Diálogos cofrades
Las zambombas
3la sagrada lanzada
LOs peores presagios se cumplieron para desolación de la hermandad de la Sagrada Lanzada, que, tras otra jornada pendiente de la climatología, se vio obligada a refugiarse de manera precipitada en la Iglesia de la Concepción tras recorrer los primeros metros de la carrera oficial a pesar de la tregua que le dio para firmar un ejercicio de veneración y plenitud devocional a las faldas del Conquero.
Como una hora antes en Pérez Cubillas y la jornada del Lunes Santo, en la que sólo procesionó El Calvario, la inquietud se presentó también en la casa hermandad de la Sagrada Lanzada, en Las Colonias.El cielo plomizo y la amenaza de lluvia que mantuvo en vilo a las cuatro cofradías del Martes Santo sobrecogieron a los fieles que abarrotaron la calle Don Bosco mientras la junta de Gobierno debatía si procedía procesionar o no. Venció la esperanza, la ilusión por vivir la estación de penitencia de una de las hermandades más señeras de la Semana de Pasión onubense, aunque el rigor implacable de la naturaleza impediría que la completasen.
"Hemos decidido salir por unanimidad. El riesgo de lluvia creemos que es mínimo y, aunque lloviese, creemos que sería un chaparrón y no una gran tormenta, así que salimos", aseguró con determinación el Hermano Mayor, Juan Francisco Calero, sin presagiar la pesadumbre de un desenlace no escrito en el guión.
La primera levantá tiene un significado especial. Va dedicada a los padres de Jesús Morgado y Aurelio, "cuyos hijos llevan años aquí abajo en el paso con vosotros" recita con sentimiento el capataz Francisco Michinina. Con ligero retraso sobre el horario previsto, el paso de misterio roza el dintel de su casa y se hace el silencio , sólo rasgado por los sones de la banda de cornetas y tambores de la Virgen de la Salud. La figura del soldado romano Longinos recorta un cielo gris que se abre para dar paso a la luz que enciende el color ocre que distingue al Conquero. Aunque tímidamente, los rayos de sol iluminan el pecho sanguinolento de Cristo, que es alzado en la cruz manualmente antes de proceder los costaleros a girar sobre sus propios pasos para enfilar la calle cuesta abajo en una maniobra que se hace acreedora del aplauso sincero de los presentes.
El Señor, obra de Joaquín Moreno Daza, se pierde entre el gentío cuando, majestuosa, la reina de Las Colonias abrocha un nudo en la garganta a la feligresía. En una jornada de triste recuerdo para la historia de la humanidad, la primera chicotá del paso de palio fue para las víctimas de los atentados de Bruselas, tras el que la Virgen de los Dolores, acompañada por la banda municipal de Aznalcóllar, prendió una estación de penitencia que hubo de interrumpir antes de los previsto. Durante unos minutos, la hermandad desafió a la obstinada lluvia, pero, finalmente, nada más comenzar la Carrera Oficial, el paso de palio se refugió entre palmas en La Concepción y poco después la secundó el de misterio, que hubo de regresar apresuradamente sobre sus pasos para guarecerse.
Reconfortada por el consuelo que halló en el templo y, aprovechando la pausa de una caprichosa meteorología, la cofradía inició pasadas las 23:00 la vuelta a su templo por el itinerario más corto hasta Las Colonias.
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