Roca arrasa y Ortega enamora

Santander | Feria de Santiago

Con el peor lote, el vendaval limeño supo dar con las teclas que le posibilitarían una salida en hombros más

El presidente le birló al trianero abrir la puerta grande de Santander

Tomás Rufo da un nuevo golpe

Andrés Roca Rey supo tocar las teclas adecuadas para desorejar a sus dos toros y aquí demuestra una de esas teclas ante el muy exigente ‘Lirón’.
Andrés Roca Rey supo tocar las teclas adecuadas para desorejar a sus dos toros y aquí demuestra una de esas teclas ante el muy exigente ‘Lirón’. / pedro puente hoyos / efe

Ficha de la corrida

Plaza de toros de Cuatro Caminos de Santander

GANADERÍA: Cinco toros de Puerto de San Lorenzo y uno de Ventana del Puerto corrido en sexto lugar. Muy nobles primero y cuarto, complicado el lote de Roca Rey. 

TOREROS: Cayetano, de turquesa y azabache, silencio en ambos con aviso en el cuarto. Juan Ortega, de verde y plata, fuerte petición y vuelta al ruedo en el segundo y una oreja en el quinto. Andrés Roca Rey, de tabaco y oro, una oreja en ambos, con aviso en el sexto, 

CUADRILLAS: Destacaron a pie Joselito Rus, Perico, Antonio Manuel Punta y Miguel Sánchez; a caballo, Luciano Briceño y Manuel Quinta.                    

INCIDENCIAS: Sexta corrida de Feria de Santiago en tarde nublada y ventosa. Se colgó el cartel de ‘no hay billetes’. Salió en hombros por la Puerta Grande Andrés Roca Rey.

VIENTO de popa es el que le sopla a esta feria tan bien diseñada y que se remata hoy con ese duelo al sol que mantendrán Miguel Ángel Perera y Daniel Luque con toros de La Quinta. Un final en consonancia a lo que está ocurriendo en esta amable feria santanderina. Una fiesta que te reconcilia con el toreo gracias a toros con hechuras para embestir y a toreros que llegan a Santander como a favor de querencia. Y sólo un pero a cuanto ocurre en esta bella plaza de toros. Es la diferencia de criterio en el palco, alternando la generosidad en la concesión de trofeos con la cicatería en ocasiones como ayer en el segundo toro de la tarde, escamoteándole a Juan Ortega una oreja unánimemente pedida y que le impidió compartir salida triunfal con Roca Rey. 

Y ya metidos en harina, ese más de lo mismo que lleva Andrés Roca Rey en su esportón. No hay toro que se le resista ni plaza que no abra la puerta grande para él. Ayer tuvo que pechar con el lote menos colaboracionista, pero este torero puede con todo y lo que pretende lo consigue tocando las teclas adecuadas para que el triunfo no se le vaya de las manos. Llena la escena como ningún otro y como sabe cuáles son las debilidades del público de turno, allá que va él para darle al que paga lo que quiere. Con Lirón, un toro armónico, precioso de hechuras, pero que dio un juego poco acorde con su fachada, Andrés empezó brindándole su muerte a Cayetano en recuerdo al quite que éste le hizo el pasado año en esta misma plaza. Luego, algo que no falla para que la conexión funcione de inmediato. La fórmula archiconocida y que no está al alcance de cualquiera que es ponerse de rodillas en los medios y cuajarle un par de tandas de redondos. A partir de ahí, ancha es Castilla por muchas dificultades que ponga el burel. Una lección más de inteligencia y poderío con un toro muy exigente. Tenista se llamaba el segundo de su lote, un toro de La Ventana del Puerto que no iba a facilitarle las cosas. Probón y costándole salir de la muleta son dificultades para la mayoría, pero nimiedades para nuestro hombre. Brindó a la plaza, le abre caminos en dobladas llenas de temple, el toro no facilita cogerle la distancia, pero nada de eso es problema para el limeño. Otra vez da con las teclas que demanda el toro, arrimón, uno más, al canto, espadazo fulminante y puerta grande para él.

Ayudándose del simulado, Juan Ortega le cuaja este muletazo a ‘Venturoso’, toro al que debió cortarle una oreja.
Ayudándose del simulado, Juan Ortega le cuaja este muletazo a ‘Venturoso’, toro al que debió cortarle una oreja. / EFE

Y si Andrés tiene a este público que le baila en la palma de la mano, Juan Ortega va camino de agarrar el sitio que merece. Por lo pronto ha arraigado en el circuito norteño y ayer era muy esperado en Santander. Da gusto ver cómo se mueve por la plaza y la plaza se embelesó con su toreo de seda, como de caricia tras caricia. Y así fue cómo Juan pudo cortarle la oreja a Venturoso, pero la decisión del presidente lo evitó para que Santander reaccionase a contraestilo con una bronca estruendosa al usía. Sólo el inicio de faena, preñado de torería, o el maravilloso epílogo que precedió a la estocada a ley eran merecedores de premio, pero todo quedó en una vuelta al ruedo clamorosa. Hay que ver cómo torea Juan Ortega, qué cadencia, qué recital a la verónica no más salir Pardillo. La faena anterior fue más compacta, pero aquí si lograría tocar pelo. Y ordenemos los conceptos para encontrarnos un milagro aquí, un muletazo allá para un nuevo milagro salido de las telas de Juan. Este toro se lo había brindado a Natalia, la esposa de su apoderado, y tras una faena variopinta y rica en detalles, otro espadazo y aquí sí que hubo oreja.

Abría la terna Cayetano Rivera Ordóñez, que llegaba con el recuerdo de su buena tarde de hace un año aquí y la verdad es que lo vimos mejor que en Pamplona. Claro que el toro de Pamplona no es el toro de Santander, pero estuvo muy entonado el hijo de Paquirri, que hasta pudo tocar pelo si mata a la primera a Joyero y si hace lo propio con Malvarrosa. Con su acreditado valor cuajó unas buenas tandas al natural y se la jugó con el segundo en un inicio sentado en el estribo. Luego se iba perdiendo por la falta de estructura que tenían sus proyectos, pero estuvo muy digno.

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