Gobernar el turismo: el camino hacia un turismo responsable

Anuario de Turismo 2024

En septiembre asistí a la reunión de ministros de Turismo del G20 donde pude comprobar la posición de liderazgo que ostenta nuestro país

Reunión de ministros de Turismo del G20, celebrada en Brasil.
Jordi Hereu - Ministro de Industria y Turismo

21 de enero 2025 - 19:33

LOS actores del ecosistema turístico nos hacemos una misma pregunta recurrente: ¿Cómo seguir fortaleciendo un sector que es uno de los principales motores de prosperidad y al mismo tiempo pivotar hacia un modelo sostenible que consolide el crecimiento para las próximas décadas? La respuesta, desde la perspectiva de las administraciones públicas, debe incluir dos ideas fundamentales: por un lado, la de gobernar el turismo; por otro, la de apoyar un desarrollo turístico responsable. Conjugar ambos conceptos es necesario, porque sin gobernanza pública no habrá una transición real hacia la triple sostenibilidad turística (económica, social y medioambiental), y sin un horizonte compartido de responsabilidad, el turismo podría perder el favor de la ciudadanía.

Si el año 2023 fue el de la recuperación plena del sector tras la pandemia, 2024 ha sido el de la consolidación y el crecimiento cualitativo. Hoy tenemos más turistas internacionales, más gasto en destino y más afiliados a la Seguridad Social empleados en la industria turística que nunca en nuestra historia. Crecer es importante, pero conquistar calidad es vital para seguir siendo referencia internacional. Tenemos cada vez mejor oferta, porque estamos desconcentrando y desestacionalizando los destinos y porque el sector emplea a más trabajadores cualificados indefinidos. Todo lo anterior repercute en un servicio al cliente innovador, profesional y personalizado.

Aunque las cifras oficiales definitivas todavía tardarán un tiempo en hacerse públicas, las proyecciones que elaboran los técnicos del Ministerio de Industria y Turismo son lo suficientemente precisas como para inferir conclusiones válidas. España cerrará 2024, con casi total seguridad, con más de 93 millones de turistas internacionales que habrán gastado alrededor de 126.000 millones de euros, y con más de 2,7 millones de afiliados trabajando en alguna rama de esta próspera industria. Cifras que tienen reflejo en nuestro PIB, cuyo porcentaje atribuible al sector del turismo asciende casi al 13%. Entre todos –trabajadores, empresas, administraciones de todos los niveles y ciudadanos– hemos convertido al turismo en uno de los principales motores de la economía; y lo que es más importante, un motor sólido, fiable y con amplio margen de mejora.

Desde el Ministerio que lidero hemos hecho converger todas estas buenas noticias macroeconómicas hacia un mismo punto: la transformación del sector. En este sentido, quisiera recordar, como uno de los hitos del pasado año, la celebración del pleno del Consejo Español de Turismo (CONESTUR), que alumbró una declaración de apoyo al turismo responsable y que se cerró con el compromiso de situar a las personas en el centro de un desarrollo turístico responsable. Además, aquel CONESTUR sirvió para seguir avanzando en la Estrategia de Turismo Sostenible 2030 que, tras un intenso trabajo colectivo de varios años, ha definido ya unos objetivos y metas concretas sobre los que trabajar. Tenemos un lustro por delante para hacer realidad una hoja de ruta que marcará un antes y un después para el futuro de la industria turística y convertir nuestro país en un referente mundial del turismo sostenible.

A finales de septiembre asistí a la reunión de ministros de Turismo del G20, celebrada en Brasil, donde pude comprobar de primera mano la posición de liderazgo internacional que ostenta nuestro país. En este foro multilateral, España defendió la necesidad de seguir trabajando juntos y de invertir en sostenibilidad y modernización del turismo. Un aspecto, el de la inversión pública, en el que somos un modelo a imitar gracias al histórico desembolso de 3.400 millones de euros de los fondos Next Generation EU, que desde 2021 ha permitido modernizar y mejorar la calidad de la oferta turística. En esta línea, a finales del año pasado completamos la concesión de algunas de las ayudas pendientes de resolución del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, como los 207 millones de euros para 89 proyectos para la mejora del patrimonio histórico con uso turístico o los 19,7 millones a 41 proyectos del Programa Experiencias Turismo. Como colofón, la Secretaría de Estado de Turismo acreditó 13 nuevas Fiestas de Interés Turístico Nacional e Internacional, distinciones honoríficas que muestran la relevancia cultural, histórica y gastronómica de nuestros destinos.

No quiero olvidarme en este repaso del año que acabamos de dejar atrás de Andalucía, una de nuestras comunidades con mayor proyección turística internacional. La previsión de nuestros estadísticos es que Andalucía el año acabe con un récord de casi 19.000 millones de gasto y alrededor de 14 millones de turistas, lo que convierte a esta región en una de los principales responsables del auge del turismo. Y un rápido apunte: parte de este florecimiento turístico no habría sido posible sin los más de 303 millones de euros en inversiones del Plan de Recuperación para 156 proyectos de turismo que se han puesto en marcha en Andalucía en los últimos años.

Tantos y tan variados logros en materia turística no nos deben hacer olvidar los retos que se atisban en el horizonte. Retos que son globales –como compatibilizar el auge del turismo con la lucha contra el cambio climático o promover su desarrollo en un mundo geopolíticamente inestable– y otros que afectan particularmente a España. Entre estos últimos, la turistificación y la armonización de la convivencia entre residentes y visitantes es, posiblemente, el fenómeno principal. Una externalidad negativa que afecta puntualmente a algunos destinos maduros y comunidades españolas especialmente dependientes del turismo y que se traduce en el encarecimiento de determinados bienes esenciales para los ciudadanos, como la vivienda. El Gobierno es consciente de esta anomalía y, de la mano de las comunidades autónomas y el resto de administraciones competentes, está trabajando en un paquete de actuaciones para frenar la proliferación de viviendas turísticas ilegales en determinados núcleos urbanos, así como otras medidas como la construcción y la rehabilitación para aumentar el parque público de viviendas.

En un año especialmente triste para nuestro país, con una catástrofe natural como la riada provocada por la DANA, que segó la vida de varios cientos de personas, sobre todo en Valencia, me gustaría hacer un llamamiento a la unidad, la responsabilidad, el consenso, el diálogo y la gobernanza pública. La solución a muchos de los retos que tenemos por delante solo se harán realidad con más y mejor Estado. Desde del Ministerio de Industria y Turismo hemos impulsado un plan para la reconstrucción integral de las zonas afectadas por la tragedia en Valencia, tanto en el ámbito industrial (ayudas a pymes y a la compra de vehículos) como en el turístico (fondos ICO para hostelería y restauración). De la misma forma que haremos todo lo posible para que los ciudadanos afectados recuperen su vida, su normalidad, sus posesiones y sus puestos de trabajo, desde el Gobierno y desde el Ministerio seguiremos atendiendo las demandas de todos los actores del sector turístico en cualquier punto del territorio nacional. Juntos, siempre, por un turismo responsable.

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