Félix Rodríguez de la Fuente, 45 años de una dolorosa y valiosa pérdida

'El hombre y la tierra' es la docuserie de mayor prestigio de toda la historia de TVE

El mensaje de Rodríguez de la Fuente sigue vivo 45 años después

'El hombre y la tierra' estará disponible al completo

Félix Rodríguez de la Fuente
Félix Rodríguez de la Fuente / RTVE
Francisco Andrés Gallardo - Jefe de sección de Vitally

14 de marzo 2025 - 17:19

Aquel carismático maestro, con su vigoroso acento castellano y un estilo pedagógico de firme claridad, se alzó como la primera figura destacada de la televisión matutina en España. Corría el año 1968 cuando surgió la fugaz Televisión Escolar, bajo la dirección de programas de Adolfo Suárez en una TVE que, siempre que podía, posaba sus ojos con admiración en Europa. Este proyecto en las mañanas del desarrollismo aperturista buscaba introducir los televisores en las aulas, un atrevido intento de situar las primeras pantallas frente a las pizarras.

Félix, por aquel entonces, se transformó en El Amigo de los animales dentro de un programa piloto que no logró conquistar del todo a maestros ni a las autoridades. Apenas unos años antes, este serio ornitólogo, de dicción impecable, había dejado boquiabierto al presentador Joaquín Soler Serrano y a los espectadores de TVE al mostrar un halcón posado en su guante. Fue en Estrellas en 625 líneas, donde el carismático anfitrión barcelonés lo presentó como “el gran cetrero del reino”. Todavía en aquella época, muchos consideraban a las rapaces meras “aves dañinas de presa”.

Félix Rodríguez de la Fuente (Poza de la Sal, Burgos, 1928, tal día como hoy) fue un ecologista visionario que, más allá de su labor como comunicador en diversos medios —no solo en televisión—, abogó en encuentros naturalistas internacionales por la defensa de los depredadores ibéricos, esos seres que una injusta normativa condenaba a la extinción. Su maestría en la cetrería, exhibida incluso en la monumental película El Cid, le granjeó acceso a círculos influyentes y salones de poder. Llegó a viajar a Arabia Saudí para ofrecer dos halcones en nombre de Franco a la corte del petróleo. También lo haría en nombre del entonces príncipe Juan Carlos, amigo personal.

Menéndez Pidal, junto a Félix Rodríguez de la Fuente y Charlton Heston en el rodaje de El Cid, 1961
Menéndez Pidal, junto a Félix Rodríguez de la Fuente y Charlton Heston en el rodaje de El Cid, 1961

De sus intervenciones en aquella Televisión Escolar y en espacios como Fin de semana, este naturalista —que por mandato paterno comenzó como dentista— dio sus primeros pasos en el mundo del documental. Su debut fue Señores del espacio, centrado en la cetrería, antes de un programa infantil. Estas incursiones iniciales allanaron el camino para su primera serie en TVE, Fauna, concebida como un espacio para niños que terminó cautivando a todas las edades y transformándose en una enciclopedia vendida durante años en los quioscos. Le siguieron Animalia, rebautizada luego como Vida salvaje por decisión propia, y Planeta Azul, emitida con éxito entre 1971 y 1973 los sábados por la tarde.

Sin embargo, la obra cumbre de Félix llegaría en el horario estelar de la Primera Cadena —antes de que el término prime time se popularizara— con El hombre y la tierra, filmada entre 1974 y 1980. Sus 124 episodios exploraron primero la fauna venezolana, para luego centrarse en las inolvidables temporadas dedicadas a la fauna ibérica. Todo terminó abruptamente el 14 de marzo de 1980, hoy se cumplen 45 años, cuando un accidente de avioneta en Alaska segó su vida el mismo día que cumplía 52 años. Los últimos 13 capítulos, enfocados en la fauna norteamericana, incluyeron ocho episodios —seis de ellos sobre fauna ibérica— editados póstumamente con la voz profunda de Teófilo Martínez, un virtuoso de la locución que también dio vida a personajes como David el Gnomo.

Félix Rodríguez de la Fuente
Félix Rodríguez de la Fuente / RTVE

El sueño ambicioso de Rodríguez de la Fuente quedó incompleto, pero su legado perduró gracias a discípulos como Joaquín Araújo y Rafael Heredia, así como a su familia. En una España que, influida por él y por Jacques Cousteau, comenzó a repensar su vínculo con la naturaleza, su trabajo marcó un antes y un después. La inconfundible banda sonora de Antón García Abril, junto a su apasionada narración —que incluso inspiró la elegía merengue de Enrique y Ana—, se grabó en la memoria colectiva de los españoles.

Con recursos modestos pero impulsados por la entrega de un líder y su equipo, El hombre y la tierra permanece como el gran hito divulgativo de nuestra televisión pública.

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