David Ramírez hace honor al mejor novillo de Guadaira en Valverde

El novillero triguereño David Ramírez fundamenta uno de los puntos más brillantes del festejo celebrado ayer en Valverde a favor del niño Alejandro Acedo Salas en la que toreros y ganado forjaron una interesantísima tarde de toros a la que una exigente presidencia cerró la Puerta Grande.

No se le borra a mi memoria la imagen de sus padres y ese chiquito tan bonito sobre el albero valverdeño cuando los toreros recibían el recuerdo de agradecimiento. Media plaza había. Debieron ir más; bastantes más.

De cualquier forma lo de ayer terminaba por ser más sentimental y testimonial que económico. No sé cuánto quedará en taquilla tras el recuento y los pagos; no será mucho, pero lo importante, como digo es la visualización de un problema que nunca podemos olvidar como es ese que  llamamos ‘enfermedades raras’. Tres actos han hecho falta para conseguirlo pero ahí está ese día de toros y enhorabuena para quienes han tenido los santos ….de conseguirlo.

Tras lo importante, la tarde torera.

Tras un comienzo algo dubitativo Ramírez tejió una labor llena de mucha torería. Tanta como acierto con los terrenos, distancias y confianza ante la casta y bravura que demostró el notable eral de Guadaira que cerró festejo. Un auténtico brillante dentro de esa joyería que dejaron en la tarde los cinco erales, lustrosos y bien presentados, que llegaron desde los campos sevillanos.

La faena por ambas manos estuvo llena de detalles pero sobre todo de una ligazón que exigía en su lidia ese quinto eral comiéndose literalmente el trapo con picante pero también con mucha nobleza ante el que David Ramírez terminó sorprendiendo para bien con su oficio. No con sus maneras, que esas se le veían venir desde su comienzo, y que realmente desprenden torería.

Había venido David Ramírez a remontar una tarde que tuvo un comienzo extraordinario con esa faena de Enrique Toro al que abrió plaza. Mucha nobleza y compas en la embestida de su oponente y mucho temple y compas en el toreo que el de San Juan le dejó escrito a lo largo de una faena llena de mucho conocimiento. Fino también con el capote, por fin se le pudo ver al novillero en esa expresión de seguridad y gusto ante un buen novillo especialmente en las dos últimas series.

Si la faena de Toro había tenido templanza la de Carlos Tirado tuvo mando. Mucho mando para entenderse con ese carbón que traía en su embestida el interesante oponente que tuvo en frente. Poco sorprende ahora mismo Tirado frente al eral, con el que se le ve muy suelto. Ayer volvió a ser ese torero inteligente y con agudeza mental para entender la lidia y encauzar una embestida que se iba larga tras los flecos de la muleta. Faena larga pero en ascenso todo el tiempo que el novillero planteó los engaños por ambos pitones

Le tocó a Guillermo Luna lo más desabrido del buen encierro de Guadaira. Nada del otro mundo, sí, pero de embestida más descompuesta de trato y clase frente al resto de sus hermanos. Oficio, disposición, buenas maneras y labor de mucho mando para no dejarse anda en el tintero. La espada restó trofeos pero la vuelta al ruedo fue de sobrado mérito.

Mostró excelentes maneras y disposición el palaciego Manuel Troncoso con otro exigente eral de Guadaira al que respondió con una labor muy firme y torera con ambas manos. Se le vio dispuesto y con cadencia en el manejo capotero y con la franela templó mucho la notable nobleza y clase de su novillo.

Ficha técnica:

Se lidiaron cinco erales de Guadaira de excelente presentación; bravos y nobles. Aplaudido primero, segundo y quinto.

Enrique Toro: oreja tras aviso.

Carlos Tirado: oreja tras aviso.

Guillermo Luna: vuelta al ruedo.                                                                   

Manuel Troncoso: vuelta tras dos avisos.

David Ramírez: oreja.

INCIDENCIAS

Media entrada de público en tarde de agradable temperatura. En la enfermería de la plaza fue asistido de una cornada de 10 cm en zona lumbar el banderillero Javier Cozár Ramos. Pronóstico menos grave.