Francisco Andrés Gallardo

Así son los detalles del plató de Karlos Arguiñano
Así son los detalles del plató de Karlos Arguiñano

15 de febrero 2025 - 20:00

Hay sinceros platos en la parrilla que funcionan por encima de las circunstancias y los vaivenes. Contenidos capaces de aguantar competencias y rivales sin sufrir rozaduras. Capaces de mirar a los ojos de los espectadores sin resultar falsarios. Programas que no necesitan de efectos especiales, giros de guion. Ni cebos. Es lo que hace aún más fascinante la fidelidad que 35 años después sigue despertando Karlos Arguiñano. Tiene todos los premios audiovisuales que existen en España. Tal vez le faltaría el Emmy, y probablemente ya se le queda corto. Y no, no es cuestión de reconocimientos:todos sabemos de las virtudes del chef guipuzcoano. Es un ejemplo en la pantalla, igual de coherente ante los espectadores como en la vida misma. Es inmune a los haters en las redes y no le hacen falta peldaños, altavoces. A sus 76 años está a prueba de egos. La vida es sencilla cuando se maneja con la pulcritud y honestidad como son sus apariciones diarias.

Este pasado jueves Arguiñano elaboró la receta que, con humildad, le enviaba un vecino de la localidad cordobesa de Lucena, Antonio. Esta es la receta, por cierto. “Si le parece bien”, le recomendó. Por supuesto que la iba a replicar. Era una receta de chuletas de cerdo con verduras a la sidra. En fin, uno de esos almuerzos de casa con el que se pueden reponer las fuerzas de una mañana de trabajo. Un plato que hace revivir. Un menú de esos que desde finales de los 80 Arguiñano elabora en la vitro con ingredientes asequibles, elaboración sin complejidades y resultado de cariño para los tuyos. El perejil siempre representó ese mimo definitivo de las cosas hechas con cariño, es decir, hechas con el tiempo necesario.

Las chuletas del otro jueves fueron cocinadas en Antena 3 ante un millón de espectadores, un 21%, más de la quinta parte de los españoles que estaban ante el televisor en esos momentos. Es algo prodigioso aunque sea una costumbre.

Un programa donde el conductor está por encima del formato sin artificios. La televisión sigue siendo asombrosa. Hay que distinguir la autenticidad cuando todo parece sobrepasarse para destacar.

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