas consultados en que hay una mayoría de hombres por encima de las mujeres que prefiere la temática religiosa. Los lugares en los que se realizan los trabajos suelen ser los hombros, los omoplatos e incluso algunos el pecho o el costado.

Tattoo Man también tiene experiencia en hacer trabajos religiosos en la piel. Arancha Lepe realiza su actividad en este taller de tatuajes e incide en que "la persona debe traer la foto del rostro que quiere tener y ésta debe ser lo mejor posible ya que reproducir una cara es un trabajo complicado". A este taller les llegan 3 o 4 encargos al año de Cristos o Vírgenes. Arancha recuerda recientemente el caso de un chico de 18 años, devoto de La Victoria, que "vino con su novia y su madre y cuando el trabajo acabó se echaron a llorar todos, llenos de emoción". Los precios de un tatuaje oscilan entre los 150 y los 200 euros. Las dimensiones se mueven habitualmente, entre los 12 y los 25 cm.

Manolo Orta es un hermano y costalero del Prendimiento que hace 13 años se tatuó el rostro del Cristo de su devoción, que es el titular de su cofradía.

Manolo recuerda que "fueron años en los que se pusieron de moda los tatuajes y yo quería hacerme uno de algo que supiera que no me arrepentiría en la vida". Así, Manolo fue a un taller de tatuado de Huelva. Era el primero que se iba a hacer allí de la imagen del titular de una hermandad y llevó por lo tanto, una foto del rostro del Señor del Prendimiento. "Me quedé muy contento con el trabajo que hicieron y eso que el rostro de mi titular es muy difícil de reproducir porque es muy barroco". Entre los amigos hubo opiniones para todos los gustos, aunque Manolo estaba satisfecho de algo que le acompañaría para siempre.

El trabajo que le hicieron utilizó tintas de diversos colores: "Está hecho en tinta negra, aunque el tatuador tuvo el detalle de poner en verde los ojos de la imagen -tal y como son realidad- y el rojo en las gotas de sangre".

Sin embargo, para Manolo, su tatuaje es algo muy personal y privado que lo lleva con orgullo pero sin ningún interés por lucirlo. Comenta que a su mujer le gusta que lo tenga "aunque me lo hice antes de conocerla". Es además testigo de que el tatuado de Cristos y Vírgenes se ha extendido aunque lo que más le llamó la atención fue ver "en un parque acuático a un hombre que llevaba un tatuaje de la Virgen del Rocío que le cubría toda la espalda".

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