Ansia viva

Óscar Lezameta

olezameta@huelvainformacion.es

El mejor mitin fue del obispo

Un obispo tiene todo el derecho a expresarse y los demás el mismo a indicar que no estamos de acuerdo con él

La campaña electoral languidece mientras cada pueblo intenta recuperar su pulso y buena parte de sus habitantes. Durante estos días uno ve la ciudad de otra manera, más humana, con más espacios perdidos en medio del trajín. Decía Gila que el principal problema de España era que nos han contado mal, por eso faltan hospitales, colegios o aparcamientos. Algo así sucede estos días con media provincia -siendo rácanos- en una aldea onubense que vuelve a ser, al menos durante unos días, una de las ciudades más pobladas de todo el país. Mientras tanto, los mensajes y los actos se reparten cortitos y sin sifón, esperando que regresen sus destinatarios al sitio donde viven. Cuando se conocieron las fechas de convocatoria electoral, sabíamos que esto iba a pasar. No había que tirar de sesudos estudios demoscópicos para confirmar que se han perdido cinco días enteritos. A lo mejor eso es lo que salimos ganado, vaya usted a saber.

Y en esto llegó el obispo. Aprovechando que la feligresía rociera se encontraba ante sí, que era su primera romería y que probablemente estaría más que cansado del desfile casi obsceno de candidatos muy preocupados en señalar que lo suyo era devoción y no un acto electoral (en cuyo caso deberían ir ante la Virgen la semana que viene en la que no hay nadie porque creo que su devoción será la misma), no encontró en el hermanamiento, la fe, la devoción y las ganas de recuperar lo que la pandemia nos quitó, suficientes motivos para centrar en ellos su homilía.

Por supuesto que sorprendió a pocos su contenido. Al fin y al cabo, lo que dijo es lo que la iglesia lleva diciendo siglos, es su manera de entender la vida y así volvió a recordarlo. También es cierto que la libertad de expresión arropa hasta las vestimentas clericales y tienen todo el derecho a hacer uso de ella. Lo torpe e innecesario fue el momento. Al día siguiente, Huelva regresó a los telediarios para poner en solfa unas manifestaciones de las que se habló en las ejecutivas de los partidos nacionales. En unas más que en otras.

A la iglesia le hace falta un buen fregao. Lo del obispo en el Rocío, sonó a rancio, a púlpito de hace décadas, a un adoctrinamiento que persiguen con saña, salvo cuando lo dan ellos, a un intentar dejar claro quién manda aquí, quién tiene influencia entre la gente. Munición para adversarios y ganas de movilizarse para aquellos que pensaban que el 19 había cosas más interesantes que hacer que acercarse hasta su colegio electoral para hacer uso de su santa voluntad en quién y cómo quieren ser gobernados. En un país que busca la que tal vez sea una de sus últimas oportunidades de aferrarse a la modernidad, este tipo de mensajes, la verdad es que no ayudan. Con perdón.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios