Son dos, y entre ambas, la distancia

Días de Cómics

'El ruiseñor de dos cabezas' (2023), de Helio Mira y Mart Yuls, es un cómic que narra la historia de dos siamesas de finales del siglo XIX, que fueron tratadas como monstruos de feria

No tan ejemplar

Dos hermanas siamesas.
Dos hermanas siamesas. / M.G.
Gerardo Macías

16 de junio 2024 - 07:00

Huelva/En Libro del desasosiego (1982), de Fernando Pessoa, podemos encontrar la cita "Soy dos, y entre ambos, la distancia", que podría aplicable, entre otros muchos siameses anónimos, a las hermanas Millie y Christina McCoy, que, a finales de 2023, protagonizan el cómic El ruiseñor de dos cabezas, de Helio Mira y Mart Yuls.

El ruiseñor de dos cabezas narra la historia de dos hermanas siamesas nacidas a finales del siglo XIX, que fueron tratadas como monstruos de feria. La historia se cuenta a través de una investigación periodística. Helio Mira y Mart Yuls ponen al lector en la encrucijada de sufrimiento de esta historia, que aunque no sea un cuento de hadas, sí que es una historia vitalista, en la que se nota la admiración de los autores hacia Millie y Christine, y al mismo tiempo, es la descripción de unas vidas que no fueron fáciles.

La historia, que está narrada en flashback, da comienzo el 4 de octubre de 1886, que es la fecha en la que nacieron en Carolina del Norte dos hermanas siamesas destinadas a una vida de calamidades y abusos como atracción de feria. Paradójicamente, gracias a esa vida alcanzaron el estrellato y pasaron a ser conocidas por su sobrenombre artístico: El Ruiseñor de Dos Cabezas. El periodista Walter Peters inicia una investigación que le llevará a través de la historia de las hermanas McCoy, entrevistando tanto a sus familiares y amigos, como también a los explotadores y dueños a los que pertenecieron. Una conmovedora historia real que no dejará indiferente a nadie.

Ni a Mira ni a Yuls les tiembla el pulso a la hora de mostrar lo más complicado de este viaje: las personas que están dispuestas a traficar con las siamesas, o la vida sexual de las dos mujeres. Se trata de realidad ficcionada, pero realidad al fin y al cabo, realidad que se narra con una gran sensibilidad, lo que acaba siendo la mejor fórmula para entrar en terrenos demasiado complejos.

Empezar por el final es habitual en historias biográficas y es la ruta de Mira para conseguir que entremos en situación inmediatamente. Lo hace sumando un punto de vista de investigador que va descubriendo todo lo que pasaron Millie y Christina en sus vidas. De esta forma, lo que están contando Mira y Yuls pasa por distintos prismas, lo que le da un empaque todavía mayor y las licencias necesarias para recrear la realidad. Sin dejar que sean las siamesas las que cuenten su historia, consigue que las protagonistas sean relevantes y carismáticas pero sin dejarse llevar por lo que ellas mismas quieran contar. Helio Mira consigue que este escenario tan complicado sea creíble. Se trata de una biografía muy completa y nada fácil de equilibrar, porque está obligado a hablar de la convivencia entre Millie y Christine, pero también de la de ambas con la sociedad, que por lo general es arisca con todo lo que no comprende.

A pesar de que en el estilo de dibujo de Mart Yuls hay más rasgos humorísticos que realistas, en ningún momento se les podría ocurrir a los lectores la idea de que El ruiseñor de dos cabezas pudiera ser una comedia. Este cómic narra un drama muy bien planteado visualmente, donde podemos encontrar muchos detalles que, instantáneamente, nos trasladan a la misma época en la que está ambientada la historia, y los percibimos casi sin esfuerzo, de manera inconsciente, lo que nos permite concentrarnos en lo que es realmente lo más importante: los personajes. Y por encima de todos, las hermanas siamesas.

Podría parecer sencillo dibujar algo así, pero hay que hacerlo con la suficiente naturalidad para que aporte muchas emociones, desde la frialdad interesada de quien quiere sacar partido de las siamesas, hasta el sufrimiento de las dos protagonistas. Aunque fuese por la rareza de las protagonistas, El ruiseñor de dos cabezas ya tenía mucho terreno ganado, pero el desarrollo confirma que se trata de una una buena historia, muy bien estructurada y llevada con acierto. Es lo que hay que pedir a este cómic que se basa en una realidad que, si no nos lo advirtieran desde sus mismas páginas, cualquier lector podría pensar que es totalmente ficticia, inventada desde cero.

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