Ignacio Caraballo deja la Diputación tras una “campaña de acoso constante”
La dimisión del presidente provincial se precipita en los últimos días tras una denuncia por violencia de género
La actual vicepresidenta primera, Mª Eugenia Limón, está ahora en posición preferente para la sucesión
La salida de Ignacio Caraballo de la Diputación de Huelva se daba por hecha hace meses pero no se ha hecho efectiva hasta este jueves, cuando ha presentado su dimisión “profundamente meditada”, “prevista hace ya bastante tiempo”, y realizada como “un ejercicio de responsabilidad”.
Motiva esta decisión en una “campaña de acoso constante” a la que dice que ha sido sometido en los últimos meses, con “consecuencias muy dolorosas” para él y su familia. Lo cierto es que los acontecimientos se han precipitado en los últimos días, después de que, justo ahora una semana atrás, se supiera que había sido denunciado por un supuesto caso de violencia de género.
El propio Caraballo considera “falsa” esa denuncia de una exmilitante del PSOE que no ha tenido consecuencias judiciales por el momento para él: no se le han aplicado medidas cautelares ni ha sido acusado formalmente. Otra cosa es el coste personal y político, que se salda ahora con su renuncia sólo a la Presidencia de la Diputación, en principio. Seguirá siendo secretario general provincial socialista, sobre lo que no se han pronunciado todavía en Sevilla ni en Madrid.
La sucesión ya está en marcha y todo apunta a una mujer, María Eugenia Limón, alcaldesa de San Bartolomé de la Torre y vicepresidenta primera de facto de la Diputación. Es la que está mejor situada, sobre todo desde que hace sólo dos semanas el propio Caraballo diera un golpe de mando en la institución provincial y recolocara las fichas, con un nuevo organigrama que puso a su derecha a Limón, de 38 años, postulada por muchos hace meses para ese “relevo generacional” al que se apuntaba cuando llegara el momento de la salida del dirigente socialista, ahora con 67.
De hecho, no han sido pocos los que también han visto señales en la presencia creciente de María Eugenia Limón en actos públicos estos dos últimos meses, coincidiendo, además, con un momento en el que Caraballo ha adoptado una posición más discreta.
Los mecanismos, en cualquier caso, se han puesto en marcha para su relevo en la Diputación. En el pleno ordinario del próximo 6 de noviembre, dentro de una semana, se realizará el trámite formal de informar de la dimisión al Pleno provincial, paso previo a la convocatoria de una sesión extraordinaria que debería producirse en el plazo de diez días para definitivamente investir a la persona que ocupe la Presidencia.
Antes, este mismo fin de semana, la Ejecutiva provincial del Partido Socialista debe pronunciarse sobre este importante reemplazo institucional. Todo indica que la designación se producirá entonces, aunque después deba llegar el trámite de la aprobación por parte de las ejecutivas regional y federal.
La incógnita que quedaría por despejar es, precisamente, el futuro de Ignacio Caraballo al frente del PSOE en Huelva. Ya hace tiempo meditó su posible retirada e incluso vinculó su continuidad a lo que dictara la militancia, pero tenía de su lado el favor del partido en los municipios que él mismo se ha encargado de revitalizar desde sus tiempos como secretario de Política Municipal y, posteriormente, como presidente de la Diputación, con un estrecho trabajo con alcaldes y concejales.
En realidad nunca se cuestionó real y abiertamente su gestión, refrendada sobre todo en las últimas elecciones generales, con una creciente cuota de votos y un peso muy similar al de los mejores años del PSOE en Huelva.
Últimos movimientos
Sólo la brecha abierta en el socialismo andaluz en los últimos tiempos ha alterado la, al menos aparente, paz interna que se respiraba en la provincia. Y algunos encuentran ahí la explicación a los últimos movimientos internos en la Diputación, con los que Caraballo desplazó a diputados que fueron de total confianza suya, como el teniente de alcalde de Puerto Moral, Ezequiel Ruiz, o el concejal capitalino Pepe Fernández, para dejar sus vicepresidencias provinciales en favor de María Eugenia Limón, y de la alcaldesa de Gibraleón, Lourdes Martín, y el alcalde de Bonares, Juan Antonio García.
Por eso hace sólo unos días fue visto ese movimiento como la definitiva apuesta de Caraballo por la regidora de San Bartolomé para su sucesión, vinculada o no al posible juicio oral que aún puede abrirse en su contra por un presunto soborno en Aljaraque.
Pase lo que pase, la dimisión se ha producido ahora y pone punto y final a nueve años con el orgullo, en cualquier caso, de haber hecho de la Diputación “un instrumento eficaz y cercano”.
La trayectoria de un “municipalista convencido”
No los aparenta pero Ignacio Caraballo tiene 67 años cumplidos, de los que lleva 36 afiliado al PSOE y a la UGT. En 1991 fue elegido alcalde de su pueblo, Chucena, en el Condado onubense, a cuyo frente ha estado 17 años ininterrumpidos, y en el que se mantiene como concejal. Con José Cejudo como presidente, accedió en 2003 a la vicepresidencia de la Diputación, en la que siguió después con Petronila Guerrero hasta 2011, cuando la sucedió al frente de la institución. También ha sido durante años presidente del Patronato Provincial de Turismo, cargo del que no ha trascendido si continuará. En el Partido Socialista fue secretario de Política Municipal entre 2004 y 2008, y secretario de Organización hasta 2012, cuando accedió a la Secretaría General en sustitución de Mario Jiménez.
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