Montoya, España camisa rota, se marcha de la isla "partío como una regañá"
El utrerano y Anita Williams no pasaron del reproche mutuo, erre que erre, y la relación finalmente saltó por los aires
Montoya y Anita Williams se encuentran en la hoguera, final abierto
Anita Williams, así es su nueva vida sin Montoya y sin Manuel

"Qué vergüenza" no paraba de decir Montoya, que por momentos parece que no sabía ha estado en La isla de las tentaciones, que es mucho más cornúpeto que Toros para todos. El utrerano buscaba en los ojos de Anita, "el amor de su vida", un atisbo de arrepentimiento de sus infidelidades, un ímpetu de sentirse atraídos de verdad. Pero como se llevaron durante más de media hora (editada) en la hoguera dando vueltas sobre sí mismos, cabreados como monos de cocoteros, no podían reconciliarse. A cada instante en el que Williams pretendía acercarse le seguía un grito mayor del vástago de la saga de cantaores. Erre que erre con su seguiriya. Que si él sólo jugaba, que si él ha respetado los límites y ella no, que se dejaron embaucar por la venganza tras la primera hoguera. Qué cansinos los dos, quillo
Montoya, España camisa rota, vivirá durante años por su grito desgarrado y aquella carrera por la playa en la que rompió las reglas del formato de fiestas y rupturas para encontrarse con Anita. No era la pareja que sólo días antes se había dado la oportunidad de reforzar su amor dejándose tentar. Ya, claro. y así se llevaron durante la hoguera con la que culminaba este miércoles la convivencia en La isla de las tentaciones (Tadeo y Stephany fueron los últimos, cuando los espectadores estaban ya agotaítos cono los dos cansinos.
La hoguera con los dos sentados sentándose juntos, levantándose al momme momentio, fue un fragor de un ni contigo ni sin tienen mis males remedios. El de Utrera lo tenía en la frente: "me has roto" y que ella prefería estar con Manu y asi hizo ella finalmente. "Me has partío como una regañá", ha sido de las metáforas más sinceras que ha dicho Montoya durante la hoguera, manteniendo la chaqueta hasta el final, cuando se marchó solo y sin su amor porque Anita prefirió adentrarse en el amor del gaditano Manu, que acudiría después.
Una cosa es lo que se siente y otra lo que se quiere y el utrerano asegura que durante todas las noches de fiestas, jugueteos y retozos con Gabriela, una tentadora, él tenía en su mente a su novia, pese a verla en las pantallas a su aire, él la respetaba. Eso decía. Y si usted no lo entiende tendrá que cambiar de siglo. Anita se defendía diciendo que con sus lloros y arrepentimientos demostraba que tenía a Montoya en la cabeza. Muuchas ganas de no solucionar nada. "Cuando lo metió en la cama, se me cayó todo", protestaba el rumbero sobre Anita, que se quedó sola a la espera de irse con Manu o irse sola. Sandra Barneda, con la cabeza también dando tumbos tras horas de gritos, respaldó a la de Barcelona por su decisión.
"Me voy con mi orgullo", se jactaba Montoya con su película montada en su imaginación de sentirse una víctima de unos cuernos maliciosos mientras él ha sido íntegro aunque se comiera a Gabriela hasta la pantorilla.
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