El acoso a la casa de Carrie de 'Sexo en Nueva York'
La propietaria de inmueble va a colocar una verja para que los turistas dejen de hacerse foto al pie de la casa de la ficción neoyorquina, en Perry Street
Cómo 'Sexo en Nueva York' se anticipó a Juan Ortega
Vuelve Sexo en Nueva York: Las primeras imágenes de Carrie y Mr Big

La propietaria de la casa clásica de Nueva York que pertenece al personaje Carrie Bradshaw (a cargo de Sarah Jessica Parker) en la icónica serie Sexo en Nueva York se ha declarado harta de que su vivienda sea un "destino turístico global" desde hace casi 30 años y proyecta obstaculizar la entrada con una verja metálica para recuperar su "calidad de vida". La casa de cuatro pisos que se alza en el número 66 de Perry Street se parece a muchas otras del West Village, pero la legión de fans de la serie es capaz de distinguir la escalinata de su entrada, por la que Carrie subió tantas veces con sus tacones Manolo Blahnik, y sigue acudiendo a admirarla.
"A cualquier hora del día o la noche, hay grupos de visitantes frente a la casa tomando fotos con flash, hablando en voz alta, publicando en redes sociales, haciendo vídeos de TikTok o simplemente celebrando el momento", se queja la dueña a las autoridades locales para que se le permita la alteración del inmueble con una valla, como ha sido atendida.
Las pruebas de su hastío son una cadena al pie de la escalinata que restringe el paso a la "propiedad privada" y varios carteles disuasorios que piden no hacer ruido, no subir por los peldaños, y hasta uno que sugiere a quienes se hagan un selfie' que donen luego dinero a refugios de animales. La cadena, testimonia la carta, ya no es suficiente, pues muchos visitantes "la saltan y posan, bailan o se tumban en las escaleras, suben arriba para mirar por las ventanas del salón, intentan abrir la puerta principal, o cuando están borrachos de noche, llaman al timbre", e incluso vandalizan el lugar con pintadas o muescas, protesta la propietaria.
La dueña se presentó en una audiencia pública de la Comisión de Conservación de Monumentos días atrás y se identificó como Barbara Lorber, propietaria del edificio desde 1978, y con voz pesarosa reclamó una "protección" que ha pospuesto durante "décadas": "Hay un interés interminable en mi célebre escalinata", lamentó ante el acoso de los turistas.
Sexo en Nueva York, que se estrenó en la entonces HBO en 1998, ha vuelto a ponerse de moda gracias a la secuela iniciada en 2021, And just like that, que sigue las vidas de las protagonistas en la madurez y, más allá de servir de epílogo, ha atraído a una generación que no había nacido cuando se estrenó la saga.
Lorber, que señaló que en el edificio viven tres familias, ha obtenido así permiso para instalar una verja que espera que devuelva "calidad de vida" a sus inquilinos, e incluso contó con el apoyo de su vecina de enfrente, quien denunció haber recibido amenazas al llamar la atención a los turistas que abusan con daños e intromisiones en la finca.
Perry Street se ha convertido en una parada obligatoria en muchos tours y suele estar llena de visitantes, que ni siquiera con el mal tiempo de estos día los detinene y dañan el edificio construido en 1866, que tratándose de Estados Unidos es como si fuera un momumento histórico nacional.
La dueña reconoce que nadie imaginó que la serie se convertiría en una "piedra angular de la magia de Nueva York", y entona un mea culpa cuando aceptó que la serie convirtiera su fachada en el hogar ficticio de la protagonista: "Me dio lástima el joven encargado de localizaciones", que "me dijo que si no conseguía esta casa, perdería su primer trabajo de verdad en el sector", recordó, lamentando haber accedido a su propuesta.
También te puede interesar
Lo último