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Madrid/Con septiembre ya en curso, España afronta la recta final del actual año hidrológico, muy seco, con niveles de agua embalsada casi un 35% inferiores al promedio de la década y con las cuencas de grandes ríos meridionales en alerta, como el Guadalquivir, con una merma del recurso de casi el 60%.
Con un 26% menos de lluvias de lo habitual, el volumen total de agua embalsada en los pantanos españoles es actualmente de 20.174 hectómetros cúbicos, lejos de la media de la última década, que se sitúa en 30.425 hectómetros cúbicos, según los últimos datos de la reserva hídrica facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco).
Con unos niveles muy reducidos, que sitúan en el 35,9% de su capacidad total la reserva, tras sucesivos descensos y aunque los recursos hídricos de los pantanos están concebidos para usos múltiples, el agua actualmente embalsada permitiría grosso modo abastecer el consumo de todos los españoles en sus hogares durante 3.000 días, a razón de unos 150 litros por persona y día, según los expertos.
Los niveles de las principales cuencas hidrográficas respecto a su capacidad total son los siguientes: el Guadalquivir se encuentra en el 22%; el Guadiana, en el 24,5%; el Tajo, en el 37,7%; el Duero, en el 37,8%, y el Ebro en el 43,3%.
Aun con las cuencas de los grandes ríos septentrionales en situación de prealerta, son las meridionales las que está sufriendo los peores efectos de la falta de lluvias, "aunque sin llegar, al menos por ahora, a los niveles" de severidad de otras sequías en España, como la del período 1992-95 en la cuenca del río Guadalquivir.
"La gran pregunta", en estos momentos, es saber qué pasará en los próximos meses en la mitad sur, y si lloverá suficiente durante la época húmeda como para que las cuencas recuperen sus mermados niveles, ha explicado a Efe el doctor ingeniero agrónomo Alberto Garrido, además de catedrático de la Universidad Polítécnica de Madrid (UPM) y director del Observatorio del Agua de la Fundación Botín.
Las últimas cifras publicadas de la reserva hídrica sitúan el volumen de agua en la cuenca del Guadalquivir en 1.783 hectómetros cúbicos, frente a los 4.235 hectómetros cúbicos de la media de la década, es decir, menos de la mitad de lo habitual.
En dicha cuenca, numerosas zonas precisan atención especial; por ejemplo, La Viñuela, en situación de emergencia; Cuevas de Almanzora, con escasez grave, y Campo de Gibraltar, muy cerca de la emergencia.
Esta semana, el Ejecutivo de Andalucía ha reclamado inversiones contundentes en la región al Gobierno central, en donde el Ministerio para la Transición Ecológica gestiona la cuenca del Guadalquivir que cubre el 67% del territorio andaluz, mientras la Junta se encarga de las intracomunitarias.
También en el caso del Guadiana, la falta de lluvias ha reducido los niveles de agua embalsada hasta los 2.329 hectómetros cúbicos, con un total acumulado de alrededor de un 53% menos que el promedio de los últimos diez años, situado en 4.936.
Por otra parte, las grandes cuencas de la mitad norte, sin llegar a ser extrema la situación, están en prealerta, con mermas hídricas respecto a la media de los últimos diez años, que aunque "no tan dramáticas" como en el sur, van desde el 23% del Tajo, hasta el 35% del Duero, y en la vertiente mediterránea, el Ebro contiene un 26% menos de agua que la media de la década.
Sólo dos cuencas, según los datos del Miteco, sobrepasan el promedio: las internas del País Vasco, que están al 81% de su capacidad total, con 17 hectómetros cúbicos, frente a 16 de media, y el Júcar, que está al 57,3%, alimentado por las fuertes lluvias de las últimas semanas en la vertiente mediterránea, y contiene 1.630 hectómetros cúbicos, frente a 1.233 en la década.
De cara al nuevo año hidrológico, que arranca en octubre, el horizonte del otoño ya próximo apunta a un contexto más favorable por factores como la campaña de riego tocando su fin, la disminución de la evaporación por calor y una mayor posibilidad de lluvias tras el cierre de la estación más seca, ha explicado el director del Observatorio del Agua de la Fundación Botín.
Ha dicho que confía en que se aplicarán, si finalmente fueran necesarias, "las lecciones aprendidas" en sequías como la del Guadalquivir entre 1992-95, con protocolos eficaces en el caso de que los embalses meridionales llegaran al próximo verano sin reponerse de sus niveles deficitarios, aunque habrá que esperar a ver qué pasa.
"Tenemos mucha más confianza", dependiendo del invierno, en la gestión de las reservas disponibles, ha puntualizado el experto, tras referirse a medidas, si fueran necesarias, como las que se han venido aplicando localmente este verano, también en el norte de España y asimismo en parte del resto de Europa, por la falta de lluvias y el déficit hídrico.
Entre otras, las restricciones o prohibiciones al riego, al uso de agua urbana para baldeos de calles, al llenado de piscinas, etc.
"Lo último, en todo caso, y es lo que se trata de evitar, serían los cortes de agua a familias, comercios y hospitales", ha asegurado Garrido.
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