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Joaquín Aurioles
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Pasas la escoba unas cuatro veces al día y recoges más pelo que si tuvieras un perro en casa. Te lavas las cabeza y descubres que tus manos están llenas de mechones de pelos cuando acabas de enjabonártela. Te cepillas la cabeza y eres incapaz de contar los pelos que se quedan alojados en el cepillo. En otoño no sólo se caen las hojas, también lo hace tu melena y forma parte de su ciclo natural. Aunque puede que el estrés sea un agravante más que haga que esta caída sana y natural (aunque nos disguste) sea mucho más abundante de lo que debería serlo.
Hemos vuelto a la rutina por la puerta grande. Cargados de incertidumbre, con la vuelta al cole de los niños y una complicada situación laboral, hemos dejado atrás el estado de aletargamiento que nos regalaron las vacaciones para vivir sumidos en un estado de permanente ansiedad. Ese estrés, al que hay que sumar la mala alimentación que traen consigo nuestros días acelerados, hacen que se nos caiga el pelo mucho más de la cuenta. ¿Cuántas veces habremos oído decir a nuestras abuelas aquello de en la época de la berenjena, a la mujer se le cae la melena? Y tienen razón.
La voz de la experiencia sabe que en otoño es habitual que nuestro cabello se caiga con más frecuencia o en mayores cantidades, pero siempre dentro del propio ciclo de crecimiento de nuestro cabello. El problema es que a esta situación natural hay que añadirle los efectos negativos que el estrés provoca en nuestra salud capilar.
Es importante mencionar que es normal perder entre 80 y 100 cabellos al día. Notar cabellos en la almohada o el cepillo no es motivo de preocupación, ya que es una reacción normal al ciclo de vida del cabello
El pelo siempre se están renovando y hay que tener en cuenta que tiene su propio ciclo de crecimiento, incluso el mismo cabello crece de formas distintas según la zona. Por eso no debemos extrañarnos al ver que nuestro cabello sufre caídas, porque en la mayoría de los casos no es motivo de preocupación y podemos ayudar a prevenirlo.
A la caída natural del pelo (¿has visto alguna vez un pino sin hojas? Pues también se caen, como nuestro pelo, y no se nota) a causa de su ciclo de crecimiento hay que añadirle la caída el pelo por estrés, por una pérdida de peso, por deficiencia de hierro y por cambios hormonales (menstruación, embarazo, menopausia...).
Antes de acudir a la peluquería a hacerte un tratamiento anticaída y antes de comprarte un millón de productos para fortalecer tu cabello, recuerda que en el alimentación siempre está clave de un correcto funcionamiento de nuestro organismo. Si nuestro organismo está sano y nuestra alimentación es completa, nuestro cabello no sólo lucirá bonito, también estará sano.
Es importante que consumamos alimentos ricos en vitamina del grupo B, ya que la vitamina B interviene en el metabolismo de la queratina. Encontramos vitamina B en la yema de huevo, el plátano, las almendras, las nueces, la naranja, la granada y la papaya. Otro nutriente a tener en cuenta es la biotina, que puede ser considerada como una vitamina y se encuentra en pequeñas cantidades en varios alimentos como el huevo, la leche o el plátano.
Recuerda llevar una dienta rica en vitaminas E y C, así como ciertos extractos naturales –como la granada– con alto poder antioxidante, ya que pueden contrarrestar los efectos del estrés oxidativo, dando al cabello una apariencia más vital y saludable.
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