Tinder y Cogam se alían con motivo del Orgullo para promover la visibilidad del colectivo lésbico bajo el lema “Hagamos visible lo invisible, juntas”

Más de la mitad (54%) del colectivo Gen Z LGBTQI+ afirma haber salido del armario en una app de citas antes que con sus amigos o familiares

Activistas lesbianas de Cogam han compartido con Tinder su historia de superación para visibilizar su lucha diaria

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M. H.

28 de junio 2024 - 13:03

Durante los últimos dos años, el número de personas Gen Z del colectivo LGTBIQ+ en Tinder se ha duplicado, reflejando el compromiso de la app con la inclusión y visibilidad de todas las identidades sexuales.

Este Orgullo 2024, bajo el lema “Hagamos visible lo invisible, juntas”, Tinder quiere dar voz al colectivo lésbico y para ello se une a Cogam, organización que lucha por la defensa de los derechos y la promoción de la igualdad del colectivo LGTBIQ.

Para Sara Moreno Muñoz, vocal de políticas feministas de Cogam, es importante destacar esta problemática: “En Cogam trabajamos para visibilizar y defender los derechos de las mujeres lesbianas, enfrentándonos a la discriminación de género y orientación sexual. Junto a Tinder, buscamos crear espacios seguros y visibles, especialmente durante el Orgullo, donde las mujeres suelen estar más invisibilizadas. Queremos asegurarnos de que nuestras voces también se escuchan”.

Vicente Balbastre, Senior Communications Manager de Tinder en España, añade: “En Tinder queremos brindar todo nuestro apoyo y servir de altavoz al colectivo lésbico, que puede encontrar en nuestra app un lugar seguro donde son siempre bienvenidas y ser auténticamente ellas mismas. Trabajar para ello de la mano de Cogam nos permite unirnos a su lucha”.

Historias reales para hacer visible lo invisible

A través de testimonios reales de voluntarias en Cogam, Tinder ha querido dar voz a este colectivo para poner de manifiesto la situación de discriminación a la que se enfrentan.

Estos testimonios reflejan diferentes realidades que han tenido que vivir estas mujeres y también cómo han conseguido poder vivir el amor en libertad.

Según el Instituto de la Mujer, “el 87% de mujeres lesbianas ha sufrido discriminación en algún momento de sus vidas y el 80% de las jóvenes lesbianas carece de referentes a los que seguir”.

Algo que reafirma Ángela, de 32 años, la considerada Barbie del colegio que deseaba sentir las mismas emociones que sus amigas al ver besarse a los chicos en las películas.

“Esas mariposas para mí nunca llegaban. Los estereotipos de mujer lesbiana en los 90 eran casposos y yo no me sentía reflejada”, confiesa en su historia. “Encontré mis referentes en internet. Gracias a mujeres que compartían su amor por otras mujeres, entendí que pertenecía a una comunidad y que debía olvidarme de cumplir expectativas ajenas para ser plenamente feliz”, asegura Ángela.

Tinder, aliada del colectivo

Más de la mitad (54%) de los encuestados del informe Futuro de las citas de Tinder que pertenecen al colectivo LGBTQIA+ afirma haber salido del armario en una app de citas antes que con sus amigos o familiares.

Para la joven activista de Cogam, “la posibilidad de encontrar a otras mujeres lesbianas en mi pequeña ciudad era casi imposible. Las apps de citas se convirtieron en mi refugio, donde encontré un espacio seguro para poder conectar con otras mujeres y donde pertenecer. Donde mi expresión de género no me obligaba a salir del armario continuamente y tener que adjuntar pruebas de lo que soy”.

Otra de las voces de la campaña y también parte de Cogam es Patricia, de 31 años. Ella encuentra en formar parte del colectivo lésbico la libertad, autenticidad y pasión de ser ella misma sin ataduras.

“Nací en una familia que pertenecía a una organización religiosa muy estricta, y mi infancia estuvo marcada por estrictas prohibiciones como celebrar cumpleaños, hacer deporte con el objetivo de competir y, especialmente, tener relaciones o ser homosexual”.

Cuando Patricia descubrió en la adolescencia su atracción por las mujeres tuvo que hacer frente al rechazo interno y familiar, y decidió abandonar su religión y enfrentarse a un comité judicial“.

A los 22 años renací, de forma muy dolorosa, corté lazos familiares para por fin abrazar mi identidad como mujer deportista y lesbiana, y ser la persona que siempre he querido ser”. Según datos ofrecidos por Cogam, un 52,4% de las mujeres se han sentido discriminadas en el ámbito familiar por el hecho de ser mujeres y lesbianas.

Al principio, relacionarse con otras mujeres lesbianas fue un gran desafío para Patricia debido a su anterior entorno conservador. Le costaba conectar y no lograba soltar de todo su pasado. “Utilicé apps de citas como Tinder para conocer a otras mujeres y guardo un recuerdo muy especial. Ahí sentí que podía ser yo misma y repetiría una y mil veces. ¡Terminé hasta mudándome a México!”, comentaba.

Según un estudio del Ministerio de Igualdad, la lesbofobia ha disparado los niveles de ansiedad y depresión; un coste muy alto que ha afectado a la autoestima de muchas mujeres.

Según Cristina Guadalupe Eyenga, de 28 años, integrante de LGTBIQA+ Somos Parte del Mundo de Guinea Ecuatorial, quien actualmente se encuentra en España becada ejerciendo su labor como activista, el colectivo lésbico en su país enfrenta episodios de violencia, extorsión y abusos de poder. La lesbofobia interiorizada y el temor a la exposición pública que sufren las mujeres de la comunidad, consume diariamente su salud mental.

“Me enfrento todos los días a los moldes silenciados de una sociedad que nos destierra por ser quienes somos. A menudo, al ver a mujeres marginadas, obligadas a terapias de conversión en iglesias, matrimonios forzados, e incluso encarcelamiento, llegas a autoconvencerme de que mi voz no importa y consideras dar un paso atrás. Es como si te sangrase el corazón…”, confiesa la joven.

La Generación Z, que forma más de la mitad de usuarios de Tinder, destaca por su fuerte compromiso con las causas sociales, buscando un lugar donde sentirse genuinamente bienvenidos.

Para Maricarmen, de 58 años, otra de las participantes en la campaña, sentirse parte de una comunidad fue crucial durante los años en los que se sintió más invisibilizada. “Comenzar a luchar juntas fue una batalla que comenzó en el momento que acepté mi identidad a los 22 años. Ahora, comprendo que somos más fuertes cuando nos apoyamos mutuamente, y es lo que hacemos diariamente desde Cogam, ahora alzando nuestra voz junto a Tinder”, concluye.

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