La sequía, un problema complejo a erradicar
La importancia del agua
La crisis climática ha aumentado los fenómenos meteorológicos extremos como lluvias torrenciales, olas de calor y también el aumento de frecuencia e intensidad de los periodos de sequía hasta el punto de convertirse en una situación casi permanente en muchos puntos del planeta.
En este contexto, “las políticas gubernamentales son insuficientes” y “es necesaria la denuncia e intervención por parte de la población”, indica la co-coordinadora el área de Agua de Ecologistas en Acción, Erika González, quien recuerda que es necesaria “una transformación del modelo económico”.
Sequía en españa
En el caso de la cuenca mediterránea y especialmente en España, la sequía suele ser un fenómeno cíclico, que se ha visto incrementado en frecuencia e intensidad como consecuencia de la crisis climática.
Además se trata de un fenómeno que tiene un coste notable. El informe ‘Counting the Cost 2023’ de la ONG británica Christian Aide incluyó en diciembre de 2023 la sequía española entre los 20 fenómenos meteorológicos extremos más costosos para el planeta -en el noveno puesto-, con cerca de 2.200 millones de euros.
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico expone la situación de sequía en España en su último informe de seguimiento de la situación de sequía y escasez de octubre de 2024.
Así en áreas como el Júcar y Segura, los niveles de precipitación han sido insuficientes, dejando varias unidades en emergencia. A pesar de las lluvias en marzo y abril, las cuencas del Guadiana y el Guadalquivir aún experimentan escasez.
Aunque en Cataluña las lluvias aliviaron parcialmente las condiciones, la sequía continúa afectando sus reservas. En total, el 20,9% del territorio español está en sequía prolongada y un 5,1% en emergencia de escasez coyuntural.
Apartar los mitos entorno a la sequía
Al mismo tiempo, resulta fundamental descartar la mentalidad de que la sequía perjudica únicamente a la agricultura; para comprender que se trata de una crisis impulsada por la gestión inadecuada de recursos y el cambio climático que afecta a sectores como la energía, el transporte y la educación. Y, aunque el cambio climático agrava la sequía, no es el único factor; también influyen la gestión del agua y el uso de la tierra, advierten desde la CNULD.
También los planes deben anticiparse a la sequía y adaptarse a su realidad permanente, sin depender únicamente de infraestructuras como las presas. A su vez, es necesario integrar soluciones basadas en la naturaleza y sistemas de alerta, así como la restauración de humedales.
Medidas a llevar a cabo
La sequía afecta la salud directamente a través de la escasez de alimentos y agua y aumenta los riesgos de enfermedades respiratorias, desnutrición y estrés mental. Por tanto, incorporar planes de salud y de género en la respuesta a la sequía es crucial para proteger a las poblaciones vulnerables, especialmente en zonas rurales.
Asimismo, desde la Convención de la ONU de lucha contra la desertificación plantean que, aunque los sistemas de alerta temprana han avanzado, se requiere mejorar la evaluación de vulnerabilidades específicas.
La sequía es un riesgo real y costoso
Las sequías son uno de los riesgos naturales más letales y costosos del mundo y es necesaria una mayor concienciación. Las sequías se han convertido en una emergencia sin precedentes a escala planetaria, resultado del cambio climático y la degradación de tierras, y los efectos de las sequías inducidas por la actividad humana sólo están empezando a manifestarse. Es urgente que los líderes globales comprendan que ningún país ni sector es inmune a la sequía, pero todos pueden prepararse mejor adaptando políticas e inversiones. Se necesita un enfoque proactivo y coordinado para gestionar el riesgo de sequía en todos los niveles y sectores, ya que, en un mundo interconectado, la sequía afecta la seguridad humana y el desarrollo dentro de los límites planetarios. Los países deben priorizar la sequía tanto en sus políticas nacionales como de cooperación; acelerar el intercambio de conocimientos para una mejor gestión del riesgo de sequías; y promover la movilización de fondos para ayudar a los países afectados.
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