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Desde el Guadalquivir hasta a desembocadura del Guadiana, la provincia de Huelva es todo un paraíso de playas, de arenales dorados, extensos y plagados de naturaleza.
Algunas de ellas son espacios aún vírgenes, que necesitan de cierto esfuerzo para alcanzarlas, pero una vez allí los se sentirá que habrá merecido la pena.
Esta es una selección de cuatro de esos anhelados arenales, un remanso de tranquilidad en pleno verano.
Ni más ni menos que doce kilómetros de arenas vírgenes y dunas esperan al visitante en Nueva Umbría, una playa aislada perteneciente a Punta Umbría, donde el camaleón es el rey. Ya en Lepe, la Flecha del Rompido es una deslumbrante lengua de arena de similar longitud, que se extiende por la desembocadura del Río Piedra y a la que hay que acceder en ferry. Una vez allí, se disfrutará de un paisaje incomparable, que separa y protege las aguas de la ría del océano Atlántico.
Y ya en pleno Espacio Natural de Doñana, entre Matalascañas y Mazagón, se abre paso por el Monumento Natural del Acantilado del Asperillo, la bella Cuesta Maneli, una auténtica maravilla y una de las playas más salvajes de la provincia de Huelva.
Termina este recorrido donde empezó: en Punta Umbría, en el entorno del Paraje Natural Los Enebrales se ubica la playa del mismo nombre. Aislada, de gran valor ecológico, cuenta con uno de los pocos bosques mixtos de sabinas y enebros de todo el litoral andaluz. Sin duda, los amantes del contacto directo con la naturaleza encontrarán su playa ideal y soñada.
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