Vía crucis claustral de Pasión
El tiempo impide que el acto del Consejo de Hermandades tenga lugar en la Plaza de San Pedro.
El obispo destaca "la participación dignísima en esta bellísima celebración".
El del Señor de Pasión ha sido un vía crucis que sin salir a la calle será recordado por la solemnidad, sobriedad y belleza de su organización. Es lo que ayer la mayoría pensaba tras concluir el mismo.
El Señor de Pasión no pudo salir a la calle, las caprichosas condiciones meteorológicas vividas ayer lo impidieron. Una jornada que amaneció con cielo azul fue cambiando a mediodía, cubriendo a la ciudad de un cielo gris y una llovizna que era anuncio de lo que luego se materializó. Sería un vía crucis claustral. Antes de su inicio, el hermano mayor de la hermandad, Rafael Luis Caballero, lo anunciaba a todos. "El tiempo no garantiza el desarrollo del acto en la calle con la dignidad que se merece", dijo.
Alumbrado por candelabros con cera roja y sobre un artístico monte de exorno floral romántico, aparecía la portentosa imagen del Señor a los pies del presbiterio. En una estampa soberbia en la que ofrecía ese calor y cercanía propias de un acto de estas características. Una ocasión, por otra parte, para estar en el templo primitivo de Huelva, de tanta hermosura artística, de larga historia y vida de la ciudad.
En la capilla de la Virgen de la Cinta se disponían los ciriales y la cruz alzada en una aureola de incienso. Todo iba a comenzar a las 20:00. El alcalde de la ciudad, Gabriel Cruz, asistió acompañando a la junta de gobierno de la Sacramental de Pasión y junto a la del Consejo de Hermandades. Entorno al Señor se situaron los bancos para las hermandades en la capilla sacramental. En las dos naves laterales se colocaron los reposteros que marcaban las distintas estaciones y a los pies, en el coro, las catorce cruces de guías dispuestas para el acto piadoso.
A la hora del inicio la noche había dejado la llovizna, pero era una situación inquieta de inseguridad para un acto en la calle. No había reparo alguno al éxito del mismo en el interior. Huelva estaba en la iglesia mayor para participar en este vía crucis claustral a los pies del Señor de Pasión; las cajas de cirios habían quedado apiladas junto a la puerta. La ciudad había subido como tantas veces en estos cien años, que ahora se celebran de hermandad de penitencia, y en siglos de devoción, a postrarse ante el Señor del Sagrario.
La cruz alzada avanza con el cuerpo de ciriales por la nave de la epístola, para situarse ante el Señor de Pasión que lucía por vez primera una túnica color morado ceniza, y nuevo cíngulo. Sobriedad en la música con Opus vocis, que canta a los pies de la Virgen de la Cinta. En la procesión de entrada, los lectores del vía crucis, Sisi de la Corte y José Ángel González; Rafael Luis Caballero, hermano mayor de Pasión; Antonio González, presidente del Consejo; Emilio Rodríguez Claudio, vicario para la celebración de la Fe; José Arturo Domínguez, párroco de San Pedro; y José Vilaplana Blasco, obispo de Huelva, que sentarían en la presidencia del acto, delante del Señor de Pasión.
"Alma de Cristo, santificamé. Cuerpo de Cristo, sálvame. Sangre de Cristo, embriágame. Agua del costado de Cristo, lávame. Pasión de Cristo, confórtame...". Con esta oración realizada por el obispo de Huelva se inició el vía crucis. Las diferentes cruces de las hermandades que marcaban las estaciones accedían hasta los pies del Señor por la nave central alumbrada por faroles, a la vez que daban sentido comunitario al acto, de unidad del colectivo cofrade, reflejado en este tradicional acto piadoso en la convocatoria anula de la Cuaresma.
A las 20:30 se siente el tiempo inquieto en la calle. La lluvia que se ve por la entreabierta Puerta del Mar se convierte sin querer en un atractivo y se hacen hasta fotos. Viene a justificar la celebración interior. Es una lluvia más intensa, de la borrasca que se espera para estos días; habrá que pensar también que la lluvia es una gracia del Señor y más en este tiempo de sequía.
Las cruces que se retiran tras la oración se quedan iluminadas en las naves laterales. Pasión supo en la organización imprimir un sello personal. Se notaba la preparación con esmero y delicadeza para que todo saliera especialmente participativo y solemne.
Una pena que el Señor de Pasión no pudiera presidir su plaza. Lo hace todos los días en este templo, en la capilla de la Inmaculada Concepción. Aquí, cenit y embrión de la ciudad, el Señor de Pasión volvía a acoger a todos en su Casa, punto neurálgico de Huelva. La misma que anuncia en su pecho, en su medalla de la ciudad, porque es Señor de ella y exponente de una fe que mueve a miles de personas en Semana Santa.
Rezada las catorce estaciones, los hermanos pasionistas acercaron el cirio de la luz de la Resurrección que encendieron a los pies mismo del Señor. Una luz que simboliza la Pascua, en una renovada Primavera de esperanza, como proclamaban los lectores en este final del vía crucis.
Un acto el de ayer que no solo abre los diferentes actividades conjuntos de las hermandades a través del Consejo, sino que se suma al calendario de actos que la Hermandad Sacramental de Pasión tiene previsto desarrollar con ocasión de su centenario fundacional de la cofradía de penitencia, que llevará en mayo a una salida extraordinaria de la Virgen del Refugio y del Señor de Pasión en el mes de septiembre.
Coger la cruz todos los días del año
En la alocución final el obispo de Huelva, José Vilaplana, destacó "el respeto con el que se ha seguido el acto", participando en el rezo del vía crucis de "una manera dignísima". Calificó el vía crucis presidido por el Señor de Pasión como "una bellísima celebración". Refiriéndose a la imagen pasionista, que aparece agarrado a la cruz, hizo una invitación a todos los presentes para "que hagamos un verdadero vía crucis con su cruz", "nada nos pide que Él no haya hecho antes". Invitó a seguirle y recordó que "cada uno sabe cómo se encuentra, sus enfermedades, sus esperanzas y sus ilusiones", "pero "seas quien seas, estés como estés, Dios te ama; murió por ti y esta vivo para darle la mano: síguele", dijo José Vilaplana a los presentes que llenaban las naves del templo en una solemne celebración que promueve el Consejo de Hermandades.
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