Antonio Hernández Rodicio
Trump, un problema muy europeo y muy español
Ha sido una gran final. Ocho aspirantes que se han apretado dándolo todo. Nada que objetar. Un acontecimiento transversal, en generaciones y en género. Mawot, a sus 51 años, dándose una segunda oportunidad, nos transportó a tiempos gloriosos de la música italiana. Raggio di sole debería iluminar este verano. Y una chica de 19 años, Daniela Blasco, llegó con ambición descarada, ansias de chanelazo con su Uh, Nana. Entre uno y otra, otros seis números currelados.
“Yo no os voy a fallar”, prometía Melody en el interludio. Y la de Dos Hermanas, con su body nude de brilli brilli, se nos va a Basilea, aclamada por el público, aupada por el televoto, 150 puntos en total. Ganadora en el voto de casa y tercera para el jurado. Desde lo alto, una caída a los infiernos y a la realidad en la narración de Melodía para asombrar con piruetas, con toda su pasión, empoderando a las mujeres. Todas son divas. Lo hará bien. Si hay cosas de ese número que parecen superadas, nos aseguramos que desde que suena la guitarra ella no va a pasar desapercibida. Es la deconstrucción de la tonadilla. Derroche de poderío. Es una gran diva. Y segunda, Daniela. Tercero, el gaditano J Kbello, con 134 puntos. De alguna manera también ellos han ganado. Y los demás.
El jurado se decantó por estrecho margen por JKbello (74 puntos) y Daniela (71) con 70 para Melody que iba a ser impulsada por el público. España casi se lo debía y ella se lo ha ganado a pulso por entregarse por completo para marcharse a Suiza.
El pop y el ritmo marcaron la noche, para abrir y para cerral. Melody se vino aún más arriba, atizando la melena, acentuando el drama de Esa diva para animar al televoto. Enfrente, la pasarela urbana de J Kbello. ¿Es la voz de Quevedo? Casi. Un número potente del gaditano, electrizante, que ha jugado sus bazas de seducción. De eso se trata. Gustar. Y con la blanca y verde por bandera.
Hay otra diva en potencia, tanto como la eurovisiva Melody, que cumple al fin su sueño. Esa otra diva es Lachispa, talentazo, vozarrón. Superlativa en un Hartita de llorar, alejando los problemas de afinación. “Yo ya he ganado, pero quiero ganar” decía con ese sentimiento que envuelve todo lo que exhala esta chiclanera. Viva Chiclana, Andalucía, España y la Humanidad.
Y otras dos damas de la coreo. La canaria Mel Ömana con un I’m a queen que habría impactado cualquier otro año, con una puesta en escena muy pensada en la pantalla. Fue cuarta. Y la murciana Kuve también aprovechó los distintos planos de su número para otra actuación destacada, aunque lo tenía difícil entre toda esta competencia,
Era un problema que entre tanto estrés rítmico el intimismo de Lucas Bun y la melancólica Te escribo en el cielo quedaba un tanto solapada. Fue una interpretación afinada, en conexión.
Y ojalá hubiera entrado en competición Rigoberta Bandini y su Kaimán. Inenarrable su banda septuagenaria. Genialidad. ¿Veis? Números así dan sentido a esto de Benidorm. Rigo, vuelve.
Y hastaInés Hernand estaba más inspirada que nunca. “Jota qué bello”. “Como diría María Patiño, ¿como está la Uh, nana?”. Sus compañeras, Biblio y Teca, Guiri y Gay, Paula y Ruth, iban a remoloque. La ganadora de MasterChef Celebrity se comió a las compañeras. Fue un espectáculo divertido en La 1. Yemocionante. La preselección al final ha estado atinada, precisamente en este año que estábamos desanimados. Entre ocho aspirantes que han dado su mejor versión hemos sumado papeletas entre los eurofans del continente para enviar una propuesta con garantía. Melody lo ha calculado todo para no dejar indiferente a ningún país remoto. Adiós, bottom. En Basilea nos irá bien.
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