Dedicación y devoción en las escoltas de la Guardia Civil en la Semana Santa de Huelva: "El año más emotivo fue el primero que salí con mi padre, ese no se me olvida"
Un acto voluntario del cuerpo de seguridad que les permite vivir momentos "de recogimiento, de ponerse los pelos de punta, de saltárseme las lágrimas"
"Las escoltas son voluntarias y fuera de nuestras otras de servicio. Ni nos cuenta servicio, ni cobramos por ello ni de la Hermandad ni de la Guardia Civil"
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Huelva/"No hay palabras para describirlo". Así de sencillo y complicado define Antonio Blanco, Guardia Civil, lo que significa escoltar a un paso en Semana Santa. Para él es difícil ponerle palabras a los sentimientos, sobre todo en unos días tan emotivos como la semana grande de Huelva y que permite a unos "privilegiados", como el propio Blanco se considera, poder caminar junto a los titulares de las cofradías.
Este acompañamiento viene de tiempos de la dictadura, cuando la presencia de este cuerpo de seguridad era obligatoria para preservar los bienes y joyas que engalanaban los pasos y que algunos codiciaban. Tras instaurarse la democracia esta escolta dejó de ser obligatoria, se retoma en 1997 cuando a la Virgen de la Victoria se le impone la Medalla de la Ciudad. Un año más tarde, en el 98, la Hermandad de la Victoria proclama a la Guardia Civil como Hermano de Honor, un vínculo que les ha unido desde entonces, al cuerpo de seguridad y al propio Blanco.
Lleva acompañando a la Virgen desde ese mismo año. Recuerda emocionado cuando en 2013 la Hermandad les permite realizar el primer tramo del traslado del Cristo al paso. Un acto de carácter institucional que dura escasos 30 minutos, pero en los que para los agentes de la Guardia Civil se les para el tiempo. "De lo más bonito que tiene la Semana Santa. Es un acto de recogimiento, de ponerse los pelos de punta, de saltárseme las lágrimas", asegura Blanco con las emociones a flor de piel recordando lo que siente bajo el Cristo, "he vivido muchísimas cosas con la Hermandad, pero eso es lo mejor que te puede pasar".
"Las escoltas son voluntarias y fuera de nuestras horas de servicio. Ni nos cuenta servicio, ni cobramos por ello ni de la Hermandad ni de la Guardia Civil", recalca Blanco sobre la naturaleza de estas escoltas que se hacen desde la devoción por la Semana Santa. "Salvo que la Hermandad nos ponga un tope, todos los que solicitan una Hermandad, suelen ir a la que piden", asegura Blanco que se encarga de autorizar a los Guardias Civiles a formar parte de estas escoltas y vivir esa experiencia única de girarse y encontrar, a escasos pasos, al Cristo y la Virgen.
Un sentimiento que comparten los Guardias Civiles que, con el corazón entregado, caminan cada año junto a las Hermandades. Blanco es de los más veteranos junto a Antonio Guerrero, que lleva prestando escolta en Huelva desde el 2006. Siempre quiso ser destinado en su tierra y desde que lo ha conseguido no sale de ella mientras dure la Semana Santa.
"Es algo que me gusta. Me ha gustado de siempre", y tanta devoción procesa que aun estando destinado en Logroño, aprovechaba su descanso en la semana grande para regresar a Huelva y vivirla. Guerrero tiene claro que lo que le hace sentir su tierra, no lo encuentra en ningún otro destino. "Me han dicho de ir a Sevilla a escoltar, pero no, yo me quedo en Huelva".
Como él ha caminado muchos años junto a las Hermandades Patricia Mena, la segunda Guardia Civil mujer que se ha prestado voluntaria para acompañar a los titulares durante la Semana Santa y que continúa haciéndolo porque para ella "estar al lado del Cristo es algo muy importante para mí, sentirlo tan cerca". Un camino que espera recorrer cada año y que continuará haciendo hasta que el cuerpo aguante, tal y como hace Jesús Ruiz, ya retirado del cuerpo, pero no de las escoltas.
Los años pasan, pero él continúa caminando junto a las Hermandades, tanto en la capital como en los pueblos. "Para mí prestar escolta es lo mejor", Ruiz tenía claro que cuando se jubiló de la Guardia Civil, seguiría acompañando a las Hermandades. Este año volverá a disfrutar de la Semana Santa de Huelva, pero desde fuera, su salud no le permite formar parte de la procesión, pero sabe que podrá volver a hacerlo, y espera con ilusión el año que viene.
Junto a él escolta casi siempre su hijo, con el que comparte nombre y devoción. Él ha vivido la Semana Santa desde diferentes puntos de vista, como parte del público, como penitente y como Guardia Civil. "No veía tan claro salir con el uniforme, pero el día que probé con él me gustó, se vive diferente", y desde entonces quedó prendado de ese sentimiento que nació en él.
Una experiencia que toma un color especial cuando lo comparte con su padre. Tras años caminando con las Hermandades, Jesús asegura con el corazón en un puño que "el momento más emotivo fue el primer año que salí con mi padre, ese no se me olvida". Un momento que se sigue repitiendo y que le permite ver la ilusión en los ojos de su padre, lo que hace que "cuando voy con él acompañando a cualquier imagen para mí es un momento emotivo".
Para que un paso cuente con escolta del cuerpo de seguridad solo son necesarias dos cosas: "que las hermandades lo soliciten y que haya Guardias voluntarios". La Guardia Civil hace presencia en todas las Hermandades que lo demanden y en las que haya agentes interesados, al menos dos. Este año acompañarán a 10 cofradías en la capital y otra decena de toda la provincia. "Este año participan en escolta alrededor de 100 Guardias Civiles", apunta Blanco celebrando también que este voluntariado cuenta con solicitudes desde la Academia.
Tras cada Guardia Civil que estos días acompañan a las Hermandades hay nervios, devoción y mucha entrega. Muchos aprovechan para hacer promesas en silencio con la ilusión de volver a repetir ese momento tan especial al año siguiente.
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